jueves, 30 de junio de 2016

La importancia de la geología molinesa

¡Impresionante! ¡Espectacular! Estos son algunos de los apelativitos que se pudieron escuchar este jueves, 30 de junio, durante la segunda jornada del curso de verano de la UNED “Geoparque  de Molina-alto Tajo: la divulgación del Patrimonio geológico”. Pero, ¿por qué tanto entusiasmo? ¿Cuál es la razón de que a los asistentes les gustase el segundo día de curso? Muy fácil. Pudieron poner en práctica los conocimientos teóricos del miércoles. Y lo hicieron, además, pisando terreno.Conocieron en primera persona algunos de los valores que contiene el mencionado espacio molinés.

 
Luis Carcavilla

El recorrido comenzó en el Barranco de la Hoz, un inigualable cañón excavado por el río Gallo. Allí, asomados a un magnífico mirador, el investigador titular del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Luis Carcavilla, realizó la presentación de la visita. Un viaje didáctico que continuó con una caminata descendiendo por una ladera del valle, hasta desembocar en la ermita de la Virgen de la Hoz. En concreto, se realizó una de las Georrutas diseñadas en el lugar. Mientras se andaba, Carcavilla comentaba algunos de los elementos más importantes del emplazamiento. Mencionó, a grandes rasgos, la evolución de las formaciones pétreas del lugar.

De hecho, indicó que las rocas que mayoritariamente se observaban eran de origen continental. Así, los estudiantes se deleitaron con la combinación de los planos horizontales y verticales de las mismas, surgidos de los esfuerzos tectónicos de los últimos 250 millones de años. Un proceso que ha permitido, por ejemplo, la aparición de los «torreones» existentes en el cañón del río Gallo. Asimismo, y a lo largo del paseo, también se pudieron observar restos fósiles del oleaje del río.

En cualquier caso, el interés del Barranco de la Hoz no sólo se queda en sus areniscas y conglomerados procedentes del Triásico Inferior. “Se trata de un lugar donde se combinan aspectos interesantes desde el punto de vista geológico, botánico, faunístico y cultural”, confirmaban los gestores del parque. Una relevancia que supieron transmitir perfectamente a los asistentes  al curso.

Miguel Ángel Rodríguez Pascua

La continuación de un viaje espectacular

Pero, a pesar de este interés evidente, la visita siguió su curso. Y lo hizo para promocionar la riqueza geológica molinesa. Por ello, se tomó el camino descendente del río Gallo. Así,  se dejaba atrás la región pétrea continental para adentrarse en la que, inicialmente, se originó bajo el mar. Unos inicios que han permitido que exista una roca más carbonatada –caliza–, lo que ha ido generando un cambio en la vegetación.  Existen más sabinas o arbustos, frente al predominio del pinar existente unos pocos kilómetros más atrás.

Además, los cambios en el paisaje no quedan aquí. El valle se ensancha. Y, por tanto, aparecen los primeros asentamientos humanos permanentes. Localidades como Torete –primer pueblo tras el Barranco de la Hoz– han podido sobrevivir en el lugar gracias a que en los «antiguos suelos marinos» hay más posibilidades de encontrar recursos fundamentales para la vida, como el agua.

Pero las sorpresas continuaban según se avanzaba en el viaje. Así, más adelante se pudo disfrutar de los pliegues en acordeón de Cuevas Labradas. Un contexto geológico inigualable, que fue explicado por científico titular del IGME y profesor asociado de la UNED, Miguel Ángel Rodríguez Pascua. Se tratan de unas formaciones que, en palabras del mencionado experto, “afectan a la serie jurásica y se constituyen como un perfecto modelo para explicar cómo afecta el plegamiento de diferente manera a distintos materiales”. “Éste es el mejor lugar de la Península ibérica para ver pliegues”, aseguraba Rodríguez Pascua.

Javier Lario

Una gran transcendencia que también es ejemplarificada en la roca de falla que se visitó a continuación. “La falla del Alto Tajo tiene una orientación NW-SE y marca la zona donde se encaja el río Tajo desde Peralejos de las Truchas hasta el Puente de San Pedro”, indicaban los expertos. En el caso concreto de la formación visitada, es una cataclasita ubicada en una zona de fracturación desarrollada durante la Orogenia Alpina. “La roca de falla es aquella que se ha fracturado y que queda completamente triturada”, confirmaba Miguel Ángel Rodríguez Pascua. El afloramiento visitado –que es el más grande de España en su categoría– tiene más de 300 metros visibles y se encuentra en el valle del río Gallo.

