domingo, 5 de julio de 2020

PRIMERA JORNADA: ‘MINDFULNESS EN CONTEXTOS EDUCATIVOS: INTERVENCIONES, EXPERIENCIAS Y PERSPECTIVAS DE FUTURO’.


Justo antes de comenzar Félix, el coordinador del ciclo de ponencias le dice a un ponente: “es la primera vez, y aunque hayamos hecho prácticas siempre es complejo, seguramente habrá fallos”. Pero en realidad, este aviso a navegantes sobre los posibles fallos tecnológicos derivados de impartir online y por streaming un curso tradicionalmente presencial como este de mindfulness, sin quitar alguno que ciertamente se ha dado, ha sido más una excusa preventiva o una captatio benevolentiae de cajón una premonición cumplida. Es la UNED, la pandemia ha pillado a la universidad en general y a este campus en especial decentemente preparado para ejercer con éxito esa educación a distancia que da nombre a la institución y de la que, en este este curso, sus ocho ponentes y casi 60 asistentes han dado buena fe.

Unas palomas nos arrullaban justo desde el otro lado del cristal de la ventana. Es fácil distraerse con ellas, pero tampoco es difícil concentrarse en una sala con dos personas y sin más ruido que el del aire. Y cuando una voz calmada te habla de cómo dominar tu atención a través de la respiración, sobre cómo experimentar el presente sin que tu mente escape hacia divagar sobre errores pasados o temores del futuro, cuando te hablan de cómo vivir el momento hasta el punto de paladear un trozo de chocolate como si hubieras vuelto a la infancia; al final la cosa cala. Al final te pica el gusanillo y terminas por seguir buscando en internet incluso cuando la conferencia acaba.


II CURSO DE LOS XIV CURSOS DE VERANO DE LA UNED - GUADALAJARA: MINDFULNESS EN CONTEXTOS EDUCATIVOS: INTERVENCIONES, EXPERIENCIAS Y PERSPECTIVAS DE FUTURO’.

Aparte de los conocidos beneficios para la salud física y mental, que ya fueron trabajados en sendos cursos los dos veranos pasados, existen investigaciones que avalan el uso del mindfulness en contextos educativos como un mecanismo óptimo para favorecer mejoras en el rendimiento académico, bienestar e inteligencia emocional niños y adolescentes; su desarrollo integral; o la prevención de trastornos asociados a desequilibrios alimenticios, emocionales, atencionales y en las capacidades de autocuidado y lidia con el fracaso. El mindfulness no es la panacea que acabará con todos los problemas, pero es una herramienta de utilidad probada en educación y merece la pena expresarlo.

Si tenemos en cuenta los beneficios probados de un programa bien planteado (y ojo porque aquí no vale cualquier cosa) podemos deducir que la práctica de la atención y consciencia plena a edades tempranas desemboca en un mayor equilibrio emocional y psicológico. Y eso es el mindfulness, estar atento de manera intencional a lo que hacemos, prestar atención objetiva e imparcial a lo que pensamos, a lo que sentimos, a lo que experimentamos reenfocando lo que hacemos como si jugáramos a un videojuego en tercera persona.

Sin embargo, ninguna de estas ponencias, habría sido posibles sin la dura labor del personal docente y no docente de la UNED y del centro San José, que brindaron un apoyo esencial al equipo formado por Félix Hernández, secretario de campus de la UNED en Guadalajara, ponente y coordinador del curso; y Montserrat Conde, directora del mismo, doctora, docente de psicología de la UNED y encargada de la primera de las ponencias.

PRIMERA PONENCIA | MINDFULNESS: DE LOS MONASTERIOS A LAS AULAS

Literalmente mindfulness es un arcaísmo en inglés sinónimo de prestar mucha atención. Estuvo en desuso hasta 1881, cuando un magistrado británico destinado en Ceilán llamado Thomas William Rhys Davids lo recuperó como traducción aproximada del concepto budista que en la lengua litúrgica pali se llama sati, «memoria del presente».

Casi un siglo más tarde, en la década de 1970, el iniciador de esta técnica Jon Kabat-Zinn eligió mindfulness como nombre para su programa. Desde entonces se ha promocionado el mindfulness con objetivos diversos, con la idea de mitigar el estrés, principalmente el causado por el trabajo o las enfermedades.

