miércoles, 6 de julio de 2016

El Palacio de Cogolludo, punto de referencia de los espacios palaciegos

El primer palacio renacentista que se construyó fuera de Italia fue el Palacio de Cogolludo en Guadalajara. Por ese motivo la tercera y última jornada del curso de verano de la UNED de Guadalajara, "Los espacios palaciegos en la Edad de la Nobleza", se ha desarrollado en esta localidad. Una visita que ha servido para poner en práctica lo analizado y aprendido a lo largo de los dos días anteriores en los que, a través de conferencias, se ha ahondado en cómo la nobleza utilizaba los palacios para llevar a cabo sus ideales políticos, sociales, industriales...
La visita se ha iniciado en la iglesia de Santa María, edificio del siglo XVI, que alberga en su interior un cuadro de José Ribera "El Españoleto", un lienzo que fue mandado pintar por los Duques de Medinaceli, los mecenas de la localidad, y que donaron al pueblo. A cambio de esa donación pidieron que se les entregara cada año en Navidad un capón bien cebado, por eso a este cuadro se le conoce con el sobrenombre de "El capón de Palacio", un lienzo, que fue robado y recuperado en 1986, y del que se conocen algunos de sus detalles históricos a través del estudio que realizó en su día Layna Serrano, cronista oficial de la provincia de Guadalajara.
Un elemento especialmente llamativo de la iglesia ha sido descubrir la grisalla "escondida" en la sacristía y que ha despertado un gran interés entre los alumnos debatiendo sobre cuál podría ser su origen y significado.
Debatiendo sobre la grisalla de la sacristía. Foto: Raquel Triguero.

El Palacio de Cogolludo ha sido el punto central de la visita. La fachada, realizada en almohadillado florentino, recordando la función guerrera del noble que la habita, es su seña de identidad más conocida.
El edificio, mandado construir por los duques de Medinaceli, se abre a una gran plaza en la que desde hace cuatro siglos se sigue realizando, todos los miércoles, un mercado. Una muestra, según la profesora Esther Alegre, de cómo este tipo de edificaciones contribuían al desarrollo económico de las zonas en las que se instalaba.
La fachada del Palacio analizada al detalle. Foto: Raquel Triguero
El Palacio de Cogolludo estaba considerado como uno de los más deslumbrantes de la época. Contó con hasta nueve cocinas, dos zaguanes, 59 habitaciones y cinco chimeneas monumentales de las cuales se conserva la chimenea mudéjar del Salón Rico.
Una de las chimeneas del Palacio. Foto: Raquel Triguero
                                                                               
La restauración del Palacio

El edificio entró en decadencia cuando fue abandonado en el siglo XVIII. A su deterioro se sumó un elemento más: fue cuartel general de "El Empecinado" con lo que sufrió los ataques de las tropas francesas que practicamente lo expoliaron. Pasaron los años y el Palacio siguó abandonado. Incluso lo compraron con la intención de desmontarlo y trasladarlo, pero finalmente el Ayuntamiento lo prohibió. En este tiempo fue posada, sede de comercios, e incluso se usó como toriles. Después, la Guerra Civil, hizo el resto, convirtiéndolo literalmente en una escombrera.
Finalmente en el año 2006 el Ministerio de Cultura, propietario actual del edificio, realizó las obras de recuperación del Palacio que permitieron recuperar el patio principal y también la zona de servicio. Las obras terminaron en 2012 y desde entonces es el Ayuntamiento de Cogolludo el que se encarga de su gestión organizando visitas guiadas para dar a conocer este importante palacio renacentista.

Un momento de la visita al Palacio. Foto: Raquel Triguero

El Patio Principal tras la restauración. Foto: Raquel Triguero.

Restos de azulejos encontrados en la excavación. Foto: Raquel Triguero.





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