PRIMERA PONENCIA: MINDFUL EATING: LA
ALIMENTACIÓN CONSCIENTE, UNA NUEVA FORMA DE RELACIONARSE CON LA COMIDA
“La alimentación no es solo una herramienta, es
una forma de vivir”, afirma categórico FÉLIX HERNÁNDEZ LEMES. Félix, es
profesor-Tutor Facultad Psicología UNED, supervisor del servicio de
psicología aplicada de la UNED Guadalajara, coordinador y espina dorsal
del ciclo de ponencias. El trabajo de
Félix pivota en torno a la alimentación consciente en niños y
adolescentes, esta alimentación consciente o mindful eating,
La alimentación consciente niños
y adolescentes favorecen una comprensión de esta basada en sabiduría interna
y externa. Esto, les hace capaces de valorar y apreciar la alimentación en su
justa medida.
Gracias al trabajo de personas como
Félix, personas con problemas y sin ellos aprenden mediante la atención a
disfrutar cada bocado y a conocer la diferencia fundamental entre
comer de manera consciente y hacerlo de manera inconsciente y sin disfrutar
del sabor. Además, gracias a diversas técnicas, niños y adolescentes son capaces de detectar las señales de su cuerpo y conocerlas con especial importancia a la hora de diferenciar elementos como hambre y apetito con un efecto previsor de estos riesgos.
La relación que establece un
adulto con su alimentación parte según Félix de la infancia, por lo tanto, la
mayoría de trastornos alimenticios tienen su raíz en ella y
son en gran medida evitables. Trastornos de tipo
restrictivo como anorexia o bulimia, o trastornos por exceso de
alimentación como obesidad están íntimamente relacionados con la
ausencia de mecanismos para la gestión emocional del sufrimiento."Si
no enseñamos a nuestros adolescentes a gestionar de manera adecuada las
emociones es muy probable que tengan grandísimos problemas", afirma.
Las emociones desagradables existen, hay que
lidiar con los demonios, y estos demonios tienen muchísimos
nombres: inseguridad miedo falta de autocontrol... Según Félix, los demonios no nos
abandonan jamás porque forman parte de nosotros, "pero no son
nosotros" insiste. Nosotros somos mucho más que eso. Por ello, la forma de gestionar
esas emociones desagradables, qué tiene a fundirse con la creencia de que
nosotros mismos somos esas sensaciones, es utilizar la comida o el alcohol como
mecanismo de alivio. Esto funciona durante un tiempo, porque los alimentos son
motivos primarios que generan en el cerebro sensaciones vinculadas a la
recompensa. Pero el vacío a largo plazo no solo se mantiene, sino que crece.
¿Por qué mindful eating?
Además de los tratamientos de choque
sobre problemas existentes, existe
la posibilidad eh trabajar en la
prevención De trastornos de alimentación Mediante diversas
técnicas. Para ello, la inclusión de los niños en el
proceso te elaboración de los alimentos es fundamental para
permitir en el futuro una interacción consciente con la
comida evitando el sentimiento de culpabilidad.
Esto favorece la capacidad del
niño para captar temario directas señales como el
hambre, disociado del apetito y aminorando el impacto del
miedo y la angustia en la medida en la que estos
sentimientos son transmitidos por los adultos. La
clave en la alimentación saludable y consciente, es
evitar que los niños coman con prisa y de manera
impulsiva e inconsciente. La calma, la
atención al alimento y al proceso de alimentación en sí, son
enormemente importantes a la hora de reducir riesgos futuros.
Cuando un niño come
viendo los dibujos. lo que hacemos es distraerle de las señales de hambre y de
saciedad que su cuerpo genera y comprende de manera natural. Comer
con los dibujos animados o con dispositivos electrónicos tiende a ser el primer
paso hacia la pérdida del autocontrol y
se encuentra las antípodas de la propuesta
del mindful eating.
