martes, 2 de julio de 2019

Narración oral: encrucijadas de un oficio (casi) invisible - Jornada II



Según Yoshihira Hioki, artista y narrador japonés afincado en Barcelona, la narración es similar a un ritual, a una ceremonia. Estamos aquí y ahora, nunca volveremos a vivir este momento Se puede contar la misma historia para una o para dos mil personas, pero la forma de hacerlo no será la misma.
La presencia es tan importante en la narración oral que no podemos prefijar límites, hay que adaptar la naturaleza de la narración al aquí y al ahora para dar con su esencia. No podemos taparnos los ojos ante esa necesidad. El producto del narrador oral como oficio es el de un arte efímero y único, como el Ikebana o tradición floral japonesa.  
“Con un cuento antiguo he recibido un mensaje propio y particular, he visto un paisaje. Es una historia bella, triste… ¿Dónde nace la narración oral? ¿Nace cuando recibimos o cuando contamos?” Se pregunta el japonés.
La mañana transcurre entre dos formas de vivir la narración oral, dos puntos de vista contrapuestos. Mientras que Hioki defiende una interpretación peculiar del relato, David Mañero Lozano, profesor de la Universidad de Jaén y especialista en narración oral, dedica su tiempo y esfuerzo a la recopilación y conservación de narraciones orales desde un punto de vista académico y científico.
Pasado el ecuador del día y del curso, Cristina Temprano, docente y artista plástica, doctora por la Universidad Complutense de Madrid y narradora en diferentes países, miembro de aeda; habla del oficio de la narración desde el corazón, desde la pasión, desde la verdad del sentimiento y la poesía. Una historia no debe cerrarse repentinamente, y tampoco una jornada como ésta.  
El día concluye con una mesa redonda en la que participan Estrella Ortiz, cuentistay escritora española, y también una de las impulsoras del Maratón de los Cuentos de Guadalajara; José Campanari narrador oral argentino, actor, escritor, formador y director teatral; y Manuel Castaño Crespo: contador profesional extremeño de nacimiento y alcalaíno de adopción y participante hasta en cuatro ocasiones en la escuela de verano de AEDA.
DAVID MAÑERO LOZANO – LA DOCUMENTACIÓN DE RELATOS ORALES: METODOLOGÍA Y VARIANTES NARRATIVAS


Como una de sus principales herramientas para la documentación y conservación de relatos orales, Mañero dirige el prestigioso archivo de folclore Corpus de Literatura Oral. Que, de acuerdo con su propia presentación, el archivo, que cuenta con un comité científico internacional en académicos y expertos de la materia y de otras relacionadas, tiene como objetivo prioritario preservar y difundir la literatura de tradición oral, principalmente la de origen hispanoparlante.
El archivo, que contiene tanto grabaciones de audio como de vídeo, ha recopilado más de 20.000 registros desde 1975 hasta la actualidad. Todos ellos, acompañados de su correspondiente transcripción, catalogación, anotaciones léxicas y contextuales, resúmenes, comentarios literarios, bibliografía; y, en caso de que sea necesario, partituras, comentarios musicológicos, etc.
Pero para manejar tales volúmenes y hacerlo de manera que el investigador o el aficionado puedan sumergirse en el archivo y encontrar lo que buscan, exige una serie de normas, criterios y procedimientos estandarizados en ocasiones complejos, pero necesarios, al fin y al cabo.
Las manifestaciones culturales orales se han de recopilar en el lugar en el que se producen, y esta tarea tiene un valor metodológico fundamental, no es posible sin una investigación empírica y basada en datos. Hemos de considerar el trabajo de campo como primer paso, y uno de los más importantes del proceso de trabajo; por eso se ha de tener una preparación.
Según Mañero, para salvar la cultura oral conviene identificar las muestras y extraer el contexto, optar por el video en la medida de lo posible. Segmentar en archivos independientes y realizar una transcripción de calidad. No se puede alterar lo que nos digan, por mucho que se aparten de la norma, por mucho que falte un fonema, por mucho que falten trozos de la historia.
Hemos de seguir para catalogar repertorios de categorías de cuento, catálogos o sistemas de clasificación como la combinación de los catálogos de Aarne, Thompson y Uther. Estas guías para la clasificación tienen sus imperfecciones, como toda obra humana, pero permiten catalogar y comprender los tipos de narrativa oral tradicional de una manera sumamente útil ofreciendo una guía de inestimable valor y ayuda.
Frente a las fuentes orales, las fuentes documentales pueden ser testimonios directos e indirectos. La tradición letrada es una fuente de información, pero en cuanto narrativa oral, esta comenzó a recogerse más tarde. Hasta el S XIX no hay un estudio científico de la narración oral. El corpus literario, es decir, las recolecciones son importantísimas desde la antigüedad, y muy abundantes, pero no como un objeto de estudio.
Hemos de preguntarnos qué entendemos por cuento tradicional. A veces los cuentos, las leyendas y los mitos se mezclan entre sí y se intercalan, porque no depende del contenido si no del punto de vista del interlocutor. Si el interlocutor considera que ha ocurrido se considerará leyenda, si no se considerará cuento.
Y el cuento de acuerdo con Mañero se trata de un relato breve no tomado como algo literal, normalmente en prosa, que suele tener una estructura cerrada y completa. 