Montserrat no elude la conexión entre el mindfulness y tradiciones religiosas dhármicas del subcontinente indio en la Edad de Hierro hace basadas en la meditación, como es el caso del budismo. No obstante, según Conde, el mindfulness se ha convertido en una técnica universal, y pese la espiritualidad con la que en ocasiones se vive a no es necesariamente nada más que una serie de técnicas de gestión psicológica o terapias cognitivo-conductuales, sanas o bajo ciertas patologías, pero desprovista de elementos religiosos más allá de los que se le pretendan asignar libremente.

Kabat-Zinn, psiquiatra y e iniciador del mindfulness, fue quien inicialmente desarrolló programas como el Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR), —en español reducción del estrés basada en la atención plena, a cuya sombra se diseñaron las Mindfulness-Based Interventions (MBIs), dirigidas hacia grupos más específicos​ como es el caso de la Mindfulness-Based Cognitive Therapy (MBCT), —terapia cognitiva basada en la atención plena—, diseñada para pacientes con depresión mayor con alto riesgo de recaída y recurrencia, trastorno por estrés postraumático, la ansiedad.

Por ello, a la pregunta sobre qué es el mindfulness, Montserrat Conde responde afirmando que consiste en saber prestar atención a un objetivo, focalizar nuestra conciencia en el momento presente sin valorar, enjuiciar y reconociendo y aceptando cualquier pensamiento sensación o cosas que ocurran en ese momento, sin intentar cambiarlo. Sin pensar en cómo querríamos que fuese sino cómo es. No es dejar la mente en blanco, abandonarse a las pasiones o enjuiciarlas emociones de forma maniquea. No es una técnica de afrontamiento ni una técnica de relajación es un ejercicio racional de libertad y una actitud vital representada metafóricamente con acierto en esta ilustración.

Sus principales componentes del mindfulness son, según Conde: la atención, la ausencia de juicio valorativo, la paciencia, la humildad curiosa y la aceptación del momento. Así, a través de la atención, o bien hacia algo del exterior o había algo de nuestro interior como la respiración (uno de los pilares del mindfulness) lograríamos aprender progresivamente a dominar una atención cada vez más selectiva, sostenida e intensa. Esa atención, debe tamizarse por la ausencia de prejuicios y el deleite del presente; la paciencia, que nos lleve, a través del autocontrol a romper a voluntad la rueda de la rutina automatizada cuando esta toma el control sobre nosotros y se convierte en prisa injustificada e impaciencia (enemiga de la no violencia según Gandhi).

Logrado esto, la mente del principiante sería la perspectiva ideal según Montserrat para lograr lo que considera clave del mindfulness, la aceptación del momento presente, el tratar de asumir la realidad sin oponer resistencias innecesarias, es decir, asumiendo sin pasividad hasta dónde llega nuestra capacidad de cambiar las cosas y hasta donde no. Pero como toda herramienta, el mindfulness necesita práctica para aprender a ser usada, pues de lo contrario puede ser en el mejor de los casos inútil, y en el peor de los casos algo peligroso para la salud mental.

En base a esos componentes, entre los ejercicios más útiles para lograr la atención plena se encontrarían según Montserrat Conde, la atención a la respiración plena y su entrenamiento, la capacidad de atención multisensorial y presente (esa que sentías cuando eras niño y vivías en ese mundo primigenio, mágico y nuevo de sensaciones, colores, sabores y verdades absolutas intensas y puras); el escaneo corporal (tumbado o no), etc.

Gracias a esto, según Conde encontramos una serie de beneficios más que probables derivados de la buena praxis del mindfulness. Algunos de los más importantes serían el control del estrés y la ansiedad, el estímulo de la creatividad (ligada a una mente en calma mucho más fácil de surcar), el incremento de la tolerancia activa hacia uno mismo y los demás, la empatía, la concentración (clave en alumnos con TDAH), la empatía, o la autorregulación funcional de emociones.

Tanto en pacientes con patologías previas como en pacientes sanos, la introducción del mindfulness en la psicología científica moderna ha sido probada como una técnica válida y positiva. Es decir, no nos encontramos ante un movimiento misticista y espiritual cuyo placebo paracientífico se encuentre desprovisto de experimentación validada.

