Según
Yoshihira Hioki, artista y narrador
japonés afincado en Barcelona, la narración es similar a un ritual, a una
ceremonia. Estamos aquí y ahora, nunca volveremos a vivir este momento Se puede
contar la misma historia para una o para dos mil personas, pero la forma de
hacerlo no será la misma.
La presencia es tan importante en la narración
oral que no podemos prefijar límites, hay que adaptar la naturaleza de la
narración al aquí y al ahora para dar con su esencia. No podemos taparnos los
ojos ante esa necesidad. El producto del narrador oral como oficio es el de un arte efímero y único, como el Ikebana o tradición floral japonesa.
“Con un cuento antiguo he recibido un mensaje propio
y particular, he visto un paisaje. Es una historia bella, triste… ¿Dónde nace
la narración oral? ¿Nace cuando recibimos o cuando contamos?” Se pregunta el
japonés.
La mañana transcurre entre dos formas de vivir
la narración oral, dos puntos de vista contrapuestos. Mientras que Hioki
defiende una interpretación peculiar del relato, David Mañero Lozano, profesor de la Universidad de Jaén y especialista
en narración oral, dedica su tiempo y esfuerzo a la recopilación y conservación
de narraciones orales desde un punto de vista académico y científico.
Pasado el ecuador del día y del curso, Cristina Temprano, docente y artista
plástica, doctora por la Universidad Complutense de Madrid y narradora en
diferentes países, miembro de aeda; habla del oficio de la narración desde el
corazón, desde la pasión, desde la verdad del sentimiento y la poesía. Una
historia no debe cerrarse repentinamente, y tampoco una jornada como ésta.
El día concluye con una mesa redonda en la que
participan Estrella Ortiz,
cuentistay escritora española, y también una de las impulsoras del Maratón
de los Cuentos de Guadalajara; José
Campanari narrador oral argentino, actor, escritor, formador y director
teatral; y Manuel Castaño Crespo: contador
profesional extremeño de nacimiento y alcalaíno de adopción y participante hasta en cuatro ocasiones en la
escuela de verano de AEDA.
DAVID MAÑERO LOZANO – LA
DOCUMENTACIÓN DE RELATOS ORALES: METODOLOGÍA Y VARIANTES NARRATIVAS
Como
una de sus principales herramientas para la documentación y conservación de
relatos orales, Mañero dirige el prestigioso archivo de folclore Corpus de Literatura Oral. Que, de acuerdo con su propia
presentación, el archivo, que cuenta con un comité científico internacional en
académicos y expertos de la materia y de otras relacionadas, tiene como
objetivo prioritario preservar y difundir la literatura de tradición oral,
principalmente la de origen hispanoparlante.
El archivo, que contiene tanto grabaciones de
audio como de vídeo, ha recopilado más de 20.000
registros desde 1975 hasta la actualidad. Todos ellos, acompañados de su
correspondiente transcripción, catalogación, anotaciones léxicas y
contextuales, resúmenes, comentarios literarios, bibliografía; y, en caso de
que sea necesario, partituras, comentarios musicológicos, etc.
Pero para manejar tales volúmenes y hacerlo de
manera que el investigador o el aficionado puedan sumergirse en el archivo y
encontrar lo que buscan, exige una serie de normas, criterios y procedimientos estandarizados en ocasiones complejos,
pero necesarios, al fin y al cabo.
Las manifestaciones culturales orales se han de
recopilar en el lugar en el que se producen, y esta tarea tiene un valor metodológico fundamental, no es
posible sin una investigación empírica y basada en datos. Hemos de considerar
el trabajo de campo como primer
paso, y uno de los más importantes del proceso de trabajo; por eso se ha de
tener una preparación.
Según Mañero, para salvar la cultura oral conviene
identificar las muestras y extraer el
contexto, optar por el video en la medida de lo posible. Segmentar en
archivos independientes y realizar una transcripción de calidad. No se puede
alterar lo que nos digan, por mucho que se aparten de la norma, por mucho que
falte un fonema, por mucho que falten trozos de la historia.
Hemos de seguir para catalogar repertorios de
categorías de cuento, catálogos o sistemas
de clasificación como la combinación de los catálogos de Aarne, Thompson y Uther. Estas guías
para la clasificación tienen sus imperfecciones, como toda obra humana, pero
permiten catalogar y comprender los tipos de narrativa oral tradicional de una
manera sumamente útil ofreciendo una guía de inestimable valor y ayuda.