Se da en él leyes como la aparición de apertura y cierre, leyes como las de la repetición de la acción y los personajes en secuencias de tres o doce. Leyes como la presencia máxima de dos los personajes en escena interactuando a la vez, y leyes como la de gemelos: en la que encontramos personajes duplicados caracterizados por la debilidad y la necesidad de apoyo mutuo.
Entre otras tipologías, aparecen, en primer lugar, cuentos humorísticos, cuentos de fórmula repetitiva, cuentos de animales, estos últimos en muchos casos de tradición esópica, gran simplicidad, y con presencia de dos animales que desempeñan la función de burlador y burlado. 

Aparecen también cuentos folclóricos ordinarios, sean de magia, religiosos (tan solo en el tipo de personajes, ya que no tienen por qué ser moralizantes o docentes), cuentos novelescos (con concreción en el espacio y el tiempo), cuentos de ogro o de enfrentamiento a un ser más poderoso, etc.
En distintas sociedades y en distintas épocas se ha tenido la sensación de eterna agonía de la tradición oral, y de acuerdo a David Mañero, solo es cierta en parte. Unas tradiciones orales desaparecen y otras surgen

Donde se urbaniza mueren las leyendas tradicionales y aparecen leyendas urbanas, por ejemplo. Además, los enormes cambios sociales provocan que un gran legado esté desapareciendo, pero cada vez es más fácil recopilar estas narraciones orales, contactar con informantes a través de las redes sociales, etc.
De acuerdo a Mañero “seguimos con la sensación de urgencia y de estar salvando los últimos testimonios, pero con resultados muy satisfactorios” afirma Mañero. 

Muchas veces son ancianos, muchos mueren con sus tradiciones orales y muchos relatos se van con ellos, pero ahora, especialmente gracias a las TIC, es mucho más fácil contactar con ellos, recopilar los relatos, clasificarlos cuidadosamente y ponerlos al alcance del público mediante herramientas online como el corpus de literatura oral.
SEGUNDA PONENCIA: YOSHIHIRA HIOKI – CÓMO TRATAR CON LIBERTAD LA TRADICIÓN RECIBIDA


Yoshihira Hioki lleva 20 años como narrador profesional principalmente de cuentos, mitos, leyendas y relatos japoneses. Y como ya adelantábamos frente a la tarea de Mañero Lozano, desarrolla su labor desde la libertad creativa. Comenzó a trabajar en España como contador, simplemente por casualidad, después de sufrir una catarsis durante una crisis artística.
Hioki ha partido del relato oral japonés para llegar a una especie de cosmos propio y adaptado a sí mismo y a las circunstancias en las que narra. “Voy vestido de japonés al contar cuentos, y de alguna manera represento mi tradición; pero por otra parte me alejo de ella”, afirma.
Para un japonés es difícil pensar en la tradición porque a veces está muy integrada en la vida, en el día a día. No es algo tan extraordinario como en occidente, por lo tanto, partir del material tradicional no es algo raro, tampoco adaptarlo.
Recuerda que, en sus visitas a fabricantes de sake, salsa de soja, miso o kimonos, ha conocido a maestros artesanos que afirmaban que la innovación es necesaria, pero partiendo de la tradición. Se puede afinar y mejorar es necesario innovar, es necesario avanzar dentro de la tradición.
Desde sus inicios ha rechazado basarse en un mentor, no quería teñirse de los colores que iluminan a otros. Su guía han sido los compañeros y tres artes japonesas: la tradición floral, la caligrafía y las ceremonias del té. El arreglo floral, caligrafía japonesa y la ceremonia del té requieren estudiar la esencia de lo que se está haciendo, y es lejana a lo que se ve a primera vista, igual que la narración. Para Hioki todas ellas son artes.
 En la ceremonia del té se produce una especie de reconciliación con la vida, con la naturaleza y con el mundo. Es algo muy simple que de alguna manera y a través de un severo trabajo de dedicación se convierte en algo único y extraordinario aun partiendo de algo cotidiano y común. Algo similar sucede con la narración oral. Es difícil, pero viene siguiendo un mismo camino desde hace siglos, aunque se adapte al ritmo de la vida humana, a sus cambios.
 “Creo que la tradición es algo que está ahí, pero la realidad es que está dentro de cada uno de nosotros. La tradición de la narración oral vive una continua evolución y transformación, pero a través del tiempo quedan huellas, es como un testimonio. Por eso Hioki interpreta la tradición recibida libremente, como un nido desde el que echar a volar.
Existen en Japón distintas tradiciones narrativas más o menos prefijadas en sus formas como el rakugo. Sin embargo, lo que hace Hioki, contar cuentos populares, leyendas mitos como él los vive, los siente y los interpreta, no existe como disciplina o como figura en la tierra del sol naciente. 