Pero la riqueza del Geoparque de Molina es impresionante. A todos los ejemplos mencionados se deben unir las Tobas del Campillo, ubicadas en las inmediaciones del Puente de San Pedro. “Su interés se centra en su potencial para reconstruir la evolución reciente de la zona y en la información paleoclimática de la región”, subrayaban los organizadores del curso. Son rocas que van creciendo y transformándose por la precipitación. 

Viaje al centro de la Tierra

Pero si el edificio tobáceo de El Campillo levantó un gran interés entre los asistentes, la sima de Alcorón no se quedó atrás. Su desarrollo vertical es habitual en las formaciones de este tipo y es resultado de las propias características y evolución del terreno kárstico. Tiene una profundidad de 88 metros –de los cuales son visitables 60–, y allí estuvieron todos los asistentes del curso, que pudieron observar un pilón que recoge las aguas que caen por la pared, formando una colada estalagmítica. “¡Nos hemos metido dentro del Karts!”, exclamaba Javier Lario, profesor de la UNED y director del programa “Geoparque  de Molina-alto Tajo: la divulgación del Patrimonio geológico”.

Como colofón, y tras explicar la disonancia angular existente en la cuenca de Zaorejas, alumnos y profesores se dirigieron al Mirador del Tajo. Se trata de una infraestructura  desde la que se divisa una magnífica visión de los cañones del río. De esta forma, a vista de pájaro, se pueden repasar algunos de los elementos geológicos, faunísticos y florísticos más importantes de la comarca. Es un emplazamiento que, además, se ha adaptado para personas con deficiencia visual. Gracias a la colaboración entre el Geoparque y la ONCE se han instalado paneles en braille y se han mejorado los accesos. “Los invidentes en este punto perciben unas sensaciones de las que el resto no nos percatamos”, concluía Luis Carcavilla. Por tanto, éste es un emplazamiento mágico, que se constituyó como un gran final a una jornada intensa, en la que se conocieron lugares únicos.

miércoles, 29 de junio de 2016

Carcavilla y Monasterio se vuelcan con el Geoparque de Molina

La ciudad de Molina de Aragón es un lugar que depara muchas sorpresas. Y el Señorío, todavía más. Es una tierra rica en cultura, tradiciones, historia, patrimonio y naturaleza. Una realidad de la que son muy conscientes en el Centro Asociado de la UNED en Guadalajara. Por ello, han organizado la segunda edición del curso de verano «Geoparque de Molina-Alto Tajo: la protección y divulgación del Patrimonio Geológico». Se trata de una iniciativa que se ha inaugurado este miércoles, 29 de junio de 2016, y que se prolongará hasta el próximo viernes, 1 de julio.


La apertura del curso, con los directores y los 
dos primeros conferenciantes.

Una propuesta que está reuniendo en la capital molinesa a lo más granado de la geología nacional. Expertos de primer nivel han acudido a la localidad para divulgar y reflexionar sobre la mencionada disciplina. Y más concretamente en torno al Geoparque existente en la zona. Todo ello, además, lo han hecho con una doble perspectiva. Por un lado, la teórica –durante la primera sesión se han impartido sendas charlas introductorias–. Y, por otro, la práctica. De hecho, tanto el jueves como el viernes se han previsto dos salidas de campo, en las que se conocerán diversos aspectos geológicos de relevancia existentes en la comarca. Todo ello ha sido posible gracias a la estructura pedagógica modular propia de la UNED, según reconocía el director del curso, Javier Lario.

Un esfuerzo divulgativo que está vinculado con la necesidad y la querencia por promocionar los conocimientos científicos entre la población. “El ciudadano paga nuestra investigación y, en consecuencia, tiene derecho a saber lo que se hace”, aseveraba Miguel Ángel Rodríguez Pascua, científico del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y profesor asociado de Geología de la UNED. Por eso –incidía Rodríguez Pascua– se debe apostar por la divulgación a través de diversas herramientas, como el seminario que se está desarrollando en Molina de Aragón.