Existen diversos factores que
condicionan la alimentación, estos son principalmente
bioquímicos (regulación de los niveles de
glucosa) psicológicos, y socioculturales. el problema de
nuestros cerebros que no está ahí para que seamos felices. está ahí para que sobrevivamos. Existen
tendencias a la alimentación excesiva debido a procesos de selección
natural que favorecen El almacenamiento en épocas de
bonanza. desgraciadamente esta tendencia produce
hoy diversos trastornos alimenticios.
Los pacientes con cirugías
bariátricas (reducciones de estómagos aceites obesidad mórbida en
situación de peligro) suelen recuperar peso sin más después de que se
retiren estas reducciones. Esto se relaciona con factores psicológicos.
Al no ser un problema físico, la cirugía no soluciona el problema, resetea sin
evitar la recaída que se origina debido a problemas cognitivos y
conductuales.
El problema, es que estos problemas
conjuntivos y conductuales pueden asociarse a factores socioculturales
como la presión de eventos sociales,
escasa cultura gastronómica, o bien las costumbres de
generaciones pasadas que tuvieron más reciente que nosotros el hambre y que
legaron una lógica obsesión a sus hijos tendiente a la sobre alimentación. Cuando ser un
buen niño era no dejar nada en el plato, esto se convirtió en una forma de
validación, En un modelo de alimentación más basado en
estímulos ambientales y en apetito qué en
una existencia real de hambre.
Llegados a este punto, Félix nos pide
que para cumplir con nuestros deberes degustemos una uva pasa como
habitualmente lo hacemos, masticando poco y sin saborear, y otra,
practicando mindful eating. Se trata de una alimentación lenta,
sensorial, con texturas y sabores de extrema curiosidad. Y esta misma
filosofía es la que se encuentra presente en el mindfulness, la que busca
evitar que releguemos la libertad y el control en dietas basadas en prohibiciones
que no terminemos de comprender. Es la misma filosofía que se
encuentra detrás de la idea de vivir el presente a través de la atención y
de no pensar en el desayuno al ducharte, no pensar en el trabajo al desayunar,
y no pensar en la hora de salir en el trabajo. Pues si te pierdes tu día, te
estarás perdiendo tu vida misma.
La decisión de comernos la uva
no es buena ni mala, esto es lo que hemos de comprender a la hora de
abordar a la alimentación como un acto consciente y deliberado
en el que ponemos nuestra atención. Para ello, conviene tener en cuenta
una serie de principios de la alimentación consciente.
- primer principio: solamente tú sabes lo que tu cuerpo y tu mente necesitan: El centro del poder a la hora de tomar decisiones sobre la alimentación está en ti, mientras que con una dieta estarías regando el centro de poder de tu alimentación. No obstante, la sabiduría del cuerpo no es suficiente, es necesario encauzarlo mediante sabiduría ‘externa’ basada en conocimientos saber los valores energéticos de la comida, de los principios nutricionales, calóricos, y equilibrar las tendencias internas y externas evitando el piloto automático y la alimentación impulsiva e inconsciente. “La clave de las intervenciones no es prohibir alimentos, sino hacer que disfruten aquello que coman", sentencia Félix, "y que dominen el proceso de alimentación reduciendo su carga emocional y como sustituta de determinadas carencias"
- Segundo principio: usarás tus pensamientos y tus conocimientos para informarte, no para castigarte.
- No hay malas comidas: algunas tienen más carga calórica, o distintos valores nutricionales, pero en el caso de pacientes con obesidad mórbida, lo normales que cuando comen comida ‘prohibida’ se sientan como una mierda, y cuando se sienten como una mierda dicen, qué más da.
- Las calorías no cuentan: debemos aprender a sentirnos saciados y satisfechos con pocas calorías, hemos de tomar consciencia sobre qué comemos y por qué.
- La sabiduría interna (lo que nos pide el cuerpo) y la sabiduría externa (lo que nos informamos sobre nutrición por nuestra cuenta)
- Confiar en tu fuerza de voluntad: puesto que la culpa lleva a la insatisfacción y a los comportamientos autodestructivos.
