El vino, palanca del auge gastronómico
Para afrontar este último
día de curso, nos trasladamos a Cogolludo, a la Finca Río Negro, donde entre el
Sorbe y el Bornoba, acogidos extraordinariamente por la familia Fuentes,
desarrollaremos varias actividades.
Para comenzar, de la mano del periodista de El Mundo, autor de diversos libros y especialista -por afición- a la gastronomía y el mundo del vino, disfrutaremos de un coloquio entre Blanca Moreno, co-propietaria y sumiller de El Molino de Alcuneza en Sigüenza; David Chavarrías, enólogo de Finca Río Negro, y Claudio Piqueras, enólogo del valenciano Pago de Tharsys.
Conde introduce la charla
asegurando que, en alusión a la bodega que nos acoge, “hacer vino a mil metros de altitud es una labor heroica”
El periodista elogia además el producto nacional y asevera que “la alta gastronomía, incluido el vino, es la gran aportación, a modo de sector que España ha hecho al mundo”. Como ha quedado reflejado una vez más, cuando hace unas semanas el restaurante de Barcelona Disfrutar, tomaba el testigo del El Bully, y era reconocido como el mejor restaurante del mundo, y el asador vasco Etxebarri y el madrileño DiverXO se colocaban en el segundo y cuarto de la prestigiosa lista de los mejores 50 donde sigue estando patente la poderosa hegemonía de la cocina española desde hace casi ya dos décadas.
Puesta en valor del producto nacional
Conde dejaba así las primeras
reflexiones para sus contertulios: ¿Comida tradicional o de innovación? Y puesta
en valor del producto nacional.
En
el Molino de Alcuneza, que cuenta con una Estrella Michelín reibida en 2018 y que han reeditado este año, una Estrella
Michelín Verde por su gastronomía sostenible también lograda en 2024 y un Sol
Repsol en 2023, apoyan a los
productores locales “con el proyecto ‘Guardianes del territorio’ en el que usamos
nuestra visibilidad para dar a conocer a pequeños productores con los que
nosotros trabajamos, les hablamos de ellos a nuestros clientes y cada uno tiene
su ficha en nuestra web”, afirma la sumiller que explica como este tipo de
iniciativas ayudan a promocionar y poner en valor al producto que luego será “cocinado
de manera sencilla o más elaborada como la que hacemos nosotros”.
La co-propietaria del Châteaux & Relais comenta que su carta
de vinos solo tiene producto español, y como “algunos clientes esnobistas se sorprenden
porque no tengamos vinos internacionales” ante lo que la “defensa” de la
sumiller “siempre es la misma”: “Somos el primer país del mundo en superficie
de viñedo, en calidad y precio no tenemos nada que envidiar a los vinos
franceses e italianos. Tenemos un gran potencial vinícola y no hemos sabido
ponerlo en valor”.
Blanca Romero hace después
una importante reflexión, sobre un tema en el que ya se ha puesto el foco en
este curso: “Tenemos que hacer un cambio de paradigma. Hay que tener orgullo
patrio. Nuestros vinos están tan enraizados en nuestra cultura que forman ya
parte de nuestro ADN”.
El valenciano Claudio
Piqueras, que está en esta sala en representación de Vicente García Martínez,
fundador de la bodega Pago de Tharsys
y considerado padre del Cava valenciano, y al que un atropello de tráfico en la
tarde de ayer le ha impedido viajar hasta Guadalajara, explica que en su bodega son “pioneros en la
elaboración de vinos espumosos DO Cava, además de en la elaboración
de vinos de Pago, bajo su
propia DOP THARSYS –Denominación de
Origen Pago, es una etiqueta exclusiva que se otorga sólo a vinos
de tierras muy concretas y de las en España hay 18-, así como en
vinos de la DO Utiel-Requena”. La producción total de la bodega alcanza los
tres millones de botellas, pero la parte dedicada al pago “es pequeñita, son 17
hectáreas y las reducida producción de botellas va nuerada”.
Para Piqueras, el hecho
de que en Tharsys tengan un hotel y se dediquen al “enoturismo” hace que además
de necesitar formación y experiencia incida en la necesidad de “trabajar la creatividad,
para averiguar qué necesita tu cliente, para después venderle la experiencia y sorprenderle”.
El enólogo, que atesora además
15 años de experiencia en hostelería, recuerda como en Requena, la DO hizo un
gran esfuerzo por formar a los hosteleros, con una buena formación de varios
días y una gran inversión, “solo dos hosteleros de la zona acabamos incluyendo
aquellos vinos en nuestras cartas”.
Más calidad, menor consumo
Castilla-La Mancha es el
mayor viñedo de Europa, cada vez de más calidad, pero en la zona como en otras
de España cada vez se bebe menos vino, plantea el moderador.
Piqueras apunta a la “demonización”
que se ha hecho del vino como uno de los culpables, y argumenta que “el vino es
una bebida social, por tradición, cultura, todo el arco mediterráneo bebe vino
y lo hace comiendo porque “beber fuera de la comida es de borrachos” como decía
mi abuela”. Y señala la malignidad del exceso porque “tampoco se educa a los
jóvenes en la moderación de las bebidas azucaradas”.
Y son a favor de estas bebidas
y de las cervezas por donde el vino está perdiendo mercado porque actualmente “el
cliente busca refrescarse” señala Blanca Moreno.
