sábado, 26 de septiembre de 2020

TERCERA JORNADA: REINAS Y NOBLES ENCARCELADAS: LA RECLUSIÓN FEMENINA EN LA EDAD MODERNA (SIGLOS XV-XVIII)





Vanessa de Cruz, profesora ligada a la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, realizó una exposición sobre cómo vivían las damas de la reina en la Corte de Felipe II, así como las razones por las que algunas de ellas fueron encerradas. La investigación la ha llevado a cabo a través de la correspondencia que estas mujeres mantenían con su familia y amistades.

 

Inició la conferencia explicando las tareas que llevaban a cabo y los beneficios que disfrutaban debido a su posición. Dentro de la casa de la reina –única institución femenina de la época-, las mujeres se separaban en distintas clases y se dedicaban a ayudar a vestir y peinar a la reina, asistir a comidas públicas, llevar la contabilidad y actividades educativas como la música o la lectura. Sin embargo, la escritura de cartas se convirtió en una tarea especial, ya que les permitía mantener el contacto con el exterior.

 

El encierro de algunas de estas mujeres fue provocado por malos comportamientos como escándalos amorosos –Felipe II se ocupaba de buscarles marido-, participar en negocios particulares o hablar en su correspondencia de ciertos asuntos considerados secretos de estado. Uno de los encierros más documentados, dijo la profesora, fue el de María de Dietrichstein.

 

La investigadora explicó que, para muchas de ellas, “estos encierros se convirtieron en una muerte en vida, porque socialmente desaparecían”.




Esther Alegre, profesora titular de Historia del Arte en la UNED, cerró este último curso de verano con una exposición sobre madres e hijas encerradas por decisión real. Habló de dos ejemplos muy significativos, el que sufrieron Juana de Castilla junto a su hija Catalina y el de Ana de Mendoza (princesa de Éboli) junto a Ana.

 

Para la investigadora, “ambas madres fueron encerradas por razones de Estado difusas, lo que las convirtió en cierta forma en presas políticas”. El encierro, junto a sus hijas de corta edad, trastocó la forma natural de las relaciones materno filiales, “produciendo una relación de dependencia total y absoluta de sus hijas”.

 

Ambas jóvenes vivieron buena parte de su vida aisladas de la Corte y sin apenas contacto con familiares y amigos, y con miedo por sus madres. En el caso de Catalina porque Juana pasaba largas temporadas sin comer, y en el de Ana, porque un carcelero intentó envenenar a su madre.

 

Sin embargo, destacó que, en las pocas ocasiones en que tuvieron la oportunidad de huir de sus carceleros, solo estuvieron dispuestas a hacerlo en compañía de sus madres “por las que profesaron una total empatía”.


 

SEGUNDA JORNADA: REINAS Y NOBLES ENCARCELADAS: LA RECLUSIÓN FEMENINA EN LA EDAD MODERNA (SIGLOS XV-XVIII)




Margarita Torremocha, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid, ha realizado una extensa reflexión de la realidad carcelaria en la Edad Moderna. Como referencia espacial ha tomado la ciudad de Valladolid, de donde ha analizado la obra de Magdalena de San Jerónimo y su obra (1598) ‘Razón y forma de la galera’, pionera en la descripción de la realidad carcelaria en los siglos XVII y XVII.

 

Magdalena de San Jerónimo se ocupó principalmente de la casa de arrepentidas –compuesta principalmente prostitutas- pero no de las encarceladas, en la que la insistió poco más que de separar a hombres y mujeres por cuestiones de honestidad.

 

Como curiosidad explicó que el concepto de cárcel para las mujeres era más de custodia que de pena, “una especie de redención a través del trabajo y el adoctrinamiento moral”. Las condiciones carcelarias fueron eran penosas para las reclusas porque no recibían comida y la atención sanitaria fue muy escasa.

 

En conclusión, la cárcel –su concepto y utilidad– ha ido variando a lo largo de la historia. La pena de privación de libertad no ha existido siempre y tampoco ha tenido la misma consideración para el hombre y para la mujer. Para estas, la reclusión carcelaria fue una práctica arraigada, aunque no por ello extendida. Las mujeres delincuentes tuvieron apercibimientos sociales, religiosos y legales múltiples antes de tener que enfrentarse a una reclusión carcelaria que, ante todo, resultaba gravosa económicamente para el tribunal correspondiente.






María Jesús Fuente, catedrática de Historia Medieval de la Universidad Carlos III de Madrid, es especialista en reinas medievales cristianas, musulmanas y judías, así como autora de varios libros relacionados con el tema. Habló sobre las mujeres encerradas en la época medieval.