Frente a las fuentes orales, las fuentes documentales pueden ser
testimonios directos e indirectos. La tradición letrada es una fuente de
información, pero en cuanto narrativa oral, esta comenzó a recogerse más tarde.
Hasta el S XIX no hay un estudio científico de la narración oral. El corpus
literario, es decir, las recolecciones son importantísimas desde la antigüedad,
y muy abundantes, pero no como un objeto de estudio.
Hemos de preguntarnos qué entendemos por cuento tradicional. A veces los cuentos, las
leyendas y los mitos se mezclan entre sí y se intercalan, porque no depende del
contenido si no del punto de vista del interlocutor. Si el interlocutor
considera que ha ocurrido se considerará leyenda, si no se considerará cuento.
Y el cuento de acuerdo con Mañero se trata de un
relato breve no tomado como algo literal, normalmente en prosa, que suele tener
una estructura cerrada y completa.
Se da en él leyes como la aparición de apertura y cierre, leyes como las de la repetición de la acción y los personajes en secuencias de tres o doce. Leyes como la presencia máxima de dos los personajes en escena interactuando a la vez, y leyes como la de gemelos: en la que encontramos personajes duplicados caracterizados por la debilidad y la necesidad de apoyo mutuo.
Se da en él leyes como la aparición de apertura y cierre, leyes como las de la repetición de la acción y los personajes en secuencias de tres o doce. Leyes como la presencia máxima de dos los personajes en escena interactuando a la vez, y leyes como la de gemelos: en la que encontramos personajes duplicados caracterizados por la debilidad y la necesidad de apoyo mutuo.
Entre otras tipologías, aparecen, en primer
lugar, cuentos humorísticos, cuentos de
fórmula repetitiva, cuentos de animales, estos últimos en muchos casos de
tradición esópica, gran simplicidad, y con presencia de dos animales que
desempeñan la función de burlador y burlado.
Aparecen también cuentos folclóricos ordinarios, sean de magia, religiosos (tan solo en el tipo de personajes, ya que no tienen por qué ser moralizantes o docentes), cuentos novelescos (con concreción en el espacio y el tiempo), cuentos de ogro o de enfrentamiento a un ser más poderoso, etc.
Aparecen también cuentos folclóricos ordinarios, sean de magia, religiosos (tan solo en el tipo de personajes, ya que no tienen por qué ser moralizantes o docentes), cuentos novelescos (con concreción en el espacio y el tiempo), cuentos de ogro o de enfrentamiento a un ser más poderoso, etc.
En distintas sociedades y en distintas épocas
se ha tenido la sensación de eterna agonía de la tradición oral, y de acuerdo a
David Mañero, solo es cierta en parte. Unas
tradiciones orales desaparecen y otras surgen.
Donde se urbaniza mueren las leyendas tradicionales y aparecen leyendas urbanas, por ejemplo. Además, los enormes cambios sociales provocan que un gran legado esté desapareciendo, pero cada vez es más fácil recopilar estas narraciones orales, contactar con informantes a través de las redes sociales, etc.
Donde se urbaniza mueren las leyendas tradicionales y aparecen leyendas urbanas, por ejemplo. Además, los enormes cambios sociales provocan que un gran legado esté desapareciendo, pero cada vez es más fácil recopilar estas narraciones orales, contactar con informantes a través de las redes sociales, etc.
De acuerdo a Mañero “seguimos con la sensación
de urgencia y de estar salvando los últimos testimonios, pero con resultados
muy satisfactorios” afirma Mañero.
Muchas veces son ancianos, muchos mueren con sus tradiciones orales y muchos relatos se van con ellos, pero ahora, especialmente gracias a las TIC, es mucho más fácil contactar con ellos, recopilar los relatos, clasificarlos cuidadosamente y ponerlos al alcance del público mediante herramientas online como el corpus de literatura oral.
Muchas veces son ancianos, muchos mueren con sus tradiciones orales y muchos relatos se van con ellos, pero ahora, especialmente gracias a las TIC, es mucho más fácil contactar con ellos, recopilar los relatos, clasificarlos cuidadosamente y ponerlos al alcance del público mediante herramientas online como el corpus de literatura oral.
