viernes, 28 de junio de 2024

Abordando la violencia contra personas con discapacidad

Afrontamos la última jornada del curso para continuar abordando la problemática de la violencia digital desde distintos aspectos.

Y de la misma manera que en otros colectivos, el uso de las tecnologías ha provocado cambios en su forma de vivir la vida, y de comunicarse y relacionarse con el mundo, también en personas con discapacidad intelectual, que representan alrededor del 2% de la población general.

El uso de los dispositivos tecnológicos, las redes y las plataformas digitales “les ayuda a mejorar y potenciar sus capacidades porque les obliga a esforzarse” afirma Pilar Gutiez Cuevas -profesora titular de Educación en la Universidad Complutense de Madrid, y presidenta de AMPAT (Asociación Madrileña de Profesionales de la Atención Temprana), entre otros- y quien dirige esta ponencia.    


Como se ha venido exponiendo a lo largo de este curso, está probado que la violencia digital puede provocar daños psicológicos o emocionales importantes en quienes la sufren, pero cuando esas agresiones tienen lugar contra esta población vulnerable “aún es más indigno: los daños son encarnizados, mucho más irrecuperables y limitan su calidad de vida y su futuro” sentencia Gutiez Cuevas, e incluso puede conducir a situaciones límite -autolesión o incluso, suicidio-.

El hecho de querer dañar a los grupos más vulnerables pone de manifiesto que hay disminución en los aspectos morales, de sensibilidad o responsabilidad. “Nos estamos deshumanizando. La normalización de esas conductas agresivas es preocupante” advierte la Profesora Gutiez.  

Y lo peor es que el mayor riesgo radica en “sus iguales” porque los recientes estudios realizados por ONCE y CERMI indican que aumenta el riesgo al sufrir violencia cuando se integran en grupos de ‘inclusión’ en su centro escolar. Por lo que puede decir que “la normalización implica riesgos” asegura la ponente.

Entre el alumnado con discapacidad la prevalencia del acoso tiene lugar en 1º y 2º de la ESO (40%), mientras que en 5º y 6º se sitúa en el 37% de los casos. “Ya no hay ‘hombre del saco’ ahora está el ‘amiguito’ en internet” y WhatsApp (18,8%) seguido de Facebook (10,3%) las redes sociales donde se producen los mayores índices de ciberacoso.

Las encuestas a alumnos con discapacidad también revelan datos muy preocupantes en cuanto a las causas del acoso y ciberacoso escolar o los lugares donde tiene lugar este.

Para empeorar aún más la situación,  estos colectivos tienen, además, menos recursos para defenderse y comunicar lo que les está pasando. Solo en un 38,7% reconoce ‘haber pedido ayuda’.  



Por eso es fundamental formales para que conozcan todos los riesgos a los que se exponen, para que sepan identificar las situaciones de peligro, para potenciar su inteligencia emocional y controlar el tiempo de uso de dispositivos y medios digitales. “Hay que extremar y enseñarles a controlar al máximo su privacidad” señala Pilar Gutiez que incide en que “la supervisión parental, de profesores, de los adultos” vuelve a cobrar valor. “Si le adviertes de que no ande cerca de un precipicio, cómo no hacerlo con respecto a los riesgos del entorno digital”

Pero además es necesaria una sensibilización social y la formación de los profesionales y docentes del entorno educativo.

La Profesora Gutiez va más allá y asegura que “no basta con hacer protocolos maravillosos ¿dónde están los recursos y los mecanismos de aplicación?”. Y califica las actuales medidas como “absolutamente escasas y muy poco resolutivas”.

En el contexto de la violencia sexual los datos siguen siendo alarmantes. Se multiplica por cuatro el daño a la población con discapacidad, y las mujeres tienen un 40% más de riesgo de sufrir abusos sexuales.

Ciberacoso y adicciones en la adolescencia

En esta sesión de cierre del curso, Valentín Martínez-Otero Pérez -profesor Titular de Educación en Universidad Complutense de Madrid y director del grupo de psicosociología de investigación sobre violencia- ha ido un paso más allá para analizar algunas de las peores consecuencias del mal uso de la tecnología: el ciberacoso y la adicción.  



Y si bien, la relación entre la violencia digital y la ciberadicición no tiene una causalidad directa, una adicción puede derivar en conductas agresivas o violentas en el entorno digital.

Internet tiene múltiples cebos para convertirse en algo muy adictivo. Su amplia disponibilidad, bajo coste y fácil manejo aumentan su potencia adictiva. Y esta capacidad adictiva aumenta cuando se usa como instrumento de juego más que cómo herramienta educativa.

La adicción a internet está a punto de convertirse en una importante emergencia de salud pública. Dependiendo de los estudios, se reflejan una prevalencia entre el 1,6% y 22,8%. “Es perturbador y  fundamental su prevención desde el punto de vista sanitario” apunta el ponente.

Las pautas de prevención son, entre otras, reducir su uso a herramienta de trabajo educativo, potenciar la búsqueda responsable e inteligente en internet, limitar el tiempo -4 horas diarias, sería el máximo ideal- o promover la navegación compartida y el trabajo cooperativo en los centros escolares. Pero de nuevo, el Profesor Martínez-Otero advierte sobre un tema recurrente a lo largo del curso: “Tener unos valores es esencial porque para el ser humano son asideros, fundamentos, luces en la oscuridad, iluminan el camino”.  

Hay contenidos que normalizan la violencia y “la desensibilización sistemática hace que naturalicemos la violencia en vez de repulsarla” asegura el ponente.

Aunque no todo uso problemático de la red conlleva una ciberadicción, entre los malos usos que se enmarcan en la violencia digital destaca el ciberacoso, una conducta sistemática, que no da tregua y que no es sencillo de eludir porque en muchas ocasiones son anónimos e invisibles para sus víctimas.



Prestar la oportuna atención a las señales de alarma, la prevención, y hacerlo de manera temprana es fundamental una vez más y debe ser llevada a cabo por padres y profesores de manera conjunta.  

 “Comienzan a ser inquietantes las cifras de ciberacoso” asegura Martínez-Otero, aunque no se ha establecido que exista mayor sufrimiento en hombres o en mujeres, si bien hay algunos datos que indican mayor presencia entre grupos de mujeres.

 

Violencia digital en adolescentes, un mal globalizado

La tarde de esta segunda jornada se dedica al debate con dos mesas redondas, la primera nacional y la segunda, en remoto, desde Méjico, pero ambas abundando en la temática de la violencia juvenil entre los adolescentes.

Con la participación de Francisco Crespo Molero -Doctor en Ciencias de la Educación por la UNED, profesor de Servicios a la Comunidad en el IES Ciudad Escolar y experto en salud mental y en acoso infantil-, de Eva Muñoz Jiménez -Doctora en Educación por la UNED, asistente de Sánchez Romero en su Departamento y coordinadora de este curso-, y Cristina Sánchez Romero, directora del curso, se celebra la mesa 'Riesgo y control digital. Su repercusión en la salud mental'.


La definición de violencia digital está muy próxima a los elementos que definen el acoso escolar.  Sin embargo no siempre que hay acoso, hay ciberacoso pero, cuando hay violencia digital, suele existir el acoso, y un reciente estudio arroja que un 12% de los casos de acoso escolar son también ciberacoso.