En este sentido, el
enólogo anfitrión, David Chavarrías, exploca que ha habido un cambio de tendencia
en el gusto de los clientes que recuerda que “antes los vinos estaban muy
maderizados, pero ahora el consumidor busca vinos más frescos y afrutados” y
apunta también que “ha bajado el consumo del tinto a favor del blanco”.
Piqueras continua su
análisis apuntando que “el cliente normal no tiene una gran cultura de vino, y
el precio acaba determinando muchas veces las decisiones”. En este sentido, el
enólogo de Requena señala que, en este proceso, del cava, que es su
especialidad, “se ha colado el proseco italiano” que está muy bien respaldado
por “una gran institución para la promoción y la defensa del proceso”, mientras
que en España ha disminuido el consumo de cava.
La sumiller del Molino, por
su parte, vuelve a poner el foco es nuestra escasa capacidad de autovaloración:
“En mi opinión, siempre nos hemos creído pequeños, por complejos. Históricamente
tuvimos un frenazo en nuestro desarrollo industrial, cultural y a muchos otros
niveles, y en ese momento sí podíamos mirar al resto como si fueran mejores,
pero ya no existe retraso alguno que nos hiciera seguir pensando de esa forma”.
Respaldo
En cuanto a lo echan de menos,
a modo de respaldo, para mejorar en el futuro, el valenciano habla de que falta
gente “que se arriesgue más, que apueste”,
pero apunta también a la falta de relevo generacional como uno de los motivos
para la disminución de la producción vitivinícola: “Se están perdiendo muchos
viñedos viejos, y son los buenos, porque los abuelitos se nos están yendo y
nadie toma el testigo”.
“’El sal del pueblo’” ha
hecho mucho daño porque la idea era que el que se quedaba fracasaba y el que se
iba triunfaba” apunta Blanca Moreno, que incide también en que ahora “la
mentalidad está cambiando”. Y Piqueras, recuerda como su padre “tras dedicarse muchos
años al cuidado de las viñas en Requena cegó la bodega para hacer una casa en
la zona y me dijo que me dedicara a otra cosa”.
Cómo afecta a los viñedos
el cambio climático, las calificaciones ecológicas, la fijación de población y
creación de empleo en el medio rural y los numerosos sellos de calidad o garantía
que se solapan en el panorama actual, han sido otros de los temas que se
trataron en este ameno coloquio.
Visita a la finca Río Negro y cata de sus elaboraciones
Río Negro es una vuelta a los orígenes. Por el deseo del padre, José Manuel Fuentes, de encontrar una tierra en la que revivir su infancia entre viñedos. Es regreso a la tradición vinícola porque en Cogolludo, según en el catastro de 1750, un tercio de su tierra estaba catalogada como viñedo, y por haber recuperado la cosecha de uva Tinto Fragoso, una variedad única en el mundo, originaria de la zona.
Es esfuerzo, tesón y
paciencia. Por trabajar desde esos 992 metros sobre el nivel del mar, por la
compra de la primera parcela en 1998 y seguir aumentando hasta las 43 hectáreas
actuales, por el paso de una década hasta salir al mercado con la primera añada
del 2007, en el 2010; por la vendimia manual buscando la excelencia.
Pero también es avance y
vanguardia. Por el uso de cámaras de frío para enfriar la uva antes de su
entrada en los depósitos. Con la generación de actividad económica en su zona
de acción, a través de los empleos que se crean, de la atracción de turistas con
sus actividades de enoturismo, con su llegada a una veintena de países.
Finca Río Negro es
también reconocimiento internacional con premios y distinciones de las mejores
publicaciones y estamentos del sector (Medalla de Oro en el Concurso Mundus Vindi,
James Suckling, Wine Enthusiast o la Guía Peñin).
Entre sus próximos
objetivos, Fernando Fuentes, el gerente de la bodega -su hermano Víctor se encarga
de la dirección comercial-, señala “alcanzar las 200 mil botellas de producción”
y lograr la etiqueta De Pago o la DO, vías en la que “trabajamos a la espera de
decisiones a nivel europeo”.
Dejando el edificio central, cuyo revestimiento de pizarra nos recuerda que estamos en las estribaciones del Parque Natural Sierra Norte, nos adentramos en la zona de viñedos, para observar las interminables hileras de Tempranillo, Syrah, Cabernet Sauvignon, Merlot, Gewürztraminer y Tinto Fragoso.
Entramos después en la
bodega, propiamente. Un santuario de calma, extrema limpieza y esmerado control
de humedad. Pasamos por las diferentes estancias y en la sala de barricas, una
zona denominada ‘Club de Barricas’ llama la atención del grupo. Llevan el nombre y logo de numerosas y variopintas
empresas. Con el contenido de cada barrica, por un precio de unos tres mil
euros, se podrán embotellar 270 botellas.
La mejor diversión nos
aguarda en un agradable salón, decorado con elegancia, donde realizamos una
cata, maridada con sabrosos productos de la zona, de cinco vinos. El Río Negro Gewürztraminer
2022, el blanco que cosecha elogios desde su primera añada. El FRN 992 2021, con
su frescura y recordando la altitud de la finca. El Finca Río Negro 2019 con sus dos años en
barrica. El Cerro del Lobo 2020, un monovarietal de Syrah que está recogiendo
las mejores críticas. Y el 5º Año de 2018, el más mimado de la finca.
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