Las primeras dos conferencias del curso

Por ello, además del apartado práctico –que dará comienzo el jueves, 30 de junio– han tenido lugar sendas intervenciones de carácter teórico. Ambas se han desarrollado el miércoles 30, y han tenido a la geología y al Geoparque molinés como protagonistas. En este sentido, el primero en intervenir fue el investigador del IGME y director científico del Geoparque, Luis Carcavilla, cuya plática fue precedida por la de Juan Manuel Monasterio, gestor del Geoparque de Molina-Alto Tajo y director del Museo de la capital del Señorío.

Luis Carcavilla

Durante su alocución, Carcavilla quiso poner en valor la relevancia de la figura de la UNESCO. En cualquier caso, en ambas intervenciones se quiso dejar claro qué implicaciones tiene dicho reconocimiento. “Un Geoparque debe comprender un cierto número de lugares geológicos de espacial importancia en cuanto a su calidad, rareza, estética científica o valor educativo”, se señaló durante la apertura del curso de verano de la UNED. “La mayoría de los sitios presentes en el territorio de un Geoparque deben ser parte de su patrimonio geológico, pero su interés puede ser también arqueológico, ecológico, histórico o cultural”, continuaban

Un poco de historia

Por tanto, durante la apertura del curso de verano que la UNED se ha hablado mucho de los Geoparques. Incluso se ha explicado en qué consisten. Pero, ¿cuál es el origen de esta figura? El pistoletazo de salida de la idea tuvo lugar hace poco más de 15 años. “En el 2000, cuatro territorios europeos que tenían una geología espectacular se pusieron de acuerdo y crearon el mencionado reconocimiento”, recordaba Luis Carcavilla.



El curso sobre el Geoparque de Molina está 
teniendo muy buena respuesta de público

De esta forma, y progresivamente, fue creciendo el número de adhesiones al proyecto, fundándose una red europea centrada en este tipo de espacios. Una organización que se acabó constituyendo en mundial, gracias al predicamento que llegaron a tener este tipo de declaraciones. Una figura que, a pesar de no llevar aparejadas limitaciones –en el sentido naturalista del término, ya que no se trata de un espacio protegido–, sí que tiene otras muchas ventajas. Entre ellas, los intentos de conservación del entorno geológico, de divulgación de dicha riqueza y de fomento del turismo en la zona afectada.

Ante estas circunstancias, en 2004 la UNESCO auspició el programa de Geoparks. Sin embargo, no fue hasta hace unos pocos meses, en noviembre de 2015, cuando los Geoparques pasaron a constituirse como parte integrante del mencionado organismo internacional. Un gran paso adelante que preservó muchos de los controles existentes hacia los mencionados espacios. De hecho, cada cuatro años hay evaluaciones de cada uno de los Geoparques, los cuales pueden perder su condición si no se han cumplido los requisitos firmados al inicio de cada periodo.

Molina de Aragón: a la cabeza de España (y del mundo)

Una exigencia que no es óbice para que la Península Ibérica se constituya como el espacio europeo con el mayor número de declaraciones de este tipo, con más de una decena de ejemplos. Y el Señorío de Molina es uno de los afortunados. Condición que ha conseguido gracias tanto a sus múltiples potencialidades geológicas, como a sus importantes relieves kársticos, a sus impresiones pliegues, a sus yacimientos fósiles o a diversos ejemplos pétreos de una relevancia. Incluso, contiene un estratotipo único en el mundo, el de Fuentelsaz, que sirve de guía para el estudio de la transición entre el Jurásico Inferior y el Medio.



Juan Manuel Monasterio

Ante la variedad y cantidad de estos valores, no es de extrañar que el Geoparque molinés se constituya como el más grande de Europa. Su superficie es de 4.186,9 kilómetros cuadrados –casi un tercio de la provincia de Guadalajara–, y en su interior se incluyen 77 municipios. Por ello, Juan Manuel Monasterio apostaba por una visión general del mencionado territorio, para comprender la relevancia de su riqueza. “Esta visión holística y global es la que nos da las potencialidades del Geoparque de Molina”, subrayaba, al mismo tiempo que ponía en valor lo necesario de su divulgación. Por ello hizo referencia al Museo de la capital del Señorío, así como a otras iniciativas molinesas que promocionan la geología de la comarca. “Todo lo que la sociedad ha invertido, se lo tenemos que devolver”, concluía.

