miércoles, 10 de julio de 2024

Trauma de apego y terapia centrada en compasión y regulación emocional

 El apego y la terapia centrada en compasión y regulación emocional centraron el discurso en la última jornada del Curso de Verano “Trauma, crianza y terapia”. 

Trauma de apego: 

¿Qué es el apego?”, comenzó exponiendo Mónica Ahrendy García, psicóloga Sanitaria, profesora tutora en UNED y coordinadora en ‘Somos Estupendas. “El apego es un sistema primario, es el sistema primario del ser humano. Es un sistema de conexión relacional con el otro. La naturaleza ha creado eses sistema para que nos aferremos a la vida. Es un sistema primario de vinculación que nos va a proporcionar el modelo funcional interno, es decir, las gafas con las que yo veo la vida”, prosiguió.

Mónica Ahrendy, en su ponencia

 El apego se divide en diversos subtipos (seguro, inseguro, evitativo y ansioso) y se desarrolla a través de miles de pequeñas interacciones, rupturas y reparaciones. “Eso es lo que provoca que yo vaya generando unas expectativas”, afirmó García. 

Gustamos a las personas por cómo les hacemos sentir. Si los problemas no se solucionan se produce un distanciamiento”

El apego se encuentra en la base, por debajo de la mentalización y de los sistemas superiores. Un sistema de apego secundario, según la psicóloga Sanitaria, también cortical, que permite la relexividad y que puede ejercer “como muletas cuando el sistema de apego no ha funcionado bien”. 

Asimismo, se puede trabajar en terapia pero también se puede conseguir con figuras naturales. “No necesitamos ir a terapia pero es difícil encontrar a personas, profesores, amigos pareja, que te proporcionen esta sensación”, continuó Mónica. A continuación. Señaló las claves sobre cómo se trabaja el apego en la consulta. 

Recomienda, en primer lugar, observar el estilo de apego del paciente. Después, fomentar la seguridad emocional, establecer límites claros, adaptar el enfoque terapéutico, trabajar en la relación terapéutica y fomentar la autonomía, es decir, ayudar al paciente a “desarrollar habilidades de autorregulación emocional y fortalecer su autoestima, lo que puede contribuir a un estilo de apego más seguro”. 

“El apego no se cura. Nuestro organismo se da cuenta antes que nosotros, se produce una reacción y ésta no se puede impedir. Mi cuero va a reaccionar a ciertos estímulos que desarrollaron ese trauma de apego. Pero lo importante es lo que ocurre después de reaccionar”

Dicen que “cada maestrillo tiene su librillo”, pero las fases del proceso terapéutico son comunes para todos. Entre ellas se encuentra el establecimiento de la relación, la estabilización y seguridad, el conocimiento de la estructura del funcionamiento y el procesamiento del trauma”. 

“Nuestro objetivo en terapia es ser Pepito Grillo”, continuó exponiendo Mónica Ahrendy, “el paciente interioriza la voz de su terapeuta. Entonces yo empiezo a sobrar, tenemos que ser absolutamente prescindibles”. A su vez, concluyó su ponencia calificando a los terapeutas como “seres que no son ni objetivos ni imparciales”. Además, afirmó que una tarea esencial es la de “reflexionar sobre tu propio apego y cómo puede influir en la relación con el paciente. Por ello, hay que ser reflexivos y conscientes de nuestras propias emociones”. 

Trauma, terapia centrada en compasión y regulación emocional: 

“Sé amable con cualquier persona que conozcas porque puede estar librando una dura batalla”. Ésta fue la presentación de Félix Hernández Lemes, psicólogo general sanitario, profesor-tutor de la psicología de la emoción y supervisor del Servicio de Psicología Aplicada del Centro Asociado a la UNED de Guadalajara, en la última ponencia de este curso de verano. 


Tras una breve definición del concepto de "trauma", que hace referencia a “las consecuencias de la exposición a experiencias personales que suponen una amenaza a nuestra supervivencia”, introdujo el argumento central de la charla: la terapia centrada en compasión. 

En primer lugar se basó en una reflexión de Dalái Lama (“si quieres que otros sean felices, practica la compasión. Si tú quieres ser feliz, practica la compasión”), y, posteriormente, en otra que razona sobre el concepto de autocompasión en psicología, cuya autoría recae en la psicóloga estadounidense Kristin Neff (“cuando la compasión se dirige hacia uno mismo se denomina autocompasión. Conlleva amabilidad u entendimiento del propio dolor y sufrimiento en lugar de ser autocrítico con uno mismo, percibiendo las propias experiencias como parte de al experiencia humana y observando los pensamientos y sentimientos dolorosos con perspectiva”). 

'Compasión' proviene del término latino ‘compati’, que significa “sufrir con”. Para otros, como Javier García Campayo, al que Félix se refirió en numerosas ocasiones, la compasión es la “capacidad de hacerse consciente de ese sufrimiento humano”. O, también, como “la respuesta emocional al dolor o sufrimiento de otra persona, que implica un deseo auténtico de ayudar”, tal y como se muestra en el libro ‘Compassionomics’. 

“Nuestros padres son los que crean para nosotros una “base segura”, nos dan un modelo de trabajo sobre cómo manejarnos con las amenazas, nos protegen de las  amenazas externas”

En una exposición basada en un mayoritario componente teórico, para Hernández “la investigación ha demostrado que el sistema afiliativo orientado a la satisfacción, la calma y la seguridad, se ha desarrollado significativamente con la evolución de la conducta de apego propia de los mamíferos. Gilbert afirma que el sistema afiliativo fue diseñado como regulador de la naturaleza”.

Los padres gozan de un papel trascendental en los cuidados y en el desarrollo de sus hijos. Tanto es así que su estilo de apego predice en un 75% el estilo de apego de sus descendientes. Para Hernández la mayoría de las investigaciones sobre la autocrítica “se centran en la relación con los padres. Así sabemos que muchos padres no proporcionan suficiente cariño y apoyo a sus hijos sino que intentan controlarlos Así, recurren a técnicas despiadadas como método para alejar a sus hijos de problemas o para mejorar su conducta, los niños asumen que las críticas son una herramienta motivadora útil y necesaria. Lo que significa que los comentarios despreciativos reiterados, que algunas personas adultas repiten en sus cabezas, suele ser el reflejo de las voces de sus progenitores”. 

Los mensajes más relevantes de la Teoría Centrada en la Compasión (CFT) son: las cosas que te han pasado en tu vida no son tu culpa, pero es tu responsabilidad aliviar tu sufrimiento; la compasión se trata de elegir la mejor versión de ti que puedas ser; estás viviendo una vida que no elegiste.

Tras calificar a la autocompasión como una “habilidad que se puede aprender y mejorar con práctica”, Félix Hernández recomienda relacionarse con calidez y amabilidad con uno mismo, en lugar de ser autocrítico, recordar que el sufrimiento y el fracaso son parte de la experiencia humana compartida y afrontar los sentimientos negativos de forma equilibrada para no identificarse demasiado con ellos. 

Y, como punto y final de este curso de verano, concluyó con el mantra de la autocompasión (AC): “Cada vez que percibo algo de mí mismo que no me gusta o cuando algo va mal en mi vida me repito lo siguiente: éste es mi momento de sufrimiento, el sufrimiento forma parte de la vida, pido ser amable conmigo mismo, pido ofrecerme la compasión (o amabilidad) que necesito”. 

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