EL VESTIDO Y LA MODA EN LA ÉPOCA MODERNA
Retratos de arquitectos de paisajes para ver y ser visto
La última jornada del curso de extensión universitaria del Centro
Asociado de la UNED de Guadalajara, dedicado a ‘El vestido y la moda: su contexto
en la Época Moderna’, comenzó con la conferencia impartida por Pedro Moleón,
profesor de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, quien dedicó su
exposición a los retratos de arquitectos de paisajes.
El profesor fue presentado por Esther Alegre, del Departamento
de Historia del Arte de la UNED, quien mencionó parte de su bibliografía como ‘La
arquitectura de Juan de Villanueva’; ‘El proceso del Proyecto’ (1988); ‘John
Soane’ (1753-1837) y la arquitectura de la razón poética (2001); ‘Arquitectos
españoles en la Roma del Grand Tour. 1746-1796’ (2004); o ‘El Museo del Prado.
Biografía del edificio’ (2011).
Analizó los cuatro retratos de arquitectos que pintó Goya: Ventura
Rodríguez (1784), Juan de Villanueva (1803), Juan Antonio Cuervo (1819) y
Tiburcio Pérez Cuervo (1820). Todos ellos trabajaban en Madrid y destacó que
los tres primeros aparecen con uniforme o con algún elemento que le identifica
con su profesión. Sin embargo, Pérez Cuervo aparece en mangas de camisa. Fue un
hombre liberal, masón y perseguido por sus ideas.
Respecto a los paisajes para ver y ser visto, ahondó en el
cuadro de Goya La pradera de San Isidro, así como en el cuadro de Luis Paret
Baile en máscara o El paseo de las Delicias de Francisco Bayeu. En todos ellos,
se ven zonas a las que “las personas acudían a ver y a ser vistas”, explicó,
para comenzar a hablar de los lugares conocidos y singulares de la capital en
los que se produjeron las intervenciones de Ventura Rodríguez como el paseo del
Prado y el salón del Prado. También diseñó fuentes como Apolo o Neptuno.
El Jardín Botánico también aparece en otro cuadro de Paret, esta
construcción “es la primera que se realiza con fines científicos”. Cerca, se encuentra el observatorio astronómico, otra referencia científica y cuya
construcción fue encargada al arquitecto Villanueva.
Entre todos estos edificios, paseos y fuentes, Villanueva
comenzó la construcción del Museo del Prado, un edificio singular cuyo diseño
es “muy potente”. En su opinión, su proyecto estaba pensado para que fuese un
museo-paseo, “una idea innovadora que se adaptaba perfectamente al entorno”.
Revolverlo todo para que la indumentaria sea justa: la pintura española del siglo XIX recrea la Edad Moderna
Pedro Martínez Plaza, el siguiente ponente, es doctor en
Historia del Arte por la Universidad Complutense y conservador del Museo del
Prado de las obras del siglo XIX. Entre sus líneas de investigación se
encuentran el coleccionismo de pintura en el siglo XIX, con especial atención
al deán Manuel López Cepero y la obra de algunos pintores decimonónicos.
Abrió su exposición hablando sobre los cuadros que
interpretan la historia. Las fuentes que utilizaban los artistas para recrear
la indumentaria histórica eran diversas y dispares, incluso se nutrían de las
obras de otros pintores. En cuanto a los artistas, hizo especial hincapié en
Mariano Fortuny, Federico Madrazo y Eduardo Rosales.
La fotografía fue una de las principales fuentes para recrear
la indumentaria, los colores o la textura de los textiles. Otra fueron los
tratados que incluían láminas sobre historia del traje, así como las armerías,
las estampas, la capilla de los Luna en la catedral de Toledo y las colecciones
de antigüedades. Mariano Fortuny acumuló un amplio abanico de fuentes históricas
sobre la indumentaria del siglo XVI. Por su parte, Federico Madrazo conservó calcos
de dibujos.
En cuanto a las imágenes recreadas de Isabel la Católica,
los pintores del siglo XIX acudieron a “dos retratos inventados del siglo XVII
que tuvieron una enorme influencia en la imagen que tenían en esa época de la
reina”, explicó. En el caso de Fernando el Católico, Carlos V, Felipe II o
Juana la Loca sucede lo mismo.
El doctor también señaló otros errores en la indumentaria de
los cuadros que recrean la Época Moderna y que fueron pintados durante el siglo
XIX.
El retrato y la indumentaria en la Edad Moderna
Leticia Ruiz Gómez, directora de las Colecciones Reales de
Patrimonio Nacional, es doctora en Historia del Arte, diplomada en Restauración
por la Escuela Oficial de Conservación y restauración y Conservación de Bienes
Culturales de Madrid, centro del que también ha sido docente.
La doctora habló sobre el retrato y la indumentaria en la
edad moderna. Explicó que la indumentaria en los cuadros es fundamental para
establecer una cronología y, en ocasiones, una autoría.
La indumentaria, indicó, ofrece información sobre cuales
eran los intereses de los retratados y que conformaron su seña de identidad,
especialmente en el caso de los reyes y reinas que aparecían con seriedad y
distancia frente al observador. El retrato moderno, aunque nació en los Países
Bajos terminó trasladándose a España con algunas variaciones como la inclusión
de elementos religiosos y la parquedad de los fondos.
La copia de los retratos reales era un trabajo habitual,
incluso entre los pintores reconocidos. Como ejemplos mostró obras de Tiziano, “el
gran retratista”, que no tenía problemas por reproducir pinturas de otros
autores. El pintor fue incorporando elementos menos severos como los
cortinajes, las nubes, los posados a caballo o las vestimentas lujosas.
Antonio Moro, otro de los retratistas de la época, apuesta
por fondos muy oscuros para resaltar los elementos de la cabeza, con lo que se
convierte en el referente de la pintura de la corte.
En la década de los 60 del siglo XVI, el retrato evoluciona con Sofonisba Anguissola, una pintora italiana que captó la belleza de los tejidos y de las personas en sus retratos. No llegó a ser retratista de la corte, pero realizó numerosos cuadros que "realmente gustaban a los retratados", explicó para apuntar que la pintora "se ajustaba a la tradición, pero trabajaba con una cierta sensibilidad diferente".
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