A través de los vínculos con la neuroplasticidad probados por diferentes instrumentos de medición como escalas MAAS, cuestionarios FFMO, pruebas médicas como resonancias magnéticas, tomografías, electroencefalografías, etc. se puede observar mejoras cuantitativas en la gestión o prevención de determinadas manifestaciones patológicas o mejoras cualitativas ligadas al estímulo plástico de distintas áreas del cerebro. Por tanto, según la ponente y directora del curso, se ha garantizado que apretando las teclas correctas (algo que exige la correcta formación entre los instructores) pueden y tienden a lograrse beneficios para el iniciado como reducciones en la percepción relativa del dolor crónico, prevención en las recaídas en las adicciones o la depresión, contención de los efectos negativos derivados del TDA, etc.

Aplicaciones del mindfulness en educación:
Según Conde, en los últimos años ha proliferado prolifera distintos países y etapas educativas el uso del mindfulness ligado al vínculo entre la atención plena la inteligencia emocional. El mindfulness favorecería en uno mismo, según Conde, sentimientos de consciencia voluntaria asociados al autocontrol derivado de la capacidad de identificar y gestionar nuestras propias emociones. “Hay que saber bien, qué te pasa para ponerle remedio”, afirma; y ese conocimiento, permite además desplegar con aquellos que nos rodean “sentimientos de empatía y habilidades sociales útiles” tanto para uno mismo como para los demás. Pero esto no se circunscribe a los alumnos” apostilla, “en los profesores (sobre todo en secundaria) el mindfulness permite gestionar el estrés y el agotamiento mental mejorando la experiencia y la praxis docente, tal y como han demostrado iniciativas dentro de nuestras fronteras, como son programas educativos aulas felices, crecer respirando, escuelas despiertas, TREVA; o fuera de ellas.

II PONENCIA - CARLOS GARCÍA RUBIO – “LA PRÁCTICA DEL MINDFULNESS EN LA ESCUELA DEL SIGLO XXI”

Carlos García , experto en mindfulness en contextos educativos y miembro de Sukha Mindfulness y del Nirakara Institute, es además instructor de terapia, académico e investigador. 

Al respecto de los programas nombrados, fue el cofundador de crecer respirando y tras comenzar la ponencia susurra con voz tranquila unas palabras que emergen con suavidad desde los altavoces que dan voz a la imagen en streaming: “Toma una postura cómoda que te permita estar presente, estar ahí. Cierra los ojos” -os juro que es difícil, pero se puede tomar apuntes con los ojos cerrados. - “No tienes nada que hacer, nada que conseguir. Déjate estar aquí y ahora. No tienes necesidad de vivir en un espacio y un tiempo diferentes al espacio y al tiempo que vives” -Silencio prolongado y cómodo- “Sin prisa, déjate llevar por el aquí y el ahora. Siente el aire entrando y saliendo de las fosas nasales. Suelta toda esa tensión innecesaria. Si la atención se marcha a pensamientos recurrentes, reconócelo y deja que la atención vuelva al aquí y al ahora, al cuerpo y a la respiración. Poco a poco vas preparando cuerpo y mente. Nos preparamos para compartir y aprender.” Así que los asistentes abrimos los ojos, y con ellos observamos con atención el siguiente video viral que nos brinda Carlos.


García lo aclara: “quiero que a lo largo del tiempo que vamos a compartir vivamos descubriendo, experimentando y abriéndonos a la experiencia tal y como es. Sin juzgarla. Abiertos a conocerla. El mindfulness es una atención al momento que permite aproximarnos al momento presente como la niña que vive y siente la lluvia por primera vez”. De acuerdo con el ponente, hay dos componentes que aparecen en la mayor parte de las definiciones del mindfulness: monitorización de la atención (que incrementa la conciencia de la propia experiencia e incluye apertura a la experiencia y experimentación del tiempo y el espacio comunes) y la actitud de apertura amable y de aceptación curiosa, en la que observar la experiencia presente conduce a aceptar lo que hay, etiquetarlo sin juzgar, y actuar en consecuencia y con ella. “Mindfulness no es necesariamente estar tranquilo, es estar en el presente, la relajación es colateral. Pero no es solo prestar atención, es aceptar” apostilla.

El mindfulness no es la tranquilidad, es una relación activa con el presente. El mindfulness es un estado que se puede entrenar mediante una serie de prácticas. Esto establece rasgos o presencias que se pueden enmarcar fácil y útilmente en una concepción determinada de la escuela y en una determinada praxis educativa. Según García “huelga decir” -como por otro lado hace ya todo ese corpus mysticum de programaciones didácticas que flotan en el limbo del trecho que va del dicho al hecho en nuestro sistema educativo - “que esa concepción de la escuela ha de ser integral, y que, resumiendo mucho, además de los contenidos, debe centrarse en el desarrollo cognitivo y socioemocional del alumno”.

