miércoles, 8 de julio de 2015

El último Curso de Verano se pregunta por las relaciones internacionales tras el conflicto de Ucrania

¿Cómo quedan las relaciones entre la Unión Europea y Rusia tras el conflicto de Ucrania? Esta es la cuestión que articula el último de los cinco de Cursos de Verano que el Centro Asociado de la UNED de Guadalajara ha organizado en su vigésimo sexta edición. La respuesta llega de la mano de un interesante elenco de profesionales que desde el miércoles 8 de julio y hasta el viernes 10 de julio analizarán la situación de ‘La Unión Europea y Rusia tras Ucrania’ desde diferentes puntos de vista.

El director del Centro Asociado de la UNED, Jesús de Andrés, ha presentado este curso en el que se analiza uno de “los temas estrella de las Relaciones Internacionales de la actualidad” que desde hace un año y medio ha venido encabezando las portadas de medios de todo el mundo. Este curso cuenta además con una particularidad ya que, además de presencial, se retransmite en el Centro Asociado de Tudela y puede seguirse desde cualquier lugar por los alumnos que escogieron la opción online.


El encargado de inaugurar la primera jornada ha sido su co-director, Rubén Ruiz Ramas -investigador del Departamento de Ciencia Política de la UNED y coordinador de Eurasianet.es- que ha expuesto durante una intensa sesión las bases del conflicto de Ucrania. Durante la presentación, Ruiz Ramas ha destacado el “valor específico” de este enfrentamiento tan mediático como polémico en el que los medios de comunicación y las redes sociales se han convertido en auténticos foros que han dado soporte a múltiples interpretaciones. “Con este conflicto, los mass media y los social media se transforman en foros donde chocan interpretaciones binarias típicas de la Guerra Fría”, puntualizaba. Plantillas dicotómicas que pretenden volver a dividir al mundo en dos bloques con una Europa al amparo de Estados Unidos y una Rusia nostálgica del pasado. Ruiz Ramas ha expuesto los diferentes ejes ideológicos en los que se mueve este debate y que van mucho más allá de un simple retorno al Orden Mundial establecido durante la segunda mitad del siglo XX. De esta manera, se ha referido en primer lugar a una interpretación neoliberal, caracterizada por "el doble rasero de la democracia"; a una segunda interpretación del conflicto como una lucha antifascista de corte prosoviético y marxista; y una última interpretación geopolítica, de ideas estatistas e incluso, podría decirse, neoimperialistas.

En su opinión, hay que entender el conflicto de Ucrania “como un conflicto multidimensional, multicausal y de responsabilidades compartidas” favorecido por la vulnerabilidad del país postsoviético ante las potencias internacionales y el resultado de las decisiones de los actores tanto ucranianos como internacionales. A lo largo de su exposición, el investigador y co-direcor del curso ha hecho un resumen de los acontecimientos clave de este enfrentamiento que se iniciaba con el aplazamiento del acuerdo de asociación entre la Unión Europea y Ucrania y que se definió con el estallido del Euromaidán. A partir de ese momento, la crisis ucraniana se extendió por todo el territorio llamando la atención de las grandes potencias que, por primera vez después de la caída de Unión Soviética, retaban al derecho internacional dirimiendo un conflicto de intereses en, una vez más, el Este de Europa. Además, el conflicto alcanzaba fronteras hasta ahora inexorables convirtiéndose, según Ruiz Ramas, “en una guerra de la información, espectacular y arrolladora”. “Algo ha cambiado con Ucrania”, sellaba el investigador. "Algo" que descubriremos a lo largo del curso.  

Los medios de comunicación y el conflicto 
Una vez expuestas las líneas de investigación interpretativas, se daba paso a una mesa redonda en la que los medios de comunicación se convertían en algo más que meros transmisores. Aunque estaba prevista la participación de los periodistas Pilar Requena y Alberto Sicilia, las responsabilidades laborales les han impedido venir a Guadalajara. No obstante, se mantenía la intervención del periodista Pablo González –que ha cubierto el conflicto para varios medios de comunicación- y se presentaba a la nueva ponente que, sin duda, daría la visión más íntima y social del conflicto.  Se trata de Kateryna Palanska, experta en Ciencias Políticas, miembro de la Asociación ConUcrania y portavoz de conucrania.com.

Comenzaba esta segunda sesión con “la experiencia vital” de Pablo González como reportero en Ucrania. El periodista enmarcó su intervención en el movimiento de protesta Maidán: “Fue muy bonito y quedé impresionado por la energía y la organización de la protestas”. Sin embargo, y según el mismo, “esta preciosa impresión inicial ha cambiado con el tiempo porque no era tan real como parecía”. El reportero señaló la participación en esta protesta de grupos de extrema derecha, en concreto hinchas de los clubes de fútbol ucranianos, sin embargo “nadie podía controlar el Maidán”. En cuanto al enfrentamiento en Crimea, tras la ocupación y anexión de Rusia, ha dicho que “aquello era una fiesta” en la que todo fue bastante distinto de cómo lo han contado: “Durante el bloqueo de las bases militares, los rusos llevaban tabaco a los ucranianos que no podían abandonar sus posiciones”. No obstante, y según González “el enfrentamiento en Donbass fue diferente.  Los bares estaban abiertos pero el sentimiento de agravio era muy fuerte ”.


Una visión más social
Kateryna Palanska, procedente de Kiev, dejó bien clara su intención desde el principio de su intervención: “Soy ucraniana, apoyo a mi pueblo pero no a esta guerra que está siendo utilizada y que ha respondido con un Gobierno que no está llevando a cabo ninguno de los cambios que el pueblo pidió”. De esta manera, Palanska hizo un breve recorrido por el movimiento de protesta que se gestó en la Revolución Naranja y que estalló con el Maidán. Su visión del conflicto es pesimista: Ucrania estaba y seguirá estancada a este ritmo. “Las ciudades han quedado derruidas, la gente emigra, las potencias siguen enfrentándose en este territorio por sus propios intereses y beneficiándose de la vulnerabilidad de regiones como esta". En palabras de Palanska, lo que necesita Ucrania es un cambio de sistema, la caída de las oligarquías y una reforma social e institucional. 

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