Y como una imagen vale más que mil palabras, Juan Manuel Monasterio no dudó en llevar a todos los alumnos del curso de verano de la UNED a recorrer el Museo de Molina. Un magnífico colofón a dos intervenciones de altura: la del propio «Manolo» y la de Carcavilla.

martes, 28 de junio de 2016

La UNED concede a Camilo José Cela el reconocimiento que aún no le ha dado la literatura

La tercera y última jornada del Curso de Verano de la UNED dedicado a Cela propició la participación en la sesión final de dos entendidos de la literatura.

El catedrático de Literatura Española de la UNED y director del propio curso, Julio Neira, ahondaría durante su tiempo en la que quizá sea una de las cuestiones más desconocidas para el público general, como es la fundación, por parte del propio Camilo José Cela, de una revista literaria.

El profesor Neira durante su intervención.
Bajo la denominación de Papeles de Son Armadans, ésta vino a constituirse como una tribuna abierta en la que poetas experimentados y emergentes podían sencillamente expresarse. Entre la extensa nómina de colaboradores se encontraban incluso autores prohibidos -exiliados-, que volverían a ser leídos en una publicación española.

Corría el año 1955 cuando Camilo José Cela decide crear esta revista literaria con el único ánimo de convertirse en la gran revista de posguerra, donde la literatura y el pensamiento tuvieran su espacio y también su crítica. Lo que se inició como una aventura con los peores presagios, terminaría siendo una publicación imprescindible a lo largo de 276 números y 24 años de existencia.

Por sus páginas pasaron 1.070 autores, colaboradores necesarios del éxito de una revista que destacó por la calidad de los textos publicados y la gestión llevada de manera excepcional, tal y como se encargaría de reiterar en diversas ocasiones el propio Cela, por el poeta José Manuel Caballero Bonald. El tándem Cela-Caballero Bonald propició que la publicación consiguiera llegar a representar la cultura española pese a la ruptura ideológica de entonces. Lo conseguiría en tan solo cuatro meses.

No fue todo, sin embargo, un camino de rosas para la publicación. Las dificultades económicas acompañarían en numerosas ocasiones a la revista, sustentada por la publicidad y las suscripciones de sus lectores, pero nunca por las instituciones, lo que le aseguraba su total independencia.

De los devenires de la revista, de su revolucionaria concepción y bagaje, y de las circunstancias que rodearon a los que fueron sus sustentadores también hablaría el profesor Neira para completar una ponencia meticulosa y bien documentada que sorprendió a los asistentes por su novedad.

La invención de un escritor

El turno del historiador de la literatura José Carlos Mainer estuvo dedicado a desgranar la construcción del Cela escritor. Todo un ejercicio intelectual que comenzaría con un elogio hacia Cela al reconocer que realizó un gran esfuerzo por inventarse a sí mismo como escritor, y más aún hacerlo en unos tiempos nada fáciles.

Mainer hizo un recorrido por el Cela escritor.
“Se ganó merecidamente ser considerado el escritor de la posguerra” con títulos como Viaje a la Alcarria, La Colmena o La familia de Pascual Duarte. La dignificación de su carrera literaria vendría dada por su ingreso en la Real Academia Española en 1957 y la fundación de la revista Papeles de Son Armandans, uno de sus logros más cabales y en el que Cela se convierte en ensayista de interés general. “Cela perseguía el éxito; quiso serlo todo, y vio en la literatura la forma de poder serlo”, apostilló el ponente.

El declive de Cela vendría a partir de los años 70. De una parte, el escritor se equivoca al desechar lo que precisamente le hace destacar, el lenguaje sencillo; éste se vuelve barroco y, con él vendrán los malos textos, las ediciones baratas, los resentimientos y rencores.

Su relación con Marina Castaño y sus apariciones en las revistas del corazón tampoco ayudarían a su imagen, traducida a un personaje rudo, maleducado y grosero del que no habría ni rastro en su vida personal, tal y como se encargaron de puntualizar los que le conocieron en las distancias cortas.