El acoso está tipificado como un delito (artículo 172ter) pero hay que ser cuidadosos porque “somos profesores, no somos jueces ni policías en un contexto que no es el más adecuado, aunque esté regulado” asegura Crespo Molero haciendo referencia al protocolo existente que obliga al tutor, consejo, dirección, entre otros, en un centro educativo a “crear un espacio de reflexión, pausado para pensar y analizar lo que está sucediendo con esos alumnos entre los que puede existir acoso, y de manera colegiada resolver si existe o no, y tomar las medidas oportunas de manera objetiva”. Si se determina que hay acoso, hay que ponerlo en conocimiento de las autoridades competentes y todo toma otras dimensiones.  

El profesor de Servicios a la Comunidad realiza entonces un exhaustivo análisis a la Ley Orgánica 8/21, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, aportando ejemplos para que se puedan comprender mejor las distintas situaciones que se contemplan. Recordando que esta Ley obligó, a partir de su promulgación, a que las Comunidades también se pusieran a legislar en su entorno.

Por ejemplo “en la Comunidad de Madrid, los niños que han sufrido acoso escolar pueden recibir 10 sesiones gratuitas que le hayan sido prescritas por un especialista” apunta Francisco Crespo quien reconoce que si bien “el número de sesiones no es suficiente, al menos es un comienzo”.

“Se busca que todos los centros escolares sigan un mismo protocolo” señala Eva Muñoz, pero en la mayoría de las ocasiones surgen las dudas porque varían las circunstancias, y cada caso y su enfoque es distinto aunque todos estén en el ámbito del acoso escolar.

Crespo Molero lleva entonces la charla hacia la importancia de  determinar la intencionalidad y la conciencia sobre las acciones: “¿Existe intención en hacer mal? ¿Sabía ese niño que lo que estaba haciendo estaba mal?” Y es que en muchas ocasiones los menores se saltan las normas, quizás por falta de competencia digital “de ahí la importancia de hacer comprender a nuestros alumnos lo que conlleva el derecho a la información”, subraya y se vuelve a poner de manifiesto la necesidad de emplear términos educativos adecuados a cada edad y entorno.

El avance que puede suponer las nuevas legislaciones -anteproyecto de Ley para desarrollar el hecho de que un niño no pueda acceder libremente a una red social- es motivo de satisfacción para los tres ponentes. “La base es la misma por la que nadie dejaría conducir a niño” señala Crespo Molero. Pero “el debate está en el establecimiento del límite de edad” argumenta la coordinadora el curso quien ha expuesto previamente las conclusiones de un estudio sobre la adolescencia que repasa desde la complejidad y los numerosos frentes que se afrontan en esta etapa de la vida a cómo el cambio de valores, y una significativa crisis de los mismos, de la sociedad incide en las edades más tempranas a cómo determinar la edad de maduración, tanto cognitiva como digital, de un niño o niña.

Tanto Francisco Crespo como Eva Muñoz están de acuerdo en que las redes sociales y las plataformas digitales facilitan la propagación de la violencia digital en la etapa adolescente, mientras que Cristina Sánchez alude también “a la responsabilidad compartida por los usuarios”.

Queda patente, de nuevo, la necesidad de establecer entornos seguros de aprendizaje digital, mientras que no haya una regulación en cuanto a la edad de uso y de acceso a unos u otros contenidos.



La repercusión de la violencia digital en el bienestar de los adolescentes, es otro de los temas que se abordan y sobre el que hay unanimidad en la mesa. Los ponentes van incluso más allá al señalar que las situaciones de ciberacoso afectan también al entorno más cercano de la víctima, o cómo hay datos que apuntan a que “las víctimas acaban canalizando su desesperación ideas límite -suicidio- o en enfermedades mentales” apunta Francisco Crespo. Mientras que la directora del curso amplia los límites de esas repercusiones: “lo que termina cuando se cierra un aula, puede continuar fuera del entorno escolar. Hay una continuidad”.

La creación de entornos seguros de aprendizaje digital es la gran asignatura pendiente de toda la sociedad porque es un problema globalizado. Y en este proceso son muchos los parámetros que hay que tener en cuenta, como la inimputabilidad de los menores hasta la responsabilidad compartida de los adultos que les rodean, entre otros muchos.

Violencia digital y Género en México 

Las obligaciones docentes de algunas de las profesoras de la universidad mejicana de Sonora, impiden realizar la mesa redonda prevista. Sin embargo, la exposición que la profesora asistente, Paula Apodaca, nos dirige con la ponencia preparada por su responsable, Blanca Aurelia Valenzuela, -profesora, directora del Departamento y directora del Posgrado Integral en Ciencias Sociales de la universidad de Sonora- y las posteriores intervenciones de la directora del curso conforman nuevos e interesantes puntos de vista para seguir profundizando el tema central del curso.

La realidad del país azteca es que la violencia digital se suma al cúmulo de violencias que ya afectan al país y sobremanera la violencia de género.  De hecho, la mezcla de ambas hizo que “los impactos de la violencia digital en las mujeres adolescentes –y que inhibe su participación en la esfera pública- ya han sido documentados en Méjico en 2022”, explicó Paula Apodaca.



La profesional mejicana presentó los resultados extraídos de los estudios de un organismo especializado en la temática: el Módulo contra el ciberacoso (MOCIBA), creado en 2021 y dirigida por Inegi, una institución gubernamental de Méjico que tiene el objetivo de generar información estadística que permita conocer los niveles de ciberacoso entre adolescentes a partir de 12 años, entre las últimas cifras que ha publicado

Y según datos recientes de estudios del MOCIBA al menos el 20,8% de la población usuaria de internet, equivale a 17,4 millones de personas de 12 años y más, vivió laguna situación de acoso cibernético. De estas, 9.8 millones fueron mujeres (22,4%) y 7,6 millones (19,1%) hombres.


jueves, 27 de junio de 2024

Las nuevas tecnologías: desafíos y oportunidades 

Comenzamos la segunda jornada del curso con la ponencia ‘Jóvenes con discapacidad. Retos y oportunidades. Violencia contra ellos y tecnología: inteligencia artificial’ a cargo de Virginia Carcedo Illera -Secretaria General y Directora de Transformación Digital, Excelencia e Igualdad de la Fundación ONCE- que colabora con la UNED en proyectos del tratamiento educativo de la diversidad.



“Nada es lo que es lo que parece, todo cambia y tenemos que adaptarnos. La IA nos plantea desafíos pero también oportunidades” comenzó argumentando la ponente que hizo después un breve repaso al trabajo de la ONCE y su Fundación en la cooperación e inclusión social, que si bien está focalizado en personas con discapacidad, se está extendiendo y se puede aplicar a cualquier persona.  En la Fundación Once se trabaja actualmente en numerosos proyectos relacionados con la infancia, con mujeres víctimas de violencia de género, con y sin discapacidad, así como en programas de I+D en el campo de las nuevas tecnologías.