- Tener una relación con la comida de tipo consciente
- Buscar la satisfacción en cada mordisco, atentos a las señales de hambre y saciedad y poniendo el ojo en los ultras procesados y su carga de modificadores del sabor que incentivan el apetito.
- Tu vida va mucho más allá
del cómo comes: esto es, se debe huir de convertir la obesidad en el
monotema de su cabeza. Teniendo en cuenta que entre los
disparadores principales que generan los atracones se encentran la culpa, el sentimiento
del qué más da tal, soy una persona horrible. Los estados emocionales como la
soledad, el aburrimiento, la depresión, el enfado; todo ello mezclado con la
culpa, la vergüenza, el estigma y la tendencia al aislamiento.
Para cumplir estos principios conviene
diferenciar, tanto los tipos de hambre como las señales de saciedad graduales:
la primera de estas en aparecer será la satisfacción del gusto. Gradúa el
sistema colocando el disfrute en los primeros bocados. Cuando comemos sin atención
nos perdemos las señales de stop del cuerpo seguidas a su vez por las señales
de satisfacción de estómago, que implica una comida en exceso al volvernos más
pesados, lentos e hinchados. Esta forma de saciedad se asocia al comer hasta
reventar, pero esta no es ni la única ni la forma más deseable de saciedad,
puesto que la saciedad del cuerpo consiste en satisfacer el hambre fisiológica
y generar gracias a ello sensaciones de bienestar y de mayor energía.
Tras estas píldoras, Félix nos invita a
un nuevo experimento, a paladear correctamente y con los ojos cerrados una
serie de onzas de chocolate. Ser conscientes de como baja, como la decisión
de comer o no seguir comiendo es nuestra y cómo el deleite del gusto es
muchísimo mayor cuando nos focalizamos en él.
Y es que, según Félix Hernández, uno de
los aspectos clave a trabajar en el mindfulness es junto a la sabiduría
interior y exterior, la compasión. En pacientes con trastornos alimenticios
hay una falta muy clara de compasión. Resulta más fácil ser compasivo con los
demás que con uno. La experiencia vital nos brinda tan solo dos tipos sufrimiento:
primario y secundario, el primario se trata de algo fisiológico e inevitable;
el segundo se trata de algo emocional, un juicio de valor, un sufrimiento
elegido. Pero la compasión no es lástima ni pena, no ha de existir una
motivación auto flagelante. No funciona el 'si tú quieres puedes cambiarlo', porque ellos ya quieren, pero no disponen de los mecanismos que permiten atacar el verdadero objetivo y la causa primaria.
A veces se usan mecanismos simbólicos que tienden a funcionar. Abrazarse a uno mismo, acariciarse la espalda. Si logramos que la sabiduría interior, la exterior, la atención y la compasión se coordinen cultivaremos un objetivo diferente al de perder peso, que no es la causa sino la consecuencia del problema. Cuando ataquemos realmente el problema al relacionarnos libre y conscientemente con la comida y abordarla mediante la inclusión de valores habremos logrado comenzar a embarcarnos en el mindful eating. La clave es saber qué quiero yo para mi vida, qué es lo que quiero para mí, ¿Están sustituyendo la comida o la bebida cosas que quiero, pero no me atrevo a buscar?
A veces se usan mecanismos simbólicos que tienden a funcionar. Abrazarse a uno mismo, acariciarse la espalda. Si logramos que la sabiduría interior, la exterior, la atención y la compasión se coordinen cultivaremos un objetivo diferente al de perder peso, que no es la causa sino la consecuencia del problema. Cuando ataquemos realmente el problema al relacionarnos libre y conscientemente con la comida y abordarla mediante la inclusión de valores habremos logrado comenzar a embarcarnos en el mindful eating. La clave es saber qué quiero yo para mi vida, qué es lo que quiero para mí, ¿Están sustituyendo la comida o la bebida cosas que quiero, pero no me atrevo a buscar?