Imagen de la clausura del curso dedicado a Cela.
Se dice que el último Cela fue el peor enemigo de sí mismo. Sus excentricidades, escándalos, constantes salidas de tono crearon todo un monstruo a su alrededor que, si bien le otorgó la fama, acabó finalmente por comerse al escritor.

Esa aversión generalizada a Cela, o mejor dicho, al personaje que creo en torno a su persona y al escritor, es precisamente la que impide colocar al escritor en el lugar que se merece dentro de la literatura española. Y parece que aún hoy todavía es demasiado pronto para redimir sus pecados y quedarnos solo con su genialidad literaria. Una reflexión con la que concluyó este Curso de Verano que ha cumplido con creces el recuerdo del autor en el centenario de su nacimiento.

La UNED restablece la trascendencia de la huella dejada por Cela en Guadalajara y su 'Viaje a la Alcarria'

Aún con la sensación de haber sido testigos pocas horas antes de una portentosa lección de prosa poética a cargo de Camilo Cela Conde y Jorge Trulock, arrancó la segunda sesión del Curso de Verano dedicado a Camilo José Cela, que en esta ocasión se extendería a lo largo de una maratoniana jornada en la que se descubrieron las facetas menos conocidas del Nobel y se abordaría de una manera más profunda el origen y desarrollo de Viaje a la Alcarria. A ese empeño se ocuparían durante la sesión matutina dos estudiosos y biógrafos de Cela: Francisco García Marquina y Tomás García Yebra.

El curso ha despertado el interés del público.

Entrañable fue la intervención de Marquina, ante todo amigo, después estudioso y biógrafo de Camilo José Cela, un hombre, del que dijo, unió su nombre al de Guadalajara el día mismo en el que decidió emprender su particular viaje a la Alcarria tal día como el 6 de junio de 1946. Una tierra en la que, aún sin saberlo, pero que confesaría más tarde, pasaría los años más felices de su vida, porque fue precisamente aquí donde se sucedieron algunos de los hitos más importantes de su experiencia vital: la concesión del Nobel, la boda con la que sería la mujer de su vida, Marina Castaño, el otorgamiento del título de marqués de Iria Flavia o la celebración de su 80º cumpleaños.

Fue su necesidad de huir de lo cotidiano y de su ilusión por conocer cosas nuevas las que empujaron al escritor a iniciar este viaje; un viaje con el que salvaría su dificultad por encontrar temas sobre los que escribir, el camino ya le ofrecería los argumentos necesarios; y satisfacer su necesidad de protagonismo. La elección del lugar fue más bien cosa del azar, o quizá se avenga a razones más propias de la necesidad de alimentación y la economía de gastos. Sea como fuere, Cela emprende un viaje que le llevaría a escribir, posiblemente, su mejor libro y permitiría su consagración como escritor del siglo XX.

García Marquina durante su análisis de la literatura de viajes de Cela.
La literatura de viajes, dijo García Marquina, permitió a Cela crear obras en las que el lector podía conocer los valores antropológicos y etnográficos de una España desparecida. A diferencia de la generación del 98, Cela si recorrería los terrenos y caminos por los que discurrió, extrayendo de ellos lo verdaderamente importante; escribiendo sobre ellos y sus gentes de una manera romántica; creando descripciones sensoriales al tiempo que practica la economía expresiva; haciendo, en definitiva, un difícil ejercicio de escribir con sencillez.

Adulaciones y reproches

Tras García Marquina, fue momento para profundizar en una de las facetas menos conocidas de Cela, aunque no por ello dignas de estudio y espacio en este Curso de Verano: la literatura epistolar. De desgranar la riqueza literaria adherida a la correspondencia del autor se encargaría el periodista y biógrafo Tomás García Yebra, quien realizó una brillante exposición sobre los rasgos que la definen: espontaneidad, ritmo, sencillez, ironía, elegancia… y que ejemplificó con una serie de lecturas que no hicieron más que escenificar la genialidad de Cela como remitente. A este género se le atribuyen, como poco, más de 90.000 cartas que se encuentran celosamente custodiadas en el archivo de su Fundación.