Esto incluiría, según García, la atención, la memoria, a función ejecutiva y el pensamiento, el lenguaje, las competencias socioemocionales y otros elementos necesarios (junto a los contenidos) para construir seres humanos competentes, autónomos, conscientes de su sentido vital y saludables a todos los niveles. El currículo escolar obedece a una sociedad con una necesidad concreta, pero “¿Qué tipo de currículo debería tener la escuela para cubrir las necesidades actuales?” se pregunta García Rubio, y la respuesta es uno que incluya el abanico de aquello que escapa a los contenidos evaluables entre lo que se encuentran las emociones y la atención. “La educación socioemocional y la formación competencial en ella ha de ser explicita. Se han de poner deberes para la vida. Se ha de practicar ejercicio social y emocional. Se ha de enseñar habilidades que promueven el desarrollo socioemocional del mismo modo que enseñamos a leer o escribir”, afirma García, y precisamente el mindfulness brinda las oportunidades y herramientas “para poner en marcha esas habilidades”, concluye.

Pero no todas las intervenciones contemplativas son realmente aplicaciones en mindfulness y no todas las que se plantean como tal resultan existosas. Una buena aplicación de intervenciones basadas en mindfulness (MBIs) , ha de incluir según Carlos García el desarrollo de un nueva relación con la experiencia caracterizada por estar en el momento presente; el apoyo a esta relación mediante programas basados en prácticas empíricamente asociadas a un incremento progresivo de la atención y la autorregulación consciente; y la capacidad para enmarcar en nuestro sistema educativo y sus tabulas rasas legales un programa integral que involucre al participante en un entrenamiento sostenido en la práctica del mindfulness.

Gracias a estas intervenciones hemos de buscar procesos de desarrollo cognitivos y emocionales, procesos de mejora de la competencia social con resultados palpables en bienestar, autoconcepto y calidad de las relaciones entre iguales, capacidad de apoyo y frente al bullying; implicacion en la clase, mejoras en el comportamiento o el clima de la misma y en el clima, y sobre todo una patente disposicion a aprender y a reenfocar el programa para ajustar su efectividad y viabilidad. “Mediante la meditacon, producimos una familiarizacion con habtos saludables. Pero estos solo pueden lograrse a medio y largo plazo o con una implicacion progresiva. “Si uno es capaz de enseñar a los 4 -7 años capacidad de autocontrol se está favoreciendo la reduccion de problemas academicos y de bienestar en los alumnos en su edad adulta” asevera, “la autorregulacion, incrementos del rendimiento academico, menores tasas de obesidad y adicción a las drogas, menores tasas de desemploeo y comportamientos agresivos en la edad adulta, menroes tasas de depresion y ansiedad, menores tasas de suicidio, etc. El cerebro es más plástico a edades tempranas y por tanto, tendrá un mayor impacto que a edades mas tardías.” , apostilla.



Pero, además del alumnado, Carlos García ha participado en entrenamientos de mindfulness para docentea. Cuenta que cuando era pequeño la profesora de educación física les daba clases de relajación que le ponían nervioso. Aquella profesora tenia una buena intención, sin embargo, no sabia bien como hacerlo. De hecho, según García diversos programas con la intención de llevar las competencias socioemocionales llegaron a fracasar debido a la ausencia de docentes cualificados para una aplicación a la escala requerida que se tradujo en consecuencias incluso negativas para el alumnado y el personal docente implicado. Para concluir, García reconoce que “llevar el mindfulness al aula es más difícil que con adultos Siempre es necesario empezar por trabajar en primera persona”. No contaba con las herramientas ni la formación suficiente. Los profesores muchas veces queremos aplicar el dia siguiente a oír una charla sobre Mindfulness las técnicas incluidas en ella, pero “si uo no está preparado para esto, si no pasa un proceso de aprendizaje más o menos largo” no es posible implementar con éxito el mindfulness en el sistema educativo. “Es importante entender que no hace falta leer muchos libros, requiere un conocimiento intelectual combinado con otro experiencial y guiado” afirma.

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