Él la ha aprendido en España partiendo de su base tradicional. “A mí lo de los informantes no me interesa mucho”, afirma, pero reconoce que sin las recopilaciones muchas historias que se habrían perdido.
El narrador tiene que acercarse a sus tradiciones, encontrar su esencia. Aunque estés muy lejos de los orígenes hay que estar conectados con la esencia. La tradición no tiene por qué ser rígida. Según Yoshihira Hioki interpretamos cada momento libremente, hay que vivir la tradición para que esté viva. Si no lo hacemos, muere.
CRISTINA TEMPRANO - ARTE, PALABRA Y SOCIEDAD. EL PAPEL DE LA NARRACIÓN ORAL EN LA SOCIEDAD ACTUAL Y SU LUGAR ENTRE LAS DIVERSAS PROPUESTAS CULTURALES


La hora de la siesta en una ponencia se puede hacer dura, pero si el tema es interesante y hay bizcochos borrachos se lleva mejor. Y en esas andábamos. Mientras los demás restregamos el índice y el corazón contra el pulgar para intentar limpiar o al menos quitarnos parte del pringue del bizcocho, Cristina Temprano, hablaba del oficio de la narración desde el corazón y el ardor.
Habla desde la verdad y la certeza que solo dan el sentimiento y la pasión. Cristina derrocha simpatía, una voz y un gesto dulce como un postre y propios de aquellos que saben hacer que niños y mayores se sientan siempre cómodos.
La ponencia trata del sentido de contar cuentos, del arte que supone de la narración oral, de sus efectos. “La narración oral es el arte de la palabra hablada, dicha, capaz de comunicar sentimientos, capaz de decir, de contar, de relatar”, afirma.
De acuerdo a la autora, el artista es aquel que domina una capacidad con la suficiente destreza como para desatar la emoción, y por tanto el narrador es el artista de la palabra en voz alta.
Según Temprano, los cuentos participan en la propia representación del mundo, ya que, según la autora, somos más lo que decimos que ha pasado que lo que pasó en realidad. Todo ello apoyándose con fuerza en un pensamiento narrativo que permite comprender el mundo.
Según Temprano, narración y memoria se engarzan. Nuestro mundo sería de acuerdo con la ponente un relato que no dejamos de construir a lo largo de nuestra vida ya que, lo que no estructuremos de forma narrativa se perdería en la memoria.
En virtud de ello, la oralidad es según Temprano algo que nos relaciona con el otro, no algo que emitamos para el otro. En este compartir, según la autora, “se intercambian ideas, visiones del mundo.
Cuando se comprarte una historia y es significativa para el que cuenta y el que escucha, esto quedará en nuestra memoria, serán “memorables”, como decía Pep Bruno. Unos contenidos que, según Temprano nos pueden mostrar a través del cuento otras realidades, a la vez que se genera un fuerte sentimiento de pertenencia y de unión con el narrador y entre los espectadores.
La emoción se desata en la ponencia y un testimonio anónimo deja de serlo: “una vez contando un cuento a chavales de sexto de primaria uno se levantó y me preguntó si podría darme un abrazo. Le dije que sí. Me lo dio y se sentó. A partir de ahí los cuentos salían abrazados a mi garganta”. La historia es de Pep.Bruno.
Cristina afirma que “el cuento crea un espacio tiempo que es presente, aquí y ahora, es presencia, pausa, calma. Un tiempo fuera del tiempo. Genera escucha, algo que parece que hemos perdido y que es comunicación humana y directa.”