 

Mencionó a Leonor de Aquitania, Berta de Holanda, Juana de Arco, Margaret e Isabel de Escocia, Juana de Navarra o Urraca de Castilla, que fueron encerradas –y en algunos casos ejecutadas-.  

 

Cabe destacar que los encierros tenían un carácter político y que no existen noticas de juicios a reinas o nobles. “Para entenderlo habría que analizar una por una las razones por las que se las encierra”, afirmó la profesora.

 

Dedicó una especial atención a Leonor de Guzmán, a quien calificó como una “reina en potencia”. Nace en una familia nobiliaria poderosa, los Pérez de Guzmán y los Ponce de León. Se casó con Juan de Velasco, pero a los 17 años queda viuda. Alfonso XI la conoce ya viuda y fue la única amante del rey con el que tuvo 10 hijos y siempre vivió con ella. Esto la llevó a ser una mujer poderosa con un gran patrimonio. Fue clave en las relaciones internacionales, además de ser encargada del reino en ausencia del rey. “Yo la considero una presa política”, explicó. Tras la muerte del rey sabe que será apresada, porque se consideró que había cometido un delito de alta traición. El objetivo era que fuera uno de sus hijos el heredero del reino de Castilla y no Pedro I, el heredero legítimo. Finalmente, fue detenida y encarcelada por la reina María o por su hijo Pedro I.





Marta Cendón, profesora titular de Historia del Arte de la Universidad de Santiago de Compostela, fue la tercera ponente de la jornada y dedicó su exposición a Aldonza de Mendoza, “encerrada en vida y recluida en mármol para la eternidad”.

Realizó un repaso por la genealogía de Aldonza de Mendoza, que al quedar huérfana de padre heredó buena parte sus bienes.

“La vida de Aldonza no fue fácil. Su marido tuvo tres hijos amancebado con otra mujer casada”. También tuvo relaciones con una sobrina segunda. Fabrique abusó y maltrató a su mujer, así como le robó joyas y paños para él y su hermana. Incluso intentó envenenarla. Uno de los detonantes de la discordia fue el hecho de llevarla a Galicia, donde la tuvo encerrada en Ponferrada entre 20 meses y cinco años, según los testigos, enferma. En ese tiempo, dispuso de las propiedades y rentas que ella heredó de su padre.

Leyó los testimonios de varios testigos en los que se acredita que Aldonza de Mendoza sufrió abusos y robos por parte de su marido. Al final, se encontró constreñida entre las dificultades con su marido y su hermanastro, Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana.

Una vez viuda de traslada a Espinosa de Henares y Cogolludo. En 1435 hizo testamento, en el que mantuvo su protección sobre el monasterio de San Bartolomé de Lupiana donde desea ser enterrada ante el altar mayor sola y lejos de su marido y familia.  “Consiguió la inmortalidad terrestre en su sepulcro”.




Emma Luisa Cahill, doctora en Historia en la Universidad de Murcia, se centró en el largo cautiverio de Catalina de Aragón durante diez años. El enfrentamiento entre Catalina de Aragón (1485-1536) y Enrique VIII (1491-1547) ha sido un tema recurrente en la sociedad de la época y se representó tanto en la pintura como en la literatura. Por su parte, las seis esposas del rey también suscitaron mucho interés que se ha visto reflejado en numerosas obras publicadas tras su muerte.

 

El origen del conflicto en el matrimonio comenzó a los seis meses. En 1526, el rey empieza a mostrar en público un dilema moral para continuar con Catalina de Aragón, citando un pasaje de la Biblia en el que se rechaza tomar a la mujer de un hermano. Catalina comienza a alejarse de la corte y pierde su estatus regio, así como sus bienes como reina. Al mismo tiempo el rey comienza a introducir a Ana Bolena como miembro de la corte y en 1533 Bolena fue coronada como reina de Inglaterra.

 

Una vez que Catalina fue apartada de la corte, el rey la ordenó trasladarse a numerosos lugares, separándola de su hija María I, y alejándola de las personas que la rodeaban. Al morir, el rey le organizó un funeral de estado como princesa viuda de Gales.


miércoles, 23 de septiembre de 2020

PRIMERA JORNADA. REINAS Y NOBLES ENCARCELADAS: LA RECLUSIÓN FEMENINA EN LA EDAD MODERNA (SIGLOS XV-XVIII)





Existen múltiples ejemplos del grandes aristócratas y reinas encarceladas durante los siglos de la Edad Moderna. Tal vez los mejores ejemplos son la reina Juana de Castilla y la princesa de Éboli, pero no son los únicos.


