sábado, 26 de septiembre de 2020

 

SEGUNDA JORNADA: REINAS Y NOBLES ENCARCELADAS: LA RECLUSIÓN FEMENINA EN LA EDAD MODERNA (SIGLOS XV-XVIII)




Margarita Torremocha, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid, ha realizado una extensa reflexión de la realidad carcelaria en la Edad Moderna. Como referencia espacial ha tomado la ciudad de Valladolid, de donde ha analizado la obra de Magdalena de San Jerónimo y su obra (1598) ‘Razón y forma de la galera’, pionera en la descripción de la realidad carcelaria en los siglos XVII y XVII.

 

Magdalena de San Jerónimo se ocupó principalmente de la casa de arrepentidas –compuesta principalmente prostitutas- pero no de las encarceladas, en la que la insistió poco más que de separar a hombres y mujeres por cuestiones de honestidad.

 

Como curiosidad explicó que el concepto de cárcel para las mujeres era más de custodia que de pena, “una especie de redención a través del trabajo y el adoctrinamiento moral”. Las condiciones carcelarias fueron eran penosas para las reclusas porque no recibían comida y la atención sanitaria fue muy escasa.

 

En conclusión, la cárcel –su concepto y utilidad– ha ido variando a lo largo de la historia. La pena de privación de libertad no ha existido siempre y tampoco ha tenido la misma consideración para el hombre y para la mujer. Para estas, la reclusión carcelaria fue una práctica arraigada, aunque no por ello extendida. Las mujeres delincuentes tuvieron apercibimientos sociales, religiosos y legales múltiples antes de tener que enfrentarse a una reclusión carcelaria que, ante todo, resultaba gravosa económicamente para el tribunal correspondiente.






María Jesús Fuente, catedrática de Historia Medieval de la Universidad Carlos III de Madrid, es especialista en reinas medievales cristianas, musulmanas y judías, así como autora de varios libros relacionados con el tema. Habló sobre las mujeres encerradas en la época medieval.

 

Mencionó a Leonor de Aquitania, Berta de Holanda, Juana de Arco, Margaret e Isabel de Escocia, Juana de Navarra o Urraca de Castilla, que fueron encerradas –y en algunos casos ejecutadas-.  

 

Cabe destacar que los encierros tenían un carácter político y que no existen noticas de juicios a reinas o nobles. “Para entenderlo habría que analizar una por una las razones por las que se las encierra”, afirmó la profesora.

 

Dedicó una especial atención a Leonor de Guzmán, a quien calificó como una “reina en potencia”. Nace en una familia nobiliaria poderosa, los Pérez de Guzmán y los Ponce de León. Se casó con Juan de Velasco, pero a los 17 años queda viuda. Alfonso XI la conoce ya viuda y fue la única amante del rey con el que tuvo 10 hijos y siempre vivió con ella. Esto la llevó a ser una mujer poderosa con un gran patrimonio. Fue clave en las relaciones internacionales, además de ser encargada del reino en ausencia del rey. “Yo la considero una presa política”, explicó. Tras la muerte del rey sabe que será apresada, porque se consideró que había cometido un delito de alta traición. El objetivo era que fuera uno de sus hijos el heredero del reino de Castilla y no Pedro I, el heredero legítimo. Finalmente, fue detenida y encarcelada por la reina María o por su hijo Pedro I.





Marta Cendón, profesora titular de Historia del Arte de la Universidad de Santiago de Compostela, fue la tercera ponente de la jornada y dedicó su exposición a Aldonza de Mendoza, “encerrada en vida y recluida en mármol para la eternidad”.

Realizó un repaso por la genealogía de Aldonza de Mendoza, que al quedar huérfana de padre heredó buena parte sus bienes.

“La vida de Aldonza no fue fácil. Su marido tuvo tres hijos amancebado con otra mujer casada”. También tuvo relaciones con una sobrina segunda. Fabrique abusó y maltrató a su mujer, así como le robó joyas y paños para él y su hermana. Incluso intentó envenenarla. Uno de los detonantes de la discordia fue el hecho de llevarla a Galicia, donde la tuvo encerrada en Ponferrada entre 20 meses y cinco años, según los testigos, enferma. En ese tiempo, dispuso de las propiedades y rentas que ella heredó de su padre.

Leyó los testimonios de varios testigos en los que se acredita que Aldonza de Mendoza sufrió abusos y robos por parte de su marido. Al final, se encontró constreñida entre las dificultades con su marido y su hermanastro, Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana.

Una vez viuda de traslada a Espinosa de Henares y Cogolludo. En 1435 hizo testamento, en el que mantuvo su protección sobre el monasterio de San Bartolomé de Lupiana donde desea ser enterrada ante el altar mayor sola y lejos de su marido y familia.  “Consiguió la inmortalidad terrestre en su sepulcro”.




Emma Luisa Cahill, doctora en Historia en la Universidad de Murcia, se centró en el largo cautiverio de Catalina de Aragón durante diez años. El enfrentamiento entre Catalina de Aragón (1485-1536) y Enrique VIII (1491-1547) ha sido un tema recurrente en la sociedad de la época y se representó tanto en la pintura como en la literatura. Por su parte, las seis esposas del rey también suscitaron mucho interés que se ha visto reflejado en numerosas obras publicadas tras su muerte.

 

El origen del conflicto en el matrimonio comenzó a los seis meses. En 1526, el rey empieza a mostrar en público un dilema moral para continuar con Catalina de Aragón, citando un pasaje de la Biblia en el que se rechaza tomar a la mujer de un hermano. Catalina comienza a alejarse de la corte y pierde su estatus regio, así como sus bienes como reina. Al mismo tiempo el rey comienza a introducir a Ana Bolena como miembro de la corte y en 1533 Bolena fue coronada como reina de Inglaterra.

 

Una vez que Catalina fue apartada de la corte, el rey la ordenó trasladarse a numerosos lugares, separándola de su hija María I, y alejándola de las personas que la rodeaban. Al morir, el rey le organizó un funeral de estado como princesa viuda de Gales.


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