PRIMERA JORNADA. REINAS Y NOBLES ENCARCELADAS: LA RECLUSIÓN FEMENINA EN LA EDAD MODERNA (SIGLOS XV-XVIII)
Existen múltiples ejemplos del
grandes aristócratas y reinas encarceladas durante los siglos de la Edad
Moderna. Tal vez los mejores ejemplos son la reina Juana de Castilla y la
princesa de Éboli, pero no son los únicos.
La propuesta del Centro Asociado de la UNED en Guadalajara para este último curso de verano es adentrarse en los diferentes tipos de encarcelamiento para continuar con el estudio de ejemplos individuales e indagar en las razones específicas del confinamiento. El objetivo es debatir y analizar las relaciones que se establecen entre locura, poder, política y encierro femenino; así como profundizar sobre los espacios de confinamiento y la salud física de las encarceladas, o establecer diferencias o similitudes sobre la mayor o menor incidencia de encierro femenino a lo largo de los siglos de la Edad Moderna.
Esther Alegre, profesora titular de Historia del Arte de la UNED, llevó a cabo la presentación de este curso denominado ‘Reinas y nobles encarceladas: la reclusión femenina en la Edad Moderna (siglos XV-XVIII)’. Alegre explicó que el tema se desarrollará bajo diferentes perspectivas, “desde la política hasta el conocimiento de cómo se llevó a cabo la reclusión y el modo en que la vivieron estas mujeres”. “El encarcelamiento femenino es un tema sobre el que llevo reflexionando más de 10 años y esta es la ocasión para profundizar en él”, explicó antes de dedicar el curso a Trevor Dadson, historiador e hispanista británico, autor de importantes estudios sobre la poesía del Siglo de Oro y la expulsión de los moriscos, que ha fallecido recientemente.
Anne Cruz,
profesora de cultura española de la Universidad de Miami (Estados Unidos),
tituló su intervención ‘¡Encerradlas!: hacia una historia del encarcelamiento
femenino en la España moderna’. “Las mujeres fueron sometidas a múltiples
encierros en una sociedad patriarcal, por diferentes motivos como los
políticos o los religiosos”, explicó la docente.
'La lozana andaluza' o 'La celestina' son ejemplos previos a una época en la que la prostitución no estaba especialmente perseguida. Sin embargo, tras el Concilio de Trento, muchas de las mujeres que ejercían este oficio quedaron desprotegidas moral y socialmente.
A partir de ahí, algunas mujeres se vieron en la obligación de recluirse para obtener una consideración social. Los centros como las 'casas de las arrepentidas' donde las prostitutas, y otras mujeres poco afortunadas, se refugiaron son un ejemplo de la nueva realidad. Otro fueron los conventos, donde "se permitía una vida semiautónoma que no podían llevar a cabo en otras circunstancias como el matrimonio y la crianza de los hijos".
La profesora repasó otras formas de reclusión voluntaria e involuntaria como la de las eremitas, las ascéticas o las emparedadas, que vivían en cuevas o pequeñas construcciones que les permitían vivir su espiritualidad al margen de la sociedad y la iglesia, "con lo que conseguían un margen de libertad más amplio que el resto".
"El encierro femenino en la edad moderna era algo habitual,
tanto en las casas de acogidas porque se las consideraba un peligro para la
sociedad, como las emparedadas que se recluían voluntariamente para poder
mantener su pensamiento libre, a pesar del encierro físico", concluyó Cruz.
Macarena Moralejo, profesora tutora de la UNED, habló de las ‘Damas de la familia Medici’. Comenzó explicando la distinción entre las Velate y las Murate a través de la historia del arte. Las primeras llevaban un velo como símbolo de la honestidad y la virtuosidad -generalmente asociado a mujeres casadas-. Las segundas elegían el confinamiento voluntario para no someterse a los preceptos religiosos y sociales de su época.
El origen delle Murate está en el puente de Rubaconte en Florencia. Apolonia, una mujer pía y pobre, se instaló en una casucha adosada al puente. Su objetivo era vivir de forma honesta sin ningún tipo de regla monástica. Ágata se unió a ella y, con posterioridad, se sumaron otras mujeres que terminaron siendo una organización.
A partir de 1421 fueron trasladadas a otra zona de la ciudad donde tuvieron que comportarse como una comunidad religiosa. Allí estuvieron confinadas, por obligación o por necesidad, varias mujeres de la familia Medici como Caterina de Medici o Camila Marteli -esposa de Cosimo I-. "Caterina, que ingresó en el convento muy joven, guardaba recuerdos excelentes de su época en el convento", explicó.
Su intervención concluyó hablando del pintor Alejandro Magnasco (1667-1749) que pintó obras en la que mostraba de forma corrosiva como se vivía en los conventos. "Su objetivo era azuzar las conciencias sobre el comportamiento moral de los conventos, ya que consideraba que no debían convertirse en residencias donde se vive cómodamente y, en ocasiones, aristocrática sino lugares de culto".
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