La propuesta del Centro Asociado de la UNED en Guadalajara para este último curso de verano es adentrarse en los diferentes tipos de encarcelamiento para continuar con el estudio de ejemplos individuales e indagar en las razones específicas del confinamiento. El objetivo es debatir y analizar las relaciones que se establecen entre locura, poder, política y encierro femenino; así como profundizar sobre los espacios de confinamiento y la salud física de las encarceladas, o establecer diferencias o similitudes sobre la mayor o menor incidencia de encierro femenino a lo largo de los siglos de la Edad Moderna.


Esther Alegre, profesora titular de Historia del Arte de la UNED, llevó a cabo la presentación de este curso denominado ‘Reinas y nobles encarceladas: la reclusión femenina en la Edad Moderna (siglos XV-XVIII)’. Alegre explicó que el tema se desarrollará bajo diferentes perspectivas, “desde la política hasta el conocimiento de cómo se llevó a cabo la reclusión y el modo en que la vivieron estas mujeres”. “El encarcelamiento femenino es un tema sobre el que llevo reflexionando más de 10 años y esta es la ocasión para profundizar en él”, explicó antes de dedicar el curso a Trevor Dadson, historiador e hispanista británico, autor de importantes estudios sobre la poesía del Siglo de Oro y la expulsión de los moriscos, que ha fallecido recientemente.





Anne Cruz, profesora de cultura española de la Universidad de Miami (Estados Unidos), tituló su intervención ‘¡Encerradlas!: hacia una historia del encarcelamiento femenino en la España moderna’. “Las mujeres fueron sometidas a múltiples encierros en una sociedad patriarcal, por diferentes motivos como los políticos o los religiosos”, explicó la docente. 


'La lozana andaluza' o 'La celestina' son ejemplos previos a una época en la que la prostitución no estaba especialmente perseguida. Sin embargo, tras el Concilio de Trento, muchas de las mujeres que ejercían este oficio quedaron desprotegidas moral y socialmente.


A partir de ahí, algunas mujeres se vieron en la obligación de recluirse para obtener una consideración social. Los centros como las 'casas de las arrepentidas' donde las prostitutas, y otras mujeres poco afortunadas, se refugiaron son un ejemplo de la nueva realidad. Otro fueron los conventos, donde "se permitía una vida semiautónoma que no podían llevar a cabo en otras circunstancias como el matrimonio y la crianza de los hijos".


La profesora repasó otras formas de reclusión voluntaria e involuntaria como la de las eremitas, las ascéticas o las emparedadas, que vivían en cuevas o pequeñas construcciones que les permitían vivir su espiritualidad al margen de la sociedad y la iglesia, "con lo que conseguían un margen de libertad más amplio que el resto". 


"El encierro femenino en la edad moderna era algo habitual, tanto en las casas de acogidas porque se las consideraba un peligro para la sociedad, como las emparedadas que se recluían voluntariamente para poder mantener su pensamiento libre, a pesar del encierro físico", concluyó Cruz.




Macarena Moralejoprofesora tutora de la UNED, habló de las ‘Damas de la familia Medici’. Comenzó explicando la distinción entre las Velate y las Murate a través de la historia del arte. Las primeras llevaban un velo como símbolo de la honestidad y la virtuosidad -generalmente asociado a mujeres casadas-. Las segundas elegían el confinamiento voluntario para no someterse a los preceptos religiosos y sociales de su época. 


El origen delle Murate está en el puente de Rubaconte en Florencia. Apolonia, una mujer pía y pobre, se instaló en una casucha adosada al puente. Su objetivo era vivir de forma honesta sin ningún tipo de regla monástica. Ágata se unió a ella y, con posterioridad, se sumaron otras mujeres que terminaron siendo una organización. 


A partir de 1421 fueron trasladadas a otra zona de la ciudad donde tuvieron que comportarse como una comunidad religiosa. Allí estuvieron confinadas, por obligación o por necesidad, varias mujeres de la familia Medici como Caterina de Medici o Camila Marteli -esposa de Cosimo I-. "Caterina, que ingresó en el convento muy joven, guardaba recuerdos excelentes de su época en el convento", explicó.


Su intervención concluyó hablando del pintor Alejandro Magnasco (1667-1749) que pintó obras en la que mostraba de forma corrosiva como se vivía en los conventos. "Su objetivo era azuzar las conciencias sobre el comportamiento moral de los conventos, ya que consideraba que no debían convertirse en residencias donde se vive cómodamente y, en ocasiones, aristocrática sino lugares de culto".