SEGUNDA PONENCIA | MINDFULNESS COMO DESARROLLO
DEL AUTOCUIDADO: LA CONEXIÓN ENTRE EL MENOR Y EL ADULTO
MARILÓ GASCÓN AGUILAR: es autora
del libro ‘creciendo con Mindfulness, en casa y en la escuela’ y encargada
del Programa Mindfulness para la infancia y la adolescencia. Gascón
entiende el mindfulness como experiencia compartida basada en la compasión.
Esta conexión, base en la educación de la relación entre el menor y el adulto, ha de partir de un autocuidado que garantice la relación con los otros como clave de la relación con uno mismo. Hay que ser consciente de qué darnos a nosotros mismos para poder ayudar después a quien están sufriendo. Además de hacia a los demás, la compasión puede convertirse en una emoción agradable, una sensación potencialmente positiva al practicarla hacia nosotros mismos. Pensar en uno mismo no es egoísmo, ya que sin estar bien tú no lo estarán aquellos que educas puesto que tu sufrimiento, tu angustia y tus miedos se transmitirán ineludiblemente.
Esta conexión, base en la educación de la relación entre el menor y el adulto, ha de partir de un autocuidado que garantice la relación con los otros como clave de la relación con uno mismo. Hay que ser consciente de qué darnos a nosotros mismos para poder ayudar después a quien están sufriendo. Además de hacia a los demás, la compasión puede convertirse en una emoción agradable, una sensación potencialmente positiva al practicarla hacia nosotros mismos. Pensar en uno mismo no es egoísmo, ya que sin estar bien tú no lo estarán aquellos que educas puesto que tu sufrimiento, tu angustia y tus miedos se transmitirán ineludiblemente.
“El sufrimiento es dolor por resistencia, por
tanto, la clave es pasar y atravesar ese dolor para cuidarme y ver que necesito”
afirma Gascón.“Desde el mindfulness podemos preguntarnos ¿Qué estoy experimentando ahora? ¿Qué es lo que necesito ahora mismo? ¿Cómo
puedo ayudarme? Usaré la experiencia sin resistirme a lo inevitable”, continúa.
Ante estas preguntas, la respuesta que propone Gascón contiene partes iguales de compasión y atención. Por ello el autocontrol es el antídoto al malestar emocional. Cuando ponemos el piloto automático se generan automáticamente sensaciones de amenaza (fundadas o no) basadas en cavilaciones, preocupaciones y autocriticas ante las cuales, el mindfulness nos brinda reenfoques compasivos que generen un confort amable y que conduzca a la calma a través de la gestión emocional guiada por la razón. Así pues, si sé que un paseo me calma la ansiedad, da un paseo, si lo hace el pensamiento pues el pensamiento.
Ante estas preguntas, la respuesta que propone Gascón contiene partes iguales de compasión y atención. Por ello el autocontrol es el antídoto al malestar emocional. Cuando ponemos el piloto automático se generan automáticamente sensaciones de amenaza (fundadas o no) basadas en cavilaciones, preocupaciones y autocriticas ante las cuales, el mindfulness nos brinda reenfoques compasivos que generen un confort amable y que conduzca a la calma a través de la gestión emocional guiada por la razón. Así pues, si sé que un paseo me calma la ansiedad, da un paseo, si lo hace el pensamiento pues el pensamiento.
Tenemos que construir, poco a poco mediante la práctica
un yo compasivo que una vez nos haga libres a nosotros, nos ayude a hacer
libres a los alumnos, a nuestros familiares etc. Cuando se activa el sistema de
amenaza (imaginaria o no) nuestro sistema reacciona naturalmente desencadenando
situaciones de estrés mediante mecanismos de lucha, huida o parálisis.