García Yebra durante su ponencia en torno a la literatura espistolar.
Tras las alabanzas hubo momento para el reproche póstumo. García Yebra recriminó a Cela hacer equivocados experimentos que vendrían a marcar el propio declive de su creación literaria, caracterizada en los últimos años por un lenguaje barroco, más propio de un escritor intelectual que de un escritor sensorial.  A este despojamiento de la sencillez para enrolarse en el manierismo se unió el descrédito popular y la mala fama que Cela se granjeó en los últimos años con la puesta en escena de un personaje cada vez más histriónico y provocador, fruto de sus campañas de marketing, y al que tampoco ayudaría, al parecer, Marina Castaño.


Tras los pasos de Camilo José Cela

Como antesala a la mesa redonda que se desarrollaría durante la sesión vespertina en el castillo de Torija en torno a su libro estrella, los asistentes revivieron con la lectura de algunos extractos de Viaje a la Alcarria, en la voz de Enrique G. Jordá, el recorrido que Cela realizaría desde Guadalajara hasta Torija, pueblo que se vanagloria de ser el único que acoge un museo dedicado a un libro.

Lectura de Enrique G. Jordá en el lavadero de Torija.
Foto: Raquel Triguero
Leyenda que recuerda el paso de Cela por Torija.
Foto: Raquel Triguero

Situado en la Torre del Homenaje de la fortificación, éste alberga a lo largo de tres plantas una colección de recuerdos personales que el escritor utilizó en su recorrido, entre los que destaca el facsímil de sus cuadernos de notas, así como otros tantos objetos cedidos por los lugareños y fotografías que ilustran el paso de Cela por la comarca.

Los participantes en el curso tuvieron oportunidad de conocer el Museo de Viaje a la Alcarria.
Foto: Raquel Triguero
Fotografía del Nobel durante su visita a la Alcarria.
Foto: Raquel Triguero
Pasaje del libro Viaje a la Alcarria que ambienta el recorrido del visitante.
Foto: Raquel Triguero
Tras la visita, y en torno a una mesa rectangular que se quedó pequeña ante tanto ilustre, se propició una nueva sucesión de ponencias que ofrecerían enriquecedores análisis de Viaje a la Alcarria desde distintas perspectivas.

El cronista provincial Antonio Herrera Casado abordaría su intervención desde un punto de vista novedoso como es el patrimonio artístico e histórico. Según Herrera Casado, a  lo largo de los 18 lugares que visita, Cela se topará con 136 edificios o espacios urbanos, aunque solo mencionará en el libro 27; cifra que da cuenta del escaso interés del escritor por describir el patrimonio con el que se encuentra, y con el que lo hace, lo hará de manera superficial y, en ocasiones, con inexactitud. Su interés se centraría más en ahondar en el paisaje y paisanaje con los que se toparía en su camino.

La mesa redonda despertó el interés de los vecinos deTorija.
Foto: Raquel Triguero
El biógrafo Francisco García Marquina vino a constatar y desmentir con su intervención algunas de las incógnitas que aún hoy rodean al viaje del escritor. Lo haría casi de corrido, ofreciendo una respuesta clara y concisa a cada pregunta que formulaba.  Así, desveló que el exotismo y el azar fueron las razones por las que Cela vino a la Alcarria a hacer su viaje. Éste lo realizaría en primera persona, la mayor parte a pie, otras veces en coche de línea. Estaría acompañado en ocasiones por dos fotógrafos, otras veces emprendería su camino en solitario. La realidad o ficción de sus personajes, poco importan, aunque destaca que al grupo de los de carne y hueso pertenece aún hoy Pepita Sánchez de Taracena, de 79 años, que actualmente vive en Tarragona. Fueron éstas algunas pinceladas con las que García Marquina acompañaría la revelación de las claves del éxito de la obra: es un libro de viaje romántico, con textos nada intelectuales, sino muy sensoriales, y está escrito con mucha sencillez.

