Con un éxito rotundo y más de 130 alumnos (entre la modalidad ‘online’ y presencial), el Espacio Joven Europeo de Azuqueca dio al bienvenida al penúltimo Curso de Verano planteado por el centro asociado de la UNED en Guadalajara: ‘Trauma, crianza y terapia’.
“¿Cómo son de adultos los niños que han crecido en entornos con violencia de género? Cuando empiezas a hablar con ellos, en terapia, te das cuenta que ese primer entorno en el que crecieron, con violencia, por ejemplo, hacia su madre, han sido definitivos para marcar aspectos de su propia vida”, continuó el supervisor del Servicio de Psicología Aplicada de la UNED, con 45 años de experiencia como psicoterapeuta.
Antes de entrar en materia señaló algunos aspectos clave a la hora de referirse a los hijos e hijas de violencia de género. Para Martorell, no son testigos sino víctimas ya que crecen inmersos en violencia, lo que les provoca consecuencias físicas (retraso en el desarrollo y alteraciones de alimentación o sueño), consecuencias emocionales (ansiedad, depresión, baja autoestima, inseguridad, aislamiento, dificultades con la empatía), consecuencias cognitivas (fracaso escolar, indefensión aprendida), consecuencias conductuales (agresividad, falta de habilidades sociales, adicciones), y neurofisiológicas (alteraciones bioquímicas y estructurales, hiperexcitabilidad permanente).
“Pero, ¿qué es la Teoría de guion de vida?”, preguntó José Luis alzando la voz. Como respuesta expuso una cita de Eric Benre, psiquiatra canadiense. Éste consideraba que un guion es “un plan de vida formado en la primera infancia bajo la presión parental y que después continúa en vigor. Es la fuerza psicológica que impulsa a la persona hacia su destino, tanto si la persona combate como si dice que es su libre voluntad”. Como ejemplo, prosiguió, “si tengo que estar callado porque si no me pegan, eso ya es un guion”.
Una teoría a la que se refirieron grandes figuras de la literatura como Franz Kafka en ‘Carta a mi padre’ (“Si comenzaba a hacer algo que no fuera de tu gusto y tú me amenazabas con el fracaso, el respeto por tu opinión era tan grande en mí, que el fracaso, aunque fuese mucho más tarde, era irremediable”) o Albert Camus (“El sol que brilló sobre mi infancia me libró de todo resentimiento”).
¿Quién soy? ¿Quiénes son los otros? ¿Quién tiene el poder? ¿Qué tengo y qué puedo hacer? ¿Cómo ser feliz o cómo estar bien? Éstas son algunas de las preguntas que nos formulamos cuando somos pequeños. Mientras, “estás bien”, “puedes pensar, “puedes equivocarte”, “puedes aprender”, “te quiero”, “puedes confiar en mí” son algunos de los mensajes positivos que se dan cuando el guion va bien.
En cambio, un guion positivo se puede convertir en dramático cuando va dirigido a hijos e hijas que han crecido en entornos de violencia de género. Inseguridad, desconfianza del otro, duda, vergüenza, culpa, miedo, alerta permanente, “una versión de sí mismo dominada por el abuso”, “éxito atribuido a factores externos” son algunas de sus consecuencias, según Martorell, que finalizó su ponencia con una reflexión acerca de cuándo una terapia concluye con éxito: “Toda terapia termina con éxito con una persona que se quiere y acepta”.
Trauma, crianza y pareja:
A partir de las 19 horas arrancó el turno de Arun Mansukhani, psicológo especialista en Psicología Clínica y asesor de la Comisión Europea en delitos de odio. “La terapia me mantiene unido a la realidad, “sentarse delante de una persona que está pasando por un proceso difícil y acompañarle en ese proceso te devuelve al sufrimiento humano”, indicó el también sexólogo.
Pero, ¿a qué no referimos cuando hablamos de “trauma”? Jean-Martin Charcot, neurólogo francés, fue el primer investigador interesado en la salud mental. Él se refería a la histeria, una enfermedad mental causada por un trauma psicológico. “Frecuentemente, por abuso sexual”, añadió Mansukhani.
Posteriormente, Charles Samuel Myers, médico inglés que ejercía como psicólogo, demostró que un 30% de hombres y un 27% de mujeres sufrieron trastorno de estrés postraumático en algún momento después de la Guerra de Vietnam. A partir de aquí comienza a catalogarse al trauma como enfermedad mental.
“El trauma se ha reducido mucho menos en el entorno de la intimidad, hablamos de violencia sexual, aumento del número contra mujeres y niños. En países desarrollados 19-35% niñas y 14-26% niños, sólo 1-2 de cada 10 es denunciado y se suelen comunicar entre los 35-45 años”, continuó Arun, que mencionó el Original ACE Study, donde los doctores Felitti y Anda demuestran que el trauma no sólo esta asociado con la salud mental sino con la salud en general.
El concepto de “trauma” ha ido variando con el paso del tiempo y, desde lo acontecido en Vietnam, ahora nos referimos a “bullying” en los centros escolares o soledad. Éste afecta a los neuroretransmisores (adrenalina, noradrelina, dopamina y cortisol) y el cortisol, por ejemplo, está íntimamente relacionado con el sistema inmunológico.
“Lo que pasó, pasó, fue horrible, pero ya no me afecta, y todo nuestro trabajo va encaminado a eso”, Arun Mansukhani.
“Lo que ocurre es la amenaza percibida, la persona no regresa a la normalidad, se queda en un estado de alerta permanente, preparado para responder en un determinado momento. ¿Qué es algo traumático? Algo que provoca una desregulación permanente”, afirmó Mansukhani.
Y, además, el estrés se puede convertir en trauma en varias fases. Algo puede ser traumatizante si es demasiado intenso u ocurre demasiado pronto, cuando es menos intenso pero más repetitivo, y, como los niños “carecen de autorregulación”, relataba Arun, “necesitan a las figuras de apego para calmarse”. Pero, a su vez, para el especialista en Psicología Clínica, “las personas que tienen personas de apego cerca sufren menos trauma y los niños que tienen dificultades de apego buscan afecto. Entonces el apego se vuelve protagonista porque nos enseña a cómo autorregularnos, corregularnos y desregularnos (cómo hago para volver a la normalidad después de una mala noticia) en la intimidad, tres cosas centrales en las relaciones de pareja”.
“La emoción desregulada es el problema central para las parejas de alto nivel de conflicto (Alan Fruzzetti, 2006)”
“Autorregularme, corregularme y qué es lícito, las tres cosas que se aprenden en una buena estructura familiar. Ir educando en qué expresiones son correctas y cuáles no. Ahí es dónde se va a ir aprendiendo y dónde el niño va a ir llegando a las relaciones que tiene los adultos”, mencionó el Mansukhani, poco antes de referirse a las “dinámicas conflictivas”.
En ellas hay que distinguir la conexión-distanciamiento, huida-persecución (una de las partes está más distanciada que la otra), evitación del conflicto (relación superficial, evitación de la intimidad), reactivas (hay conflictos abiertos basados en la crítica, desprecio, victimización…), y destructivas (dominante-dominante, dominante-sumisa, sumiso-sumisa).
“A partir de ahí toca trabajar en pareja el pegamento tóxico: familiaridad-patrones de apego, qué consideramos manifestaciones del amor y qué no, familiaridad en la comunicación y cómo se resuelven los conflictos”, sentenció Arun Mansukhani.
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