Carcedo Illera se ha congratulado durante su charla de que España haya sido pionera en la normalización en torno a la IA -Inteligencia Artificial- y explicó que se acaba de aprobar el R.I.A. (Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial) que surge porque la IA no está contextualizada igual en China que en Estados Unidos y el entorno europeo lo requería, y ha animado a “leerlo porque expone muy bien la pirámide de riesgos y el tipo de derechos que tenemos y la forma de protegerlos, porque -recordó- como reglamento es de obligado cumplimiento para toda la Unión Europea”.

La profesional de la ONCE señala también que en nuestro país fuimos los primeros en poner en marcha la Carta de Derechos Digitales y la AESIA (Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial), y repasa algunos de los artículos más destacables que contempla la Carta en su protección al derecho a la formación en sistemas de IA en España.



Se presentaron además otros programas relacionados con el uso y el desarrollo de la IA, como el ECAT -Centro Europeo de Transparencia Algorítmica- que tiene su sede en Sevilla, una organización que proporciona asistencia técnica y orientación en el campo de la IA, integrando perspectivas técnicas, éticas, económicas, legales y ambientales.

Otra iniciativa, puesta en marcha en España este año, es el sandbox regulatorio, para crear un entorno controlado de pruebas que permita llevar a la práctica proyectos tecnológicos de innovación en el sistema financiero. O el Serenity AI, proyecto de la ONCE en cuyo marco se desarrollan talleres para formar contra el mal uso de las redes sociales en el entorno de la violencia de género.

“La IA es la más transversal de las tecnologías -subraya Virginia Carcedo- y se alimenta de los datos que le suministramos las personas, y el sesgo que tenga el dato vendrá de lo que le hayamos ido enseñando” lo que le lleva a introducir el último bloque de su ponencia dedicada a las oportunidades que las nuevas tecnologías representan en el mercado laboral y a repasar los múltiples proyectos en los que la Fundación ONCE trabaja en este ámbito en colaboración con empresas y diversas entidades. “Son numerosos los desafíos y oportunidades que afrontamos desde la Fundación ONCE para garantizar la igualdad efectiva en una sociedad inclusiva, a través de empleo, la formación y la accesibilidad”.

Los perversos no tienen canciones

La segunda ponencia de la jornada se ha desarrollado bajo el curioso título de ‘Los perversos no tienen canciones: la musicoterapia como modelo de intervención terapéutico en el trabajo con adolescentes mujeres maltratadas’ que impartida por Pilar Lago Castro, Doctora en Ciencias de la Educación de la UNED, experta en musicoterapia y con larga trayectoria en el trabajo con mujeres maltratadas y en centros de privación de libertad, nos ha guiado por  los oscuros caminos del maltrato hacia las mujeres, los sentimientos que la música puede despertar en ellas, hasta llegar a exponer ejemplos que prueban que la música puede llegar a ser para las víctimas una herramienta de superación.



Lago emplea primero el latido de un corazón para poner de manifiesto las emociones que la música puede despertar “porque es el lenguaje de la emoción”  y recurre después a unas palabras atribuidas al poeta alemán Goethe, “Donde oigas cantar, siéntate tranquilamente. Los malvados no tienen canciones” para definir a los ‘perversos’ como “todos aquellos sujetos sumamente malos que causan daño intencionadamente, pero -incidió- no hay que caer en la trampa de los que luego se declaran enfermos” porque aseguró, advirtiendo que debía ser “sincera y honesta”  que no existe “esperanza de mejora, nada cambia con un maltratador, ha realizado después un profundo repaso por las formas de violencia contra las mujeres, por sus agresores, por cómo hay otras víctimas como los hijos, padres o hermanos de las propias víctimas, acerca de los sentimientos que se generan y permanecen en las mujeres dañadas, entre otras.

Haciendo continuas alusiones a la música, la ponente se sumerge en el segundo bloque se su ponencia, usando recursos melódicos para realizar experimentos musicales in situ.

Con evidencias, Lago nos demuestra que “algo tan sencillo como un pequeño sonido puede despertar distintas reacciones en las personas”. En cualquier persona los sonidos, las canciones, el ritmo y las melodías quedan fijados en su memoria, y en el caso de las mujeres maltratadas pueden constituir una parte de las agresiones sufridas, pero también son una piedra en la que apoyarse para coger fuerzas y remontar la situación de maltrato “porque son muchos los beneficios que reportan la música y sus efectos en la autoestima de la mujer”.



La doctora de la UNED, que ha hecho uso de mucha honestidad y un singular sentido del humor a lo largo de toda su intervención, ha reiterado una y otra vez la “notable falta de formación musical que existe en nuestro país”. Lago tampoco ha dudado en compartir algunos de los protocolos que durante su larga trayectoria ha empleado y singulares resultados obtenidos en las sesiones de musicoterapia que realiza con sus “pacientes” -como ella les denomina- adaptadas siempre a cada colectivo, y en las que “uso ‘sus músicas’ para llegarles”.   

 

 

Educar en el buen uso de de las nuevas tecnologías es una misión de toda la sociedad

Ayer tarde, daba comienzo el segundo curso de verano de la UNED en su centro asociado de Guadalajara dedicado a ‘La violencia digital en los adolescentes’, un tema de lamentable actualidad, que durante tres jornadas será analizado y revisado desde una perspectiva multidisciplinar, con profesionales que trabajan e investigan en este campo para informar, sensibilizar, prevenir, detectar y proponer soluciones a estas formas de violencia nacidas del mal uso de las nuevas tecnologías.

La dirección del curso corre a cargo de Cristina Sánchez Romero -Profesora del Departamento de Didáctica, Organización Escolar y Didácticas Especiales de la UNED, además de Directora del programa modular Estrategias didácticas y prevención en contextos de acoso escolar. Y coordina el curso, Eva María Muñoz Jiménez, doctora en Educación por la UNED y asistente de Sánchez Romero en su Departamento.



Bajo el título ‘La violencia digital en los adolescentes: Control y Ciberacoso en las Redes Sociales’ la directora del curso ofreció la primera ponencia en la que incidió en que la información y educación en el buen uso como herramientas principales para formar a los adolescentes en el entorno de las redes sociales “porque  la violencia es un fracaso, da igual que sea física o digital. Ante la violencia toda la comunidad educativa, la sociedad en general y las empresas, se tienen que sensibilizar y responsabilizar”, aseveró Sánchez Romero, quien se declaró “muy pro tecnología porque me gusta usarla y porque tiene mucha potencialidad desde todos los ámbitos –pero advirtió- siempre desde el uso crítico y responsable”.

Tras dar a conocer los diferentes estudios que existen a nivel nacional, la directora del curso manifestó su preocupación por los datos extraídos “algo está pasando para que sucedan estos impactos negativos” y es una responsabilidad de toda la sociedad ponerle

Los signos de alarma a los que debe prestar atención para detectar los casos de violencia digital se dan en diferentes contextos y personas, por eso existen múltiples formas de manifestación. Aunque principalmente se produce en contextos de proximidad y “siempre se repite en los mismos términos” y se entiende como maltrato (físico, psicológico o emocional), amenazas e injurias, acoso y extorsión.

