Quinta sesión del Curso de Verano "La segunda vida del arte clásico: pervivencias, cambios y renacimientos", del Departamento de Historia del Arte, impartido por la directora del curso, Pilar Diez del Corral, y titulado "Dánae, la princesa argiva de Jan Gossaert: un mito clásico y su reinterpretación en Flandes", un ejemplo práctico de la recepción y de la pervivencia del arte clásico.
En 1812 los hermanos Green publican sus famosos cuentos. Entre ellos, la "cazaestrellas", que va entregando todos sus bienes, que son recompensadas con estrellas. Hasta los años 60 no se publica su relación con el mito de Dánae, heredada de la mitología griega, que transmite lecturas relacionadas con la pureza, la castidad o la lujuria.
En los antecedentes clásicos, al Rey de Argos le dicen que morirá a manos de su nieto y cuando descubre que va a nacer Perseo no cree que es hijo de Zeus y decide encerrar a su hija Dánae en un arcón y la lanza al mar. Hay escenas en vasos del encierro del arcón con Dánae y Perseo. En otras escenas, Dánae aparece inclinada ya con la lluvia de estrellas en un espacio cerrado. En el mundo griego, el desnudo es más simbólico que obsceno, no así en el mundo romano que se centra en la escena de la lluvia de oro y levantando su manto, circulando en pequeños objetos como monedas con expresión de fertilidad y legitimidad.
Tras el periodo clásico, el mito de Dánae se transforma en la Edad Media, rescribiéndolo, vinculándolo con la corrupción, por un lado y por el otro con la concepción inmaculada partir del siglo XII, En representaciones del siglo XV aparece dentro de una torre custodiando su virginidad y con Zeus representado como el Espíritu Santo. Y en otra escena, Zeus aparece emitiendo rayos como en la anunciación. Se usa el mito clásico griego como una preconfiguración de una creencia cristiana. "La idea común de griegos y cristianos es la de la concepción de un hijo sin contacto físico".
"En 1527, Jan Gossaert lo dibuja uniendo el preciosismo flamenco con la monumentalidad clásica". No la conocemos pero Dánae es una figura singular con una identidad propia, no una copia. Felipe de Borgoña -su mecenas-, hijo ilegítimo del emperador Maximiliano, viaja a Roma como embajador acompañado de Gossaert. Allí este dibuja y estudia esculturas -centrándose en los desnudos- y ruinas antiguas, cuadernos de dibujo que luego interpreta en sus obras.
En su óleo del mito de Dánae es la primera pieza que introduce el desnudo mitológico en el norte de Europa pero sin alcanzar la naturalidad italiana. "No pretende provocar deseo sino que es una creación intelectual". Mantiene el detallismo en varios elementos como la lluvia dorada, el cabello, el velo o el seno y copia el esfumato en otros. La figura aparece en el centro de una estancia corintia, clásica en su estructura pero flamenca en su ornamento. "El velo azul ultramarino que envuelve el vientre evoca la virginidad de María o la anunciación, sin dejar el elemento erótico de la figura femenina mostrando un pecho, las pernas abiertas y suelto el ceñidor", explica Pilar Díez.
"Esta obra es una poesía renacentista que celebra el desnudo y el mito que legitima la presencia del desnudo en un ambiente que, en principio, no lo acepta, como es la moral cristiana. Su valor reside en su calidad técnica y su valor iconográfico" concluye.
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