Imagen de los ponentes que participaron en la mesa redonda.
Foto: Raquel Triguero
Precisamente esa sencillez es la que da vigencia al libro 70 años después de su creación, determinó el periodista Santiago Barra, a quien le tocó desmenuzar las aportaciones que se hicieron recíprocamente el autor y la comarca a sus propios devenires: Cela se consagró como autor; la Alcarria, por su parte, fue conocida en todo el mundo gracias a los 11 millones de ejemplares vendidos. Esta visión fue ampliada por el periodista y co-director del curso, Pedro Aguilar, quien indicó que Cela le debe a Guadalajara el escenario de una de sus mejores obras y la lealtad de su gente, que siempre fue muy generosa con él; mientras que Guadalajara le debe a Cela un libro que es un referente de la literatura universal, su ubicación en el mapa y el mejor recurso de promoción turística que pueda tener Guadalajara.




lunes, 27 de junio de 2016

Camilo Cela Conde y Jorge Cela Trulock abren el Curso de Verano dedicado al Nobel compartiendo recuerdos con una gran carga poética

Los homenajes a Camilo José Cela no paran de sucederse. La tarde de hoy brindó nuevos momentos para ser guardados en la memoria, esta vez de la mano del Centro Asociado de la UNED de Guadalajara, que arrancaba una nueva edición de sus Cursos de Verano con un monográfico dedicado al Nobel, del que se cumplen en este 2016 100 años de su nacimiento.

La institución educativa aportaba así su granito de arena a una conmemoración que contaría en su jornada inaugural y de apertura del curso con dos hombres que conocieron muy bien al escritor: su hijo, Camilo Cela Conde, y su hermano, Jorge Cela Trulock. Dos personas que, sin lugar a dudas, aportaron la dimensión más desconocida y cercana del escritor. Arropándoles en la mesa y en sus intervenciones estarían el director del Centro Asociado de la UNED, Jesús de Andrés; el delegado de turismo de la Diputación provincial de Guadalajara, Jesús Parra; y el co-director del curso, Pedro Aguilar.

El director de la UNED fue el encargado de inaugurar el Curso de Verano dedicado a Cela.
Foto: Raquel Triguero

Tras las intervenciones institucionales, sería el hijo de nombre homónimo el que iniciaría la sesión pese a sus reservas de no saber cómo hablar de Cela precisamente como vástago. Lo haría, sin embargo, sorprendiendo gratamente a los asistentes realizando una íntima, emocionante y palpitante recreación del proceso evolutivo de Camilo José Cela como persona y como escritor a través de distintos estadios: la mirada del lobo, la metamorfosis, los viajes, la salida, el extravío y la locura. Capítulos hilados en un sutil relato apoyado en una sencilla proyección que vino a ensalzarse, tal y como calificaría su propio tío tras su conclusión, en un auténtico ensayo literario sobre Camilo José Cela, sobre su escribir, su decir, salpicado con decenas de íntimas anécdotas impregnadas de una gran carga poética.

Cela Conde mostró algunas imágenes desconocidas de su padre.
Foto: Raquel Triguero

El gusto por los coches deslumbrantes y su particular forma de entender las normas de seguridad del tráfico, su sorprendente alistamiento en el bando nacional meses antes del inicio de la Guerra Civil o el día en que fue investido académico de Número en la Real Academia con la letra Q mayúscula, fueron algunas de las vicisitudes recordadas por quien bien le conoció.

No faltaría en este particular homenaje del hijo al padre un recuerdo al libro que unió al Nobel a la historia de Guadalajara, Viaje a la Alcarria, quizá uno de los mejores documentos antropológicos de una España ya desaparecida, aunque añorada por Cela Conde en tanto fue recorrida por el Cela vagabundo, aquel con bastón, boina y barba, como así más le gusta recordarlo.

El hijo del Nobel recordó con esta imagen a su padre 'vagabundo'.
Foto: Raquel Triguero

Las novelas olvidadas

Por su parte, el hermano de Camilo José Cela optaría por centrar su intervención en analizar Ms Caldwell habla con su hijo, una de las novelas “injustamente caídas en el olvido”, aunque la que puso la semilla del floreciente apasionamiento de su hermano Jorge por la literatura, a la que posteriormente se dedicaría también como escritor.

El hermano del escritor durante la primera sesión del curso.
Foto: Raquel Triguero

“De dos sentadas”. Así definió Jorge Cela el proceso creativo de esta novela “hecha con poesía desde la poesía”, y que vería la luz cinco años después de iniciarse. Lo haría además con un capítulo menos tras pasar por la censura; cuestión ésta tratada durante el coloquio que se sucedería posteriormente y que fructificaría en disparidad de opiniones a cuenta de la sensibilidad de la época ante el tratamiento literario de cuestiones como el incesto o el sexo.