Las generaciones han cambiado, han nacido en un entorno digital y  “hay que darles prospectos de cómo usarlo” señalaba Cristina Sánchez que analizaba después los grupos de población más vulnerables ante este tipo de violencia, a los que hay que prestar más atención como son los grupos con alguna discapacidad, las mujeres y los colectivos susceptibles de violencia de género. “Si el acoso persiste, quedan secuelas, y los informes nos lo dicen, más en las mujeres” advertía la ponente.

Se repasaron después los distintos y, cada vez más numerosos, tipos de violencia digital. Desde el ciberacoso a la violencia de género digital, pasando por el stalked, doxing, sharenting, sextorsión, grooming, phishing, violencia en juegos en línea o los challenges.



Afortunadamente cada vez existen más recursos didáctico-tecnológicos para informar y sensibilizar que ayudan a prevenir y detectar la violencia digital.

En este sentido, Cristina Sánchez se integra en los equipos de trabajo de la UNED que están desarrollando novedosas herramientas, a través de tres proyectos, para ayudar a detectar estas situaciones de violencia y a tomar medidas para atajarlas no solo a los docentes sino a cualquier miembro de la sociedad.

La primera de ellas, la App, ‘Cibersafe School’, que cuando hay sido desarrollada por completo estará disponible en las dos grandes plataformas e irá acompañada de guías didácticas, protocolos y manuales que informan y ayudan, por ejemplo, a distinguir la diferencia entre un conflicto puntual y la violencia digital; y de un video introductorio sobre ciberacoso y que ayudará a crear un entorno seguro. “La App puede servir, y está destinada a ser empleada por un adolescente, un padre o una madre, una comunidad educativa, o una familia” explicó la ponente.

En el segundo de los proyectos, ‘Ciberproxy’, emplea la IA y el metaverso y es “novedoso en cuanto a que es una innovación en el ámbito educativo”,  que estamos desarrollando, financiado por la UNED y en colaboración con la empresa SIX 3D que, a través de un chat con un asistente virtual y haciendo uso de la IA, ofrece información que ayudará a quien lo consulte. Está adaptado a diferentes edades y “cuando lo tengamos totalmente implementado e implantado, podrá ser usado por la comunidad educativa o por cualquier persona”.

El último de los proyectos es el ‘Metaciberproxy’, que se desarrolla dentro de los proyectos de Transición Ecológica y Digital 2021 con la unidad de participación ciudadana de la Policía Nacional con la participación de profesores en España y también en Méjico, donde se usan recursos que se emplean en el scape room.

La violencia digital es una violencia silenciada muy difícil de detectar, “y queremos seguir trabajando en esta línea, para poder cumplir con cuatro objetivos fundamentales: detectar, sensibilizar, intervenir y mitigar” aseguró como cierre a su ponencia Cristina Sánchez.

La violencia digital desde la perspectiva policial

La segunda de las ponencias ha sido realizada on-line por dos policías expertas en la materia, Vanessa Gil García y María José Lucas Díaz, de la Unidad Central de Participación Ciudadana de la Policía Nacional (UCPC) desde su sede en Madrid.



Las agentes de Policía han explicado cómo desarrollan las charlas que celebran en centros escolares, ofertados por el Ministerio del Interior, durante el curso que ahora finaliza y que se enmarca dentro del ‘Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos y sus Entornos’ y cuyo objetivo primordial es “prevenir cualquier riesgo que afecte a la seguridad y el bienestar de nuestros menores y jóvenes, en la escuela y su entorno” advierte Vanessa Gil.

Gil y Lucas emplean ejemplos de las reacciones surgidas en estas charlas entre los distintos escolares, así como de sus docentes que, desde la aprobación de Ley Orgánica 8/2021 de 4 de junio de protección integral de la infancia y la adolescencia frente a la violencia, “como los padres o los representantes se han convertido en garantes de la seguridad y protectores de los menores antes los riesgos derivados de las nuevas tecnologías” de ahí la necesidad de este tipo de formación académica.

En su intervención, las policías han repasado indicadores, signos de alerta y protocolos de prevención en el ámbito de las situaciones de violencia digital, han detallado aquellas prácticas que pueden ser constitutivas de un delito. Y han invitado a reflexionar a la audiencia con cuestiones como que “hay que preguntarse por la cantidad de información que regalamos sobre nosotros mismos a través de Internet, con fotos, elementos que aparecen en ellas, comentarios…”. Dejamos un rastro y por mucho que se elimine, el día de mañana esa información puede volver a aparecer y suponer un daño si es usada con malas intenciones.

Incidieron después las policías en pautas para el buen uso de las Redes Sociales a través de la visualización de numerosos vídeos que la UCPC emplea como herramientas de concienciación e información de los adolescentes.

Analizaron también prácticas que no constituyen un delito en sí mismas pero sí suponen consecuencias arriesgadas, como el sexting que puede conducir a la pérdida de intimidad y privacidad, y al grooming, que se refiere a las prácticas de un adulto que contacta con un niño, niña o adolescente con el fin de ganarse su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual.


Las policías advirtieron por último sobre los “muchos casos de cibercontrol en la pareja” que les están llegando actualmente y las consecuencias que tanto víctimas como agresores u observadores tendrán en su vida adulta”. O de cómo fomentar entre los jóvenes la necesidad de contar las cosas qué ocurren a su alrededor: “no se necesitan héroes, pero sí niños o jóvenes con confianza para hablar con un adulto de lo que están viendo”.

miércoles, 26 de junio de 2024

Bibliotecas rurales y humanas

Las ‘Voces para otras bibliotecas en la España rural’ es el tema elegido para la ponencia con que da comienzo la última jornada del curso, que imparte Elena Bárcena Madera, catedrática de Filología Inglesa (UNED) que ha impulsado numerosos proyectos de investigación y entre sus últimos trabajos ha comisariado la exposición  ‘Instruir Deleitando: Cien años de lectura infantil y juvenil en España’.

En una exhaustiva, detallada y amena presentación, con abundante información y referencias, Elena Bárcena ha ido desgranando todo el sistema de bibliotecas. Comenzando con el concepto general de biblioteca, sus tipologías, los programas sociales que se desarrollan en estos espacios, cómo se promueve específicamente la lectura y cuáles son las funciones de los narradores orales en las bibliotecas alrededor del mundo. Buscando como indica la investigadora “esa intersección que hay entre las bibliotecas y la narración oral desde el punto de vista investigador”.



Bárcena ha abundado después en el mundo rural, en la situación de las bibliotecas implantadas en estas zonas y en “la extraordinaria variedad de actividades que en ellas se desarrollan con bajos presupuestos y con una extraordinaria dedicación de sus responsables”.

Para llegar al análisis de las bibliotecas rurales en España, momento en el que la ponente ha llegado a plantear la necesidad de “redefinir el término biblioteca o al menos repensar el concepto y del personal vinculado a ella, por ejemplo, los bibliotecarios, los narradores orales o los técnicos informáticos” porque estos espacios y personas acaban siendo, en el entorno rural, responsables de la vida informativa, cultural y social, que son derechos humanos fundamentales.

Al hilo de la actualidad de la España ‘vaciada’ o ‘vacía’, Elena ha remarcado que “en el imaginario existente, insertado en el vocabulario, en nuestras mentes, se relaciona lo rural con atraso, incultura; y aunque no es imposible cambiar esta concepción, y que es muy distinta a la percepción de países como el Reino Unido. Es una cuestión de mentalidad, porque hay ocasiones en los que las propias personas tienen que creer que es posible ese cambio”.

Se refirió después sobre el importante rol del narrador oral en las bibliotecas rurales “en muchas ocasiones voluntarios” debido a la falta de profesionales especializados y de presupuesto. Desde la promoción de la alfabetización y de la lectura al apoyo educativo, pasando por la conservación cultural y el desarrollo comunitario y económico.

Siguiendo con su investigación, Elena Bárcena exponía también distintas iniciativas de andamiaje llevadas a cabo en España y Europa, así como ejemplos significativos como los llevados a cabo en los municipios de Libros, Urueña, Villar de Olalla, Galápagos, Alcáñiz, Quintanalara, Eurovillas, Truébano y Villamartín del Sil.



Para concluir su intervención, y antes de pasar a una interesante intercambio de opiniones y preguntas de los asistentes, Bárcena advirtió que “el mundo rural, la naturaleza, la comunidad, próxima y a medida, su rico patrimonio y tradición y el tiempo pueden alcanzar un potencial enorme de dinamización social y económica con afecto y compromiso”, y subrayó “la participación en la cultura como derecho fundamental independientemente del lugar de residencia o situación socioeconómica.

Bibliotecas humanas: biografías de viva voz  

Para cerrar esta séptima edición del curso de narración, se ha disfrutado del proyecto ‘Bibliotecas Humanas’ desarrollado por Estrella Escriña Martí en Carabanchel. Estrella es narradora oral desde 1997, especialista en Literatura Infantil y Juvenil, y en promoción lectora que trabaja para todos los públicos desde 1997 en la Comunidad de Madrid pero especialmente para público infantil, actualmente colabora también con profesionales socio-sanitarios con FUNDADESP (Fundación de Educación para la salud) junto con otra compañera.

La ponente ha desentrañado su proyecto con pasión y dinamismo, detallando todo el proceso de creación que a ella le llegó “por petición de los responsables del Centro de Rehabilitación Psicosocial (CRPS) y de la biblioteca Pedro Salinas”.


La actividad ‘Bibliotecas Humanas’ surgió para que las personas se conozcan mejor, a raíz de un crimen xenófobo que ocurrió en Copenhague, y que se determinó que habría podido suceder por falta de conocimiento de unas personas con otras. De ahí que el marco general del proyecto sea el conocimiento pero “en vez de sacar un libro, sacas a una persona de la biblioteca, le dejas que cuente su historia y luego le puedes, respetando unas normas que se establecen para el libro y el lector” detalla la artífice de la iniciativa en Carabanchel, donde ya se han celebrado tres ediciones.

La persona que va a ser libro humano no se suele preparar, pero en este proyecto en Carabanchel “sí hacemos un taller, ‘Personas que cuentan’ y se hace una preparación previa con las personas para darles confianza en sus capacidades”. En este proceso, se detectan sus necesidades concretas y se les dan soluciones, y luego “contamos y contamos y volvemos a contar” apunta la narradora.

Las bases son que cualquiera puede ser un libro humano, todas las personas pueden contar, y todas las historias son interesantes. “Si bien -señala Estrella- no todas las personas que participan en el taller serán después un libro humano”. Durante el proceso, se va descubriendo, así como también se reconocen las capacidades que todos tenemos y aprender a utilizarlas.

El proceso continúa dando respuesta a la pregunta ¿Qué contar? y tiene que tratarse de una historia que a la persona que es el libro humano le apetezca compartir, además hay que hacerlo en primera persona. “El primer año salieron historias muy trágicas, pero los contadores sabemos que hay que estar dentro de la historia y te tiene que apetecer mucho estar en esa historia”, explica la impulsora del proyecto.

Después hay que trabajar en ¿cómo contar? Porque hay que estructurar la historia (principio, nudo y desenlace), hacerlo desde la oralidad no escribirlo, desde la sinceridad, contando con el público porque la narración es una conversación y hay que mirar al público y, por último, hay que llenarla de contenidos (imágenes, emociones, sensaciones). Estrella ha compartido algunos de sus recuerdos en este aspecto: “en una ocasión, una persona a la que preguntándole qué iba a contar me habló de una experiencia cercana a la muerte, y se quedó callada y yo, impaciente, le decía, una y otra vez, “¿y luego qué?” y ella me decía “espera” y me di cuenta de que aquel era un buen recurso suyo”.



Antes de iniciar el proyecto, es necesario analizar y enumerar las necesidades, que son muchas desde personal, para asistir a los libros humanos, hasta mobiliario (paneles, sillas…) o un equipo de sonido. Y es importante definir e identificar a los aliados con que se cuenta como entidades locales o proyectos similares.

Y para acabar, hay que realizar una evaluación desde el punto de vista de los distintos actores participantes.  Desde su experiencia personal, Estrella Escriña afirma satisfecha que “quienes han sido libros humanos, siempre quieren repetir, y muchos de los que vienen a escuchar te preguntan qué tienen que hacer para participar”.

Para cerrar la charla, Estrella nos ha brindado la ocasión de escuchar la emocionante historia de un ‘libro humano’, Delia, y de preguntarle después y vivir en primera persona el proyecto ‘Bibliotecas Humanas’.

martes, 25 de junio de 2024

Desarrollo de la narración oral en la última década

Elia Tralará, narradora oral profesional, que desarrolla su labor principalmente en las comunidades de la zona centro, nos cuenta en la primera ponencia de la tarde ‘Cómo ha cambiado el cuento’.

Para ella “la biblioteca es un espacio amable, donde la palabra está muy cuidada, ya sea escrita o hablada, sobre todo gracias a las bibliotecarias -la ponente advierte que “usaré el femenino porque son muchas más las mujeres en este colectivo”-.

La narradora repasa como en estos últimos años se ha producido un cambio en la valoración y el conocimiento que han adquirido las bibliotecarias sobre la narración oral: “ahora hay una mayor conciencia”.

Elia recuerda después que en la revista anual de AEDA (Asociación de Profesionales de la Narración Oral en España), en 2018 se realizó una encuesta en la que se concluyó que un 77% de las bibliotecas realizaba actividades de narración oral, y un 66% señaló que uno de los efectos de la narración oral es que se ampliaba el número de préstamos.



El ‘cuándo’ explica que antes se ceñía a los meses del curso escolar, “pero en este área ha habido una evolución, surgida a raíz de la pandemia” y ahora se usan los patios y las áreas exteriores y los narradores “trabajamos más en verano”.

Elia Tralará afirma que “el éxito radica en la elección de los narradores y en consolidar la programación” Como el Principito con el zorro tenemos que “domesticar al público”.

¿Cómo se programa? “Como se puede” sentencia Elia aunque señala que “en los últimos años se ha producido un cambio en la valoración y el conocimiento que han adquirido las bibliotecarias sobre la narración oral”, pero se sigue dependiendo mucho del presupuesto con el que se cuente, hecho que afecta sobre todo a los espacios más pequeños.

Y son las bibliotecarias quienes se encargan de la programación, con mayor o menor injerencia de técnicos o cargos públicos, “son las que sondean, eligen, contactan con los narradores…”.  

En cuanto a la situación actual, Elia Tralará señala que “el reconocimiento como arte escénico de la narración oral, marcaría la diferencia y facilitaría que se pudiera contratar directamente, sin licitaciones”. Y cuenta cómo en algunas bibliotecas, “te dan un caché cerrado” lo que la narradora califica como una “depreciación de la actividad” porque no es lo mismo que cuente un narrador u otro. Y cuando te dicen “esto es lo que hay es un “poco comprometedor”.

Si bien es también una realidad que “el IPC ha subido un 20% mientras que son muchas las bibliotecas que tienen congelados sus presupuestos”.  

¿Qué contamos? Existe también una tendencia en las temáticas. La igualdad o la violencia de género “son temas que se ha disparado llegando a un punto a veces incluso esperpéntico en ocasiones” apunta la narradora.

¿Dónde contamos? Entre libros “que es un hábitat natural” indica Elia que también reconoce cómo los narradores y narradoras se han tenido que adaptar a los salones de actos, mucho más fríos y a otros espacios.  

Las bibliotecas rurales son uno de los espacios donde más cuenta Elia que los define como “centros neurálgicos, de reunión, comunitarios donde el bibliotecaria o bibliotecaria se convierten en puntales sociales, y se buscan soluciones imaginativas poder contar con narradores”.

Otro de los espacios singulares donde Elena narra es un bibliobús. “La primera biblioteca en que yo entré es un bibliobús y ahora trabajo mucho con ellos en la zona de Guadalajara, en pueblos muy pequeñitos, sobre todo en verano”.

¿Para quién contamos? El público estrella es el público familiar. Atendiendo de nuevo a los datos extraídos de la encuesta publicada por AEDO, 9 de cada 10 bibliotecas realizaba sesiones para familias. Y Elena explica que en su opinión “ha habido un gran cambio en el comportamiento de este público, hemos avanzado”.

Los más pequeños son ahora uno de los públicos más amplios. El 50% de las bibliotecas organiza ‘bebecuentos’ -según el referido estudio de AEDA- “una pseudo narración” para la narradora porque se usan más las canciones, los ritmos, las repeticiones, que confiesa además que “a mí, que no vengo del mundo de la educación, me resulta complicado preparar esas sesiones”. De hecho, no todos los narradores y narradoras diseñan sesiones para bebés.

Elia Tralará advierte que “quedan muchos retos por afrontar” entre ellos, en su opinión, “de pedagogía, de enseñar al mundo fuera de las bibliotecas lo que es la narración oral” porque el colectivo de narradores orales profesionales aún es pequeño.



Pero destaca que la profesionalización del sector, es un hecho “muy valorado” por el personal bibliotecario que se fija en la seriedad, la puntualidad, el cumplimiento de los requerimientos burocráticos o la capacidad de adaptación a las peculiaridades de los espacios. “Se nota que somos más profesionales que hace más de una década”.

La biblioteca como auditorio  

Para cerrar la jornada, se ha organizado una segunda mesa redonda, con el tema ‘La biblioteca como auditorio’, moderada por Marina Sanfilippo, directora del curso, que con la participación de tres narradores orales, la chilena Carolina Barreira López (Lili Cuentacuentos), el cántabro Alberto Sebastián Gutiérrez y el madrileño Juan Gamba, que además ostenta la presidencia de la Asociación de Profesionales de la Narración Oral, han sacado a la luz curiosas experiencias que pueden suceder durante una actividad de narración oral en una biblioteca.



Marina les ha planteado para comenzar, que explicaran cómo y cuándo se imaginaron narrando cuentos.

Lili Cuentacuentos fue una visionaria porque tras llegar a España desde Chile “por amor” donde se dedicaba al teatro antropológico, a la actuación con títeres y había realizado acciones de animación a la lectura, asegura que “me imaginé trabajando en la librería la Casa del Libro -en la madrileña Gran Vía- antes de venir a vivir a España y allí sigo mucho tiempo después”.  

Por su parte, Juan Gamba llego a la narración por casualidad: “Yo iba para biólogo pero llevaba haciendo teatro desde que tenía conciencia y decidí dedicarme al mundo de la escena, el mundo clown es lo que más me gustaba y en uno de esos cursos conocí a una narradora, Clara Piñero Gómez ‘Ginny’ que me propuso trabajar con ella, actuando como mimo mientras ella contaba cuentos y surgió ‘Gamba y Ginny’. Pero Ginny empezó a viajar y a pasar temporadas fuera de España como nos seguían llamando comencé a narrar. Yo que siempre había sido el clown, el mimo, el gesto, pasé a narrar”.   

Alberto Sebastián dio el salto desde la educación porque en su labor como profesor en Santander usaba los cuentos, y en el año 96 aceptó la propuesta de un pub para contar allí cuentos “estuve años contándolos cada miércoles”. En la zona centro, ya había mucho movimiento en torno a la narración oral, pero en Cantabria “había que ir desbrozando el terreno”.

Sanfilippo quiso después conocer las experiencias más curiosas que habían tenido los ponentes en una biblioteca.

Lili “Yo conté un cuento sobre gatos y de pronto en un momento del relato cuando yo pregunto a la gente ¿cuál es el más hermoso? Un chaval dijo ‘yo. Yo soy el más hermoso del mundo, eso dice mi madre”, y ahí acabó el cuento, pero sigo viendo a ese chaval de cuando en cuando.

“En una ocasión contando con Ginny en un pub, y haciendo de elefante, de pronto se hundió el escenario, que estaba hecho de cajas de madera; mientras todos se reían, los dueños decían ‘os hemos dicho muchas veces que no traigáis elefantes’ y allí seguimos con la narración’” recuerda Juan Gamba quien también ha relatado otra experiencia singular que le sucedió cuando conoció durante un Festival en Avilés a Alberto Sebastián.

“Esta es una profesión muy solitaria porque solo coincides de cuando en cuando, y entonces fue una de las primeras veces que yo acudí a un encuentro de narración. Y nos llevaron a contar cuentos, y de pronto me vi, delante de un público de abuelos, improvisando y haciendo algo distinto a lo que nos habían contratado pero resultó muy satisfactorio”.

Alberto que enarbola la bandera de ser un narrador que llega a los sitios “con las manos en los bolsillos ante la sorpresa de algunos organizadores” rememora con sorna como en una ocasión “haciendo una sesión infantil, conté la ‘Muñeca cagona’ y fue catársico cómo se lo pasaban los niños cuando oían decir a un adulto ‘me hago caca’, y de pronto un papá pasa corriendo con su hija hacia los aseos. Y luego me confesó que la niña llevaba varios días sin ir al baño. Desde entonces hablo del poder sanador de los cuentos”. 

¿Es bueno el abrazo de la animación a la lectura para la narración oral?

En el estudio de AEDA al que hacía referencia Elia -en la ponencia anterior- deja claro que es una cuestión de “acto y efecto: cuentas y te pregunta la gente: ‘¿ese libro dónde está? yo quiero leerlo’. Y yo que no cuento con esa intención, sí siento que se produce esa reacción” explica Juan Gamba.