La lucha generara respuestas típicas de autocrítica que generen sentimientos de
enfado o rabia. La huida generara respuestas internas de aislamiento, de auto
ensimismamiento que desencadenan trastornos conductuales asociado con
vergüenza, miedo, evitación, pensamientos obsesivos. Frente a ello la
autocompasión comporta respuestas basadas en la auto aceptación a través de la
compasión, favorece compartir nuestros sentimientos y frente a la parálisis,
propone ubicarnos en el momento que busquen reactivar a los alumnos de tdah
De acuerdo con autores como Paul Gilbert, afirma Gascón, esto se explica en función de diversos elementos interconectados que se retroalimentan entre sí:
- Los sistemas de logro generados por la dopamina (incentivos centrados en recursos, deseos, intenciones impulsos, excitación vitalidad)
- Oxitocina y endorfinas: ligadas al sistema que genera seguridad y amabilidad (satisfacción, seguridad, sensación de conexión)
- Adrenalina que se centra en la sensación de amenaza, en la búsqueda de protección y seguridad que se puede inhibir o activar (responsable de la ira, la ansiedad, el asco…) De hecho, un accidente es más probable en el contexto.
"Cuando tus necesidades emocionales se ven
cumplidas satisfarás tu propia calma, te tranquilizas y tranquilizaras también
a tus hijos, a tus alumnos, o a aquellos con los que entables una relación
profunda", afirma Gascón. "La empatía y el dolor ajeno puede paralizarnos, puede agitarnos
también a nosotros", concluye. Compasión y empatía son sentimientos distintos. Entendemos
y comprendemos a pesar de no estar de acuerdo. En modo compasivo no debemos
sufrir por el otro, debemos tratar de ir hasta donde podemos llegar al ayudarla
de la mejor forma posible. Sin embargo, el sufrimiento no nos permitirá siempre
ayudarla.
Ante una situación externa o interna que nos
desagrade, mediante la práctica de la autocompasión lograremos dominar hábitos
emocionales reactivos basados en el estudio calmado de nuestra propia
percepción sensorial, evaluación de la situación, sensaciones físicas y
reacciones principales y optimas de respuesta.
¿Cómo gestionaría yo esta sensación? ¿Cómo conectas tu con las sensaciones
de los demás si no lo logras antes contigo?
Esto se queda a veces en aprendizajes
anecdóticos en los que no llegamos a profundizar. Puedes necesitar escucharte,
tomar distancia, implicarte. Pero tienes que razonar sobre tus necesidades y tu
mejor forma de garantizar tu estabilidad y bienestar para transmitirlo. Quizá
en este momento necesito saber que necesito tiempo, desarrollar un aprendizaje
y cuidarme. Sabiendo donde están mis límites lograré maximizar la calidad del
cuidado hacia mí mismo y hacia el alumno.
La idea no es cuestionarnos a nosotros mismos
en base a la vivencia y el comportamiento del alumno ¿Eres la persona que
quieres ser? ¿Qué persona quieres ser?¿Cómo me trato a mí mismo cuando fracaso? ¿Estoy
detectando bien el fracaso y las cosas que son culpa mía y las que no? ¿Estamos
cuidando bien nuestro grado de responsabilidad?
“Gascón afirma que el descansar en la propia
consciencia desarrolla una mente que sea amplia, donde las experiencias pueden
aparecer y desaparecer sin conflicto, lucha o sufrimiento independientemente de
si son agradables o desagradables. Lo que hay es lo que hay, ¿qué puedo hacer
en base a ello?
Hemos de actuar desde la intención compasiva
hacia mí y a hacia el otro poniendo limites o no Desarrollar el yo compasivo
requiere del lenguaje, conexión con tu cuerpo, cuidado e intención que sean
nuestro guía en la conversación interior, relación con nosotros mismos y con
los demás conductas fijan hábitos y mecanismos de relación práctica de intención compasiva-
"Cuando yo me cuido y me acepto" afirma, se dejan de favorecer "estados de ánimo ry actitudes relacionadas con la depresión, ansiedad estrés o vergüenza y se favorecen estados de ánimo positivos como
satisfacción, optimismo, resiliencia, salud física…
Si tenemos una capacidad de autogestión con nuestras emociones que genere actitudes de compromiso, gestión y reto, abordar el autocuidado y el cuidado de los demás aprovechando al máximo, pero sin depender del apoyo de los demás y de la capacidad de afrontar esa situación que puede ser agradable para nosotros.
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