SEGUNDA PONENCIA: YOSHIHIRA
HIOKI – CÓMO TRATAR CON LIBERTAD LA TRADICIÓN RECIBIDA
Yoshihira Hioki lleva
20 años como narrador profesional principalmente de cuentos, mitos, leyendas y
relatos japoneses. Y como ya adelantábamos frente a la tarea de Mañero Lozano,
desarrolla su labor desde la libertad creativa. Comenzó a trabajar en España
como contador, simplemente por casualidad, después de sufrir una catarsis
durante una crisis artística.
Hioki ha partido del relato oral japonés para llegar a una especie de cosmos propio y
adaptado a sí mismo y a las circunstancias en las que narra. “Voy vestido de
japonés al contar cuentos, y de alguna manera represento mi tradición; pero por
otra parte me alejo de ella”, afirma.
Para un japonés es difícil pensar en la tradición porque a veces está muy
integrada en la vida, en el día a día. No es algo tan extraordinario como en
occidente, por lo tanto, partir del material tradicional no es algo raro,
tampoco adaptarlo.
Recuerda que, en sus visitas a fabricantes de
sake, salsa de soja, miso o kimonos, ha conocido a maestros artesanos que afirmaban
que la innovación es necesaria, pero partiendo de la tradición. Se puede afinar
y mejorar es necesario innovar, es
necesario avanzar dentro de la tradición.
Desde sus inicios ha rechazado basarse en un
mentor, no quería teñirse de los colores que iluminan a otros. Su guía han sido
los compañeros y tres artes japonesas: la
tradición floral, la caligrafía y las ceremonias del té. El arreglo floral,
caligrafía japonesa y la ceremonia del té requieren estudiar la esencia de lo
que se está haciendo, y es lejana a lo que se ve a primera vista, igual que la
narración. Para Hioki todas ellas son artes.
En la
ceremonia del té se produce una especie de reconciliación
con la vida, con la naturaleza y con el mundo. Es algo muy simple que de alguna
manera y a través de un severo trabajo de dedicación se convierte en algo único
y extraordinario aun partiendo de algo cotidiano y común. Algo similar sucede
con la narración oral. Es difícil, pero viene siguiendo un mismo camino desde
hace siglos, aunque se adapte al ritmo de la vida humana, a sus cambios.
“Creo
que la tradición es algo que está ahí, pero la realidad es que está dentro de
cada uno de nosotros. La tradición de la
narración oral vive una continua evolución y transformación, pero a través
del tiempo quedan huellas, es como un testimonio. Por eso Hioki interpreta la
tradición recibida libremente, como un nido desde el que echar a volar.
Existen en Japón distintas tradiciones
narrativas más o menos prefijadas en sus formas como el rakugo. Sin embargo, lo que hace Hioki, contar cuentos populares,
leyendas mitos como él los vive, los siente y los interpreta, no existe como
disciplina o como figura en la tierra del sol naciente.
Él la ha aprendido en España partiendo de su base tradicional. “A mí lo de los informantes no me interesa mucho”, afirma, pero reconoce que sin las recopilaciones muchas historias que se habrían perdido.
Él la ha aprendido en España partiendo de su base tradicional. “A mí lo de los informantes no me interesa mucho”, afirma, pero reconoce que sin las recopilaciones muchas historias que se habrían perdido.
El narrador tiene que acercarse a sus
tradiciones, encontrar su esencia. Aunque estés muy lejos de los orígenes hay
que estar conectados con la esencia.
La tradición no tiene por qué ser rígida. Según Yoshihira Hioki interpretamos
cada momento libremente, hay que vivir la tradición para que esté viva. Si no
lo hacemos, muere.
CRISTINA TEMPRANO - ARTE,
PALABRA Y SOCIEDAD. EL PAPEL DE LA NARRACIÓN ORAL EN LA SOCIEDAD ACTUAL Y SU
LUGAR ENTRE LAS DIVERSAS PROPUESTAS CULTURALES
La
hora de la siesta en una ponencia se puede hacer dura, pero si el tema es
interesante y hay bizcochos borrachos se lleva mejor. Y en esas andábamos.
Mientras los demás restregamos el índice y el corazón contra el pulgar para
intentar limpiar o al menos quitarnos parte del pringue del bizcocho, Cristina Temprano, hablaba del oficio
de la narración desde el corazón y el ardor.
Habla desde la verdad y la certeza que solo dan
el sentimiento y la pasión. Cristina derrocha simpatía, una voz y un gesto
dulce como un postre y propios de aquellos que saben hacer que niños y mayores se
sientan siempre cómodos.