Los biógrafos de Cela, Tomás García Yebra y Francisco García Marquina, aportaron sus conocimientos sobre el Nobel.
Foto: Raquel Triguero

Jorge Cela también tuvo un recuerdo para otra de las obras olvidadas de Camilo José Cela, Pabellón de reposo, una novela surgida a partir de la experiencia personal del escritor, que padeció tuberculosis pulmonar, y de la que ofrecería algunas pinceladas sobre la sencillez de su lenguaje y de su extrema sensibilidad.

Testimonios gráficos de Cela en La Alcarria

Pero no sólo de palabras estuvo la tarde llena. Las imágenes del Nobel a su paso por la provincia también reclamaron su parte de protagonismo en la sesión del Curso de Verano de la UNED gracias a la exposición que la Diputación provincial de Guadalajara ha montado en la sala de exposiciones del Centro San José en el marco de la celebración del nacimiento del Nobel y de los 70 años desde que realizara su primer viaje a la Alcarria. Una exposición que bajo el título Cela siempre en La Alcarria atestigua con documentos, recortes de periódico, fotografías, pinturas y vídeos la huella que don Camilo dejó para siempre en esta tierra y sus gentes.




jueves, 2 de junio de 2016

Comienza la X Edición de los Cursos de Verano de la UNED en el Centro Asociado de Guadalajara


Del 27 de junio al 11 de julio se celebrarán en la UNED de Guadalajara cinco Cursos de Verano en la X Edición que tendrá lugar en el Centro Asociado. En esta ocasión, cuatro cursos tendrán lugar en la Sede de Guadalajara y uno en el Aula de Molina de Aragón. 

 




Como suele ser habitual, los Cursos de Verano en la UNED de Guadalajara son de una temática muy variada, con gran rigor académico y pegados a la actualidad, concretamente en esta edición se comenzará el próximo 27 de junio con un Curso titulado “Camilo José Cela en la literatura”, en el que se pretende analizar la aportación del escritor a los diferentes campos de la literatura y de la comunicación. El vínculo de Cela con Guadalajara a partir de su obra "Viaje a la Alcarria" será tratado en este curso en el que destaca la participación del hijo del Nobel, Camilo Cela Conde, y de su hermano el también escritor Jorge Cela Trulock.

A partir del 29 de junio tendrá lugar en el Aula de Molina de Aragón el Curso titulado “II Curso Geoparque de Molina-Alto Tajo: la protección y divulgación del Patrimonio geológico” que se prolongará hasta el 1 de julio y en el que pondrá en valor la figura y el potencial como recurso didáctico y turístico de la Comarca de Molina, que se caracteriza por presentar una notable geodiversidad. Este curso será eminentemente práctico, realizándose visitas a lugares destacados de la zona.

El 4 de julio comienza el Curso titulado “Los espacios palaciegos en la Edad de la Nobleza: el arte al servicio de una idea” en el que se analizará la cultura cortesana, en su doble dimensión de exhibición del poder (fasto y propaganda) y de su estimación a través del signo de identidad nobiliaria por excelencia: el Palacio. A lo largo del curso se realizará una visita al Palacio de Cogolludo.

El 6 de julio se celebrará el Curso de Verano en la Sede de Guadalajara, titulado “Mindfulness y sus aplicaciones prácticas en la Psicología de la Salud”, en el que se plantea compartir las claves del Mindfulness como práctica en la vida cotidiana ofreciendo a los participantes la posibilidad de los beneficios de esta nueva visión para mejorar su salud y calidad de vida a nivel personal y profesional.

Del 11 al 13 de julio tendrá lugar en la Sede de Guadalajara el último Curso de Verano titulado “La amenaza yihadista hoy”, dirigido por Carlos Echevarría, en el que se pretende, avanzando en temas generales y particulares, proporcionar al alumnado una visión omnicomprensiva del fenómeno yihadista salafista, una amenaza que se manifiesta en diversas dimensiones y escenarios y que requiere de respuestas multidimensionales y sostenidas en el tiempo.

Para más información y matrícula de los Cursos de Verano: