martes, 5 de julio de 2016

Los blasones: la marca de la nobleza

El ser humano siempre necesita sentirse singular, exclusivo. Una distinción que hoy en día se hace realidad llevando ropas de una determinada marca, perteneciendo a un club concreto o llevando un determinado estilo de vida. Esa tendencia humana no es algo exclusivo del siglo XXI, ya en la Edad Media determinados grupos sociales buscaban la distinción a través de símbolos, un símbolo que en aquellos tiempos tenía su máximo exponente en el uso de los blasones, escudos en piedra exhibidos en las fachadas de los espacios palatinos.
Este ha sido el tema central de la primera ponencia en la segunda jornada del curso de verano "Los espacios palaciegos en la Edad de la Nobleza" que organiza el centro asociado de la UNED de Guadalajara. La ponencia ha sido impartido por José Antonio Guillén Berrendero, profesor de Historia Moderna de la Universidad Rey Juan Carlos.

El profesor Guillén en un momento de su conferencia
En su exposición José Antonio Guillén ha destacado la importancia del uso del blasón entre la nobleza en los siglos XVI y XVII, un sello que tenía diversas funciones. En primer lugar les servía  para reconocerse e identificarse entre ellos gracias al lenguaje restrictivo y exclusivo que se usaba y que sólo ellos conocían. Pero eso no es todo.  El escudo era también la manifestación de su categoría social y de su poder: los nobles eran la cima social y eran distintos al resto. Entre otros privilegios, pagaban impuestos distintos a los demás y eso estaba considerado como un elemento de distinción. Los blasones tenían, además, según el profesor Guillén, una estética muy medida: el tamaño, la disposición, el color... Todo ello para demostrar ese gran valor político que se mantenía dentro de una familia de generación en generación, convirtiéndose en un elemento que triunfa y permanece más allá de la muerte.
"Ponte delante de un Palacio y analiza lo que ves"- dice José Antonio Gillén- El escudo da a ese edificio un signficado distinto. Si el Infantado no tuviera su blasón seguiría siendo un palacio pero nos transmitiría algo distinto".
La conferencia ha terminado con un debate en el que los alumnos han aclarado sus dudas y compartido sus inquietudes. El profesor Guillén ha cerrado la charla asegurando que los blasones volverán a ser de nuevo importantes porque en épocas de crisis siempre nos aferramos a los símbolos. "Seguramente ya no será el blasón como tal-reconoce- pero los símbolos siguen vigentes incluso en las cosas más pequeñas de nuestra vida"


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