La ponencia trata del sentido de contar
cuentos, del arte que supone de la narración oral, de sus efectos. “La
narración oral es el arte de la palabra hablada, dicha, capaz de comunicar
sentimientos, capaz de decir, de contar, de relatar”, afirma.
De acuerdo a la autora, el artista es aquel que
domina una capacidad con la suficiente destreza como para desatar la emoción, y
por tanto el narrador es el artista de
la palabra en voz alta.
Según Temprano, los cuentos participan en la propia representación del mundo, ya
que, según la autora, somos más lo que
decimos que ha pasado que lo que pasó en realidad. Todo ello apoyándose con
fuerza en un pensamiento narrativo que permite comprender el mundo.
Según
Temprano, narración y memoria se engarzan. Nuestro mundo sería
de acuerdo con la ponente un relato que no dejamos de construir a lo largo de
nuestra vida ya que, lo que no estructuremos de forma narrativa se perdería en
la memoria.
En virtud de ello, la oralidad es según Temprano algo que nos relaciona con el otro, no algo
que emitamos para el otro. En este compartir, según la autora, “se intercambian ideas, visiones del mundo.
Cuando se comprarte una historia y es
significativa para el que cuenta y el que escucha, esto quedará en nuestra
memoria, serán “memorables”, como decía Pep Bruno. Unos contenidos que, según
Temprano nos pueden mostrar a través del cuento otras realidades, a la vez que se genera un fuerte sentimiento de
pertenencia y de unión con el narrador y entre los espectadores.
La emoción se desata en la ponencia y un
testimonio anónimo deja de serlo: “una vez contando un cuento a chavales de sexto
de primaria uno se levantó y me preguntó si podría darme un abrazo. Le dije que sí. Me lo dio y se
sentó. A partir de ahí los cuentos salían abrazados a mi garganta”. La historia
es de Pep.Bruno.
Cristina afirma que “el cuento crea un espacio
tiempo que es presente, aquí y ahora, es presencia, pausa, calma. Un tiempo
fuera del tiempo. Genera escucha, algo que parece que hemos perdido y que es comunicación
humana y directa.”
Por ello, según la autora, no hemos de ver el
cuento como un medio o una herramienta. Hemos de verlo como un arte, como un
fin en sí mismo que establece puentes entre almas que necesitan cercanía y
calidez y que, además de generar identidad, ayuda como toda forma artística a que cada uno encuentre a su manera el
sentido de la vida.
CUARTA PONENCIA, DE LA
FORMACIÓN DE NARRADORES – MESA REDONDA (MARINA SANFILIPPO, JOSÉ CAMPANARI,
MANUEL CASTAÑO Y ELENA ORTIZ)
Los
narradores José Campanari, Manuel Castaño Crespo y Estrella Ortiz, cerraron la
tarde en un debate que tuvo más acuerdo que desacuerdo. El eje: la formación de los narradores.
Ante la pregunta de si el artista nace o se
hace, José Campanari se decanta por
ambas. La formación perfecciona el desempeño, pero hay gente a la que le tocó
el don. Según el narrador argentino, conviene darle forma al oficio con las herramientas puras y tangibles del
narrador y con las herramientas de búsqueda de repertorio, de preparación, de
creación, etc.
Campanari cree en lo espiritual, en el poder sanador de la emoción, en la catarsis que
vive el público en la representación, cree en cierto modo en la parte esotérica
del relato. Algunos no parecen tan de acuerdo, el chat del curso online bulle
incesante como un hormiguero en estado de alarma. “En la narración oral tenemos
predisposición a que sucedan otras cosas”, afirma.
En muchas ocasiones, de acuerdo con Campanari,
suceden cosas raras, místicas, espirituales; cosas inexplicables. Hay un encuentro con el otro que no sabemos ni
cómo ni por qué sucede que tenemos que tratar de provocar, y esto se hace
mediante la práctica, mediante la búsqueda de la magia que hay detrás.
“No sabemos por qué los cuentos son sanadores,
no sabemos por qué funcionan, pero lo hacen” asevera Campanari. En casi todas
las culturas espirituales los chamanes, sacerdotes etc., se identificaban con el sanador, con el contador de historias. “Por algo será”,
concluye.