Lili por su parte asegura que trabajando en bebetecas “ves a madres muy jóvenes que raíz de la actividad vuelven a leer. Y recuerdo también como en algunas bibliotecas durante la actividad de la bebeteca, además de esos libros de ‘cómo ser un buen padre’ junto a ellos colocaban las últimas novedades de novela para adultos y siempre alguien se animaba”.

“Yo estoy convencido de que a los niños y niñas antes de empezar a leer les es mucho más fácil cuando tienen llenos los oídos de palabras, así tienes actitud verbal, y se les facilita el proceso de aprendizaje” asevera Alberto que advierte además que la narración oral “por sí misma tiene valor, es una actividad de mucha calidad, y lo es aunque no anime a la lectura”.

Para Gamba ya no existe tanta dependencia aunque la narración siga “en gran medida dependiendo de las bibliotecas” cuya labor ha sido fundamental para que entrara dinero y se creara esta profesión, “pero ya no se nos pide esa conexión con la literatura y han ido surgiendo otros foros como los teatros en los que trabajar”.

¿Narración para adultos o para público infantil?

Para Alberto Sebastián “los cuentos, sobre todo actualmente, están tan asociados a la edad infantil que es sencillo cuando se trata de este público; pero cuando se trata de adultos siempre hay algo de sorpresa, porque no se esperan que un cuento les vaya a enganchar y es muy gustoso porque ves las caras de la gente, de satisfacción”.  

Gamba por su parte se preocupa más “por el ritmo, pensar cómo voy a empezar y cómo voy a cerrar”. Y relata cómo “a los niños siempre les digo que a los adultos les cuentos los mismo cuentos que a ellos, pero que no se lo digo porque no se lo toman bien, aunque luego no sea del todo cierto”.

Para Lili es muy importante “cuidar mucho el fondo en el que narro, la temperatura, que los padres y los niños estén cómodos. Prefiero una media luna y poder tener contacto visual con todos los asistentes”.



Ya en el debate establecido con los presentes en la sala y la intervención de los participantes en remoto, Gamba quiso hacer alusión al ‘público cautivo’ porque “a veces es muy bueno porque les llevas a conocer algo bueno, que quizás de otra manera no se acercarían a conocer. Si en un auditorio de 100, dos se animan a leer, me parece bien”.

Y Pep Bruno intervino para contar como en sus 30 años contando cuentos solo en dos sitios se ha encontrado con numeroso público adolescente que había acudido de motu propio. “Uno fue Puertolápice, donde un grupo de jóvenes organizaba actividades y a mi llevaron a contar ‘cuentos guarros’ tres o cuatro y se llenaba”.

“Pero el más asombroso ha sido Azuqueca de Henares” explicaba el narrador. En la localidad del Corredor del Henares durante cinco años, el Ayuntamiento y el instituto San Isidro pusieron en marcha  un ‘pasaporte cultural’ que consistía en que los estudiantes lograban puntos que les concedían puntos en algunas de sus asignaturas por ir a ciertas actividades culturales, y entre otras actividades, la de la narración fue de las mejor recibidas. “El público eran de tercero y cuarto de bachillerato porque el cuento tenían mucho que ver con el ‘pasaporte cultural’”.


Cómo las bibliotecas han llegado a ser un foro para la palabra

La segunda jornada del curso, ha dado comienzo con la ponencia ‘La narración oral se instala en las bibliotecas’ a cargo de Marina Navarro Álvarez, bibliotecaria jubilada que, entre otros cargos, fue responsable de la organización, planificación y gestión de las actividades culturales de la Red de Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid, entre 1985 y 2012.  

Marina nos ha guiado en un exhaustivo paseo por la historia y la evolución de las bibliotecas en España y de cómo la narración oral y los cuentacuentos se fueron colando primero, ocupando un espacio más tarde, hasta lograr su implantación definitiva.



Todo comenzó con la creación de las bibliotecas populares de Madrid cuando entre 1915 hasta los años 30 se fueron abriendo progresivamente hasta siete. Los medios de comunicación de la época incluso se hacían eco de que “había colas delante de las bibliotecas” afirmaba la veterana bibliotecaria.

En los años 50, en la postguerra, los locales y espacios fueron cambiando, y también todas las condiciones de la propia estructura, Se van incorporando publicaciones así como cambios sustanciales en el uso de las bibliotecas porque “siempre estuvieron adaptadas a las condiciones sociales y políticas de la sociedad” señaló Marina Navarro que se refiere a las bibliotecas como “lugares adaptados para cambiar el mundo”.

En los 70, las nuevas técnicas enunciadas por el pedagogo francés Célestin Freinet ayuda en la transformación de las nuevas perspectivas de la lectura hacia la educación, dejando a un lado la instrucción.

En 1980 se produce un cambio generacional, de Elena Amat a Alicia Girón, y las bibliotecas se adaptan a los demandas culturales sociales y políticas del momento, adaptados a las demandas de los usuarios, y en colaboración con nuevas sociedades emergentes, se interactúa con las entidades de los barrios, asociaciones de vecinos, centros educativos. Las bibliotecas dejan de ser un espacio donde se almacenan libros y se multiplican las actividades con la participación dinámica de todos los públicos. “Las y los bibliotecarios tomamos cursos de creatividad para propiciar y cambiar los usos de los espacios, para fomentar la lectura y la interacción con el público”.

Mención especial ha dedicado la ponente a tres pioneros como fueron Ana Pelegrín, Federico Martín y Felicidad Orquín, impulsores de esta nueva corriente que a través de la entidad Acción Educativa generó espacios de reflexión, de intercambio, de investigación didáctica, y organizó cursos de verano para formación continua; y, por supuesto, para realizar narraciones orales en bibliotecas.

A partir de los 90, las bibliotecas evolucionaron, respondiendo a las necesidades diversas, con actividades para todos los públicos. Se impulsaron los espacios para pequeños lectores, de 0 a 6 años, con la campaña ‘Los pequeños en la biblioteca’ y las bibliotecas se llenaron de mesas y sillas de pequeño tamaño, juguetes, cuentos, libros de acceso directo, se rompe el silencio.

En este momento, llegado de Cuba, donde como en otros países sudamericanos cuentan con una gran tradicional en la narración, Francisco Garzón Céspedes impulsa la narración oral escénica para adultos y la traslada desde otros espacios escénicos a las bibliotecas.



Y así, “hablando y hablando nació el Festival Internacional de Narración Oral ‘Un Madrid de cuento’” apuntaba Marina Navarro, que repasó desde ese momento, en profundidad, distintos aspectos de este espacio de narración oral referente en España, que se celebró con 17 ediciones entre 1994 hasta 2013.

Navarro recordó “con tremenda emoción” el momento en el que se empezó a elegir un lema anual, “a partir del año 2000 las historias se agruparon en torno a lemas como ‘Culturas del mundo’, ‘Barbazul’ ‘Lugares de lo imposible’ o ‘ Que viene el lobo’ -en 2004 a propósito de los atentados de Atocha-)”.