En segundo lugar, interviene Estrella Ortiz,
narradora oral profesional, actriz y escritora, pionera del Maratón de cuentos,
viajera incansable por el mundo junto a sus poemas y su arte. “Cuando empecé a
contar cuentos no conocía a nadie que lo hiciera.
Me tiré a una piscina bajo la cual no sabía que se escondía un oficio. Me enganchó tantísimo que dejé el teatro, abandoné las oposiciones y hasta ahora me dedico a ello”, expone. Y continúa afirmando que ha sido narradora por destino, no por buscarlo. “Ese proceso de búsqueda de la voz, de la conexión, eso no se puede enseñar, sólo tú lo puedes aprender”.
Me tiré a una piscina bajo la cual no sabía que se escondía un oficio. Me enganchó tantísimo que dejé el teatro, abandoné las oposiciones y hasta ahora me dedico a ello”, expone. Y continúa afirmando que ha sido narradora por destino, no por buscarlo. “Ese proceso de búsqueda de la voz, de la conexión, eso no se puede enseñar, sólo tú lo puedes aprender”.
Según Ortiz, del oficio se puede decir mucho,
no así del arte. El arte es personal
y se ha de alimentar como un fuego interior. El exterior y el contexto ayudan,
pero la chispa no se prende siguiendo unos pasos concretos.
Tener un conocimiento de los recursos físicos
ayuda, pero no lo da todo. Los narradores y narradoras somos cuerpo, dentro
está el fuego, pero sin el cuerpo ese fuego no sería nada.
Aprender ritmo, canto, baile, música y demás es útil. Todo lo que rodea el acto de contar ayuda en el mismo, ayuda al fin último de la narración, solucionar problemas. Hay una necesidad de recursos y estos se pueden aprender, “pero a nadie se le puede enseñar a tener voz propia, eso solo se puede alentar”, declara.
Aprender ritmo, canto, baile, música y demás es útil. Todo lo que rodea el acto de contar ayuda en el mismo, ayuda al fin último de la narración, solucionar problemas. Hay una necesidad de recursos y estos se pueden aprender, “pero a nadie se le puede enseñar a tener voz propia, eso solo se puede alentar”, declara.
Cierra la mesa la exposición de Manuel Castaño Crespo: narrador oral
profesional, miembro de AEDA, y responsable
de su escuela de verano. Ha formado narradores y además, ha sido uno de los
coordinadores de un monográfico sobre la formación en la narración oral de la
revista anual el AEDO.
De acuerdo a investigaciones a pequeña escala y
cuestionarios que ha realizado, las tres
formas típicas de acercarse a la narración oral son el ser tocados por la
palabra de otro narrador; el que otros te pidan que hagas una narración en su
trabajo, se acerquen al cuento y acaben dedicándose a ello.
Los
narradores que dan el salto de amateur a profesional lo suelen hacer en un plazo de dos años. Una gran cantidad de
ellos habían participado en cursos y talleres, pero la mayoría no tenían un
mentor o acompañamiento.
La mayoría participan de forma habitual en grupos de debate y reflexión, ya sea informalmente, formalmente, de manera online, en festivales, jornadas de narración etc. Muchos tienen formación de teatro y dramaturgia, voz, clown y payaso, etc., y cuentan con edades medias cercanas a los 40 años.
La mayoría participan de forma habitual en grupos de debate y reflexión, ya sea informalmente, formalmente, de manera online, en festivales, jornadas de narración etc. Muchos tienen formación de teatro y dramaturgia, voz, clown y payaso, etc., y cuentan con edades medias cercanas a los 40 años.
El problema de la formación, es que, de acuerdo
a Manuel Castaño, “hacer cursos no te
convierte en narrador”. Ayuda, pero no da eso otro, esa sensibilidad
artística que como dice Campanari, si te ha tocado, te dedicas a ello y te
aguantas.
La ronda de preguntas y los debates arrojan una
serie de propuestas que poco a poco
se liberan del manto de timidez típico del final de una ponencia. El acuerdo
parece llegar en torno a dos conclusiones: sería ideal contar una formación
horizontal en grupos de narradores que se apoyan unos a otros. Sin embargo, el
acuerdo no es completo cuando se proponen posibilidades como el ejercicio casi gremial de la narración en Escocia.
Pep Bruno cierra el día con un mensaje alto y claro: “Quiero decirlo para que se
oiga, me parece sorprendente que los Institutos
Cervantes no incluyan narradores en
sus equipos con lo que podrían aportar y lo que podría suponer”.
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