La programación del Festival fue creciendo, llegando a más espacios, como cafés y pubs, primero, hasta llevar la palabra a hospitales, residencias para mayores, centros de enseñanza, librerías, centros culturales o teatros, entre otros muchos espacios que se transformaron para escuchar cuentos.

Y se fueron ampliando también las formas de contar historias con artistas de otras disciplinas que narraban con otras herramientas. Y se realizaron actividades paraleas, talleres para aprender a contar cuentos, experiencias entre narradores noveles y veteranos,  exposiciones diversas, gráficas y bibliográficas, entre otras muchas actividades.

“La riqueza del festival residía fundamentalmente en la colaboración entre narradores y bibliotecas” ha subrayado con cierta nostalgia Marina Navarro que ha recordado también la participación y cooperación de otras entidades y grupos como las bibliotecas, editoriales, entidades culturales o asociaciones y comentó divertida que “siempre veníamos a Guadalajara a explorar”.

A preguntas de los asistentes, la insigne bibliotecaria señalaba que el fin del Festival llegó “por recortes presupuestarios y porque se agotó su tiempo”.

Mesa redonda: Bibliotecas de palabra dicha: de la Hora del cuento a la actualidad 

Moderada por Pep Bruno ha contado con la visión y las experiencias de cuatro profesionales procedentes de tres bibliotecas, quienes comenzaron dando una pincelada sobre su experiencia con la narración oral en sus centros.



“Hice un proyecto a la velocidad del rayo para que a los políticos de turno no se les olvidara y desde entonces y de manera ininterrumpida, y con la llegada de Jorge Romero González y que es el 50% de la actividad, contamos con una programación implantada de narración. Hoy ya han pasado por allí 47 narradores profesionales, y tratamos de contratar a lo mejorcito, también a algunos internacionales y tenemos una programación variada. Ahora, en la última edición, hasta hemos tenido que cerrar la puerta porque alcanzamos las 90 personas en muchas sesiones” ha explicado Margarita Sanz Colmenarejo (Biblioteca de Colmenar Viejo, con una población cercana a los 50 mil habitantes).

María Ángeles Briones Olivares de la Biblioteca de Yunquera de Henares, relataba por su parte: “Dejé un trabajo fijo para irme de auxiliar a una biblioteca con Concha Carlavilla, del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil de Guadalajara. Y me quedé prendada. Ahora, en una localidad con 4.600 habitantes, organizamos el maratón viajero desde hace 26 años, y desde ahí nacieron el ‘Bicicuentos’ -contamos cuentos paseando y haciendo paradas con las bicis-, los ‘Cuentos de Verano’, la ‘Feria de Abril’ y los ‘Cuentos para Todos’, contados por personas con discapacidad”. En cuanto a las dificultades que se afrontan Briones aseguró que “yo no me puedo quejar porque da igual el signo político del alcalde porque siempre contamos con un presupuesto para narración, pero ahora la mayoría en Castilla-La Mancha tenemos que tratar con el alcalde, el secretario o el concejal de turno porque no tenemos a nadie por encima y eso complica la gestión”.

Rebeca Mollá (Biblioteca de Tres Cantos) ha explicado que “mi pueblo que ahora tiene 50.000 habitantes, se independizó de Colmenar Viejo y cuando yo llegué tuvimos que empezar de cero, era la única que sabía algo de bibliotecas. Hubo que desde colocar libros a programar narración oral. Como en el pueblo entonces se organizaban un evento que se llamaba ‘Las noches golfas’ en el vestíbulo de la Casa de la Cultura, donde teníamos la sede en la segunda planta, y decidimos organizar un espacio para narración oral los viernes, primero para adultos, más tarde, en 2003 llegó la programación infantil y esta actividad nos ayudó mucho a posicionarnos a dar a conocer la biblioteca”.



¿Por qué las bibliotecas son un lugar propicio para contar cuentos? Planteó Pep Bruno a las bibliotecarias.

Tomando una impresión del Manifiesto de la UNESCO sobre Bibliotecas Públicas, Margarita Sanz ha afirmado que “aquí se describe muy bien una de las misiones principales de las bibliotecas públicas, a diferencia de otro tipos de bibliotecas” –leyendo el extracto al que se refería- “Brindar oportunidades para el desarrollo personal creativo, y estimular la imaginación, la creatividad, la curiosidad y la empatía”.

“Las bibliotecas son un lugar de encuentro de palabras y personas, y cuando alguien te cuenta una historia te llega más, te sana el alma, y es bueno poder proporcionar ese regalo a nuestros usuarios”, apuntaba entonces Mari Ángeles Briones.

“Para mí es una relación natural que además va más allá, porque tiene que ver con la memoria colectiva, la tradición oral” indicaba Rebeca Mollá.

De manera que programar narración oral es algo necesario resumía Pepe Bruno, pero “¿cuáles son los principales problemas que os habéis encontrado para hacerlo?” cuestionaba a la mesa.

“Nunca hemos tenido ningún tipo de censura, el mayor problema es que nos piden tener toda la programación en diciembre para el año siguiente, lo que nos complica contar con narradores internacionales”, apunta Jorge Romero González, de Colmenar Viejo.

Mari Ángeles Briones explicó que uno de los mayores problemas en las bibliotecas municipales es “el escaso presupuesto, el Ministerio no puede actuar por el tema de las competencias transferidas, la Junta lleva años sin sacar la ayuda para la animación a la lectura”. Pero Briones también señala que “a veces, los cachés de los narradores son muy altos para una biblioteca”.

Para Rebeca Mollá, “en nuestro caso –Biblioteca de Tres Cantos- uno de los problemas es cerrar la biblioteca una hora, dos veces al mes, para la sesión de cuentos infantil, porque nos genera protestas de otros usuarios”. En cuanto al problema presupuestario, explicaba que “una vez superado, es muy difícil retirar una actividad ya implantada”.

Al hilo de estos problemas presupuestarios ¿qué ocurre con las licitaciones, las privatizaciones, realizáis acciones conjuntas entre centros?

“Aquí, en Guadalajara, la biblioteca municipal lo lleva una empresa privada, y no tiene porque mermar el servicio si lo hace alguien que sepa y tenga calidad, pero hay que valorar el servicio, pagarlo y buscar a los profesionales”, explicaba Briones que ha contado también su experiencia en las actividades mancomunadas que “son muy habituales entre nosotros y la biblioteca de Humanes, no solo para abaratar, sino también para crear comunidad”.

Enlazar programaciones de distinta tipología, infantil y adultos, es otra de las acciones que han apuntado como opción para minimizar costes varios de los ponentes.

En cuanto al tema de las licitaciones, Rebeca Mollá ha recordado la mala experiencia sucedida en la biblioteca de Las Rozas que “se cargó la magnífica programación de narración oral que había en esta biblioteca”.

Para terminar sus intervenciones, Pep Bruno les ha solicitado a los ponentes que recordaran alguna anécdota acaecida en sus sesiones de narración que han dado pie a una animada charla entre los ponentes, y se mezcló con las intervenciones de los asistentes donde las licitaciones y la gestión privada, así como la programación para bebés fueron los temas que centraron la atención.