Por ello, según la autora, no hemos de ver el cuento como un medio o una herramienta. Hemos de verlo como un arte, como un fin en sí mismo que establece puentes entre almas que necesitan cercanía y calidez y que, además de generar identidad, ayuda como toda forma artística a que cada uno encuentre a su manera el sentido de la vida.
CUARTA PONENCIA, DE LA FORMACIÓN DE NARRADORES – MESA REDONDA (MARINA SANFILIPPO, JOSÉ CAMPANARI, MANUEL CASTAÑO Y ELENA ORTIZ)


Los narradores José Campanari, Manuel Castaño Crespo y Estrella Ortiz, cerraron la tarde en un debate que tuvo más acuerdo que desacuerdo. El eje: la formación de los narradores.
Ante la pregunta de si el artista nace o se hace, José Campanari se decanta por ambas. La formación perfecciona el desempeño, pero hay gente a la que le tocó el don. Según el narrador argentino, conviene darle forma al oficio con las herramientas puras y tangibles del narrador y con las herramientas de búsqueda de repertorio, de preparación, de creación, etc.
 Campanari cree en lo espiritual, en el poder sanador de la emoción, en la catarsis que vive el público en la representación, cree en cierto modo en la parte esotérica del relato. Algunos no parecen tan de acuerdo, el chat del curso online bulle incesante como un hormiguero en estado de alarma. “En la narración oral tenemos predisposición a que sucedan otras cosas”, afirma.
En muchas ocasiones, de acuerdo con Campanari, suceden cosas raras, místicas, espirituales; cosas inexplicables. Hay un encuentro con el otro que no sabemos ni cómo ni por qué sucede que tenemos que tratar de provocar, y esto se hace mediante la práctica, mediante la búsqueda de la magia que hay detrás.
“No sabemos por qué los cuentos son sanadores, no sabemos por qué funcionan, pero lo hacen” asevera Campanari. En casi todas las culturas espirituales los chamanes, sacerdotes etc., se identificaban con el sanador, con el contador de historias. “Por algo será”, concluye.
En segundo lugar, interviene Estrella Ortiz, narradora oral profesional, actriz y escritora, pionera del Maratón de cuentos, viajera incansable por el mundo junto a sus poemas y su arte. “Cuando empecé a contar cuentos no conocía a nadie que lo hiciera. 

Me tiré a una piscina bajo la cual no sabía que se escondía un oficio. Me enganchó tantísimo que dejé el teatro, abandoné las oposiciones y hasta ahora me dedico a ello”, expone. Y continúa afirmando que ha sido narradora por destino, no por buscarlo. “Ese proceso de búsqueda de la voz, de la conexión, eso no se puede enseñar, sólo tú lo puedes aprender”.
Según Ortiz, del oficio se puede decir mucho, no así del arte. El arte es personal y se ha de alimentar como un fuego interior. El exterior y el contexto ayudan, pero la chispa no se prende siguiendo unos pasos concretos.
Tener un conocimiento de los recursos físicos ayuda, pero no lo da todo. Los narradores y narradoras somos cuerpo, dentro está el fuego, pero sin el cuerpo ese fuego no sería nada. 

Aprender ritmo, canto, baile, música y demás es útil. Todo lo que rodea el acto de contar ayuda en el mismo, ayuda al fin último de la narración, solucionar problemas. Hay una necesidad de recursos y estos se pueden aprender, “pero a nadie se le puede enseñar a tener voz propia, eso solo se puede alentar”, declara.
Cierra la mesa la exposición de Manuel Castaño Crespo: narrador oral profesional, miembro de AEDA, y responsable de su escuela de verano. Ha formado narradores y además, ha sido uno de los coordinadores de un monográfico sobre la formación en la narración oral de la revista anual el AEDO.
De acuerdo a investigaciones a pequeña escala y cuestionarios que ha realizado, las tres formas típicas de acercarse a la narración oral son el ser tocados por la palabra de otro narrador; el que otros te pidan que hagas una narración en su trabajo, se acerquen al cuento y acaben dedicándose a ello.
 Los narradores que dan el salto de amateur a profesional lo suelen hacer en un plazo de dos años. Una gran cantidad de ellos habían participado en cursos y talleres, pero la mayoría no tenían un mentor o acompañamiento. 

La mayoría participan de forma habitual en grupos de debate y reflexión, ya sea informalmente, formalmente, de manera online, en festivales, jornadas de narración etc. Muchos tienen formación de teatro y dramaturgia, voz, clown y payaso, etc., y cuentan con edades medias cercanas a los 40 años.
El problema de la formación, es que, de acuerdo a Manuel Castaño, “hacer cursos no te convierte en narrador”. Ayuda, pero no da eso otro, esa sensibilidad artística que como dice Campanari, si te ha tocado, te dedicas a ello y te aguantas.
La ronda de preguntas y los debates arrojan una serie de propuestas que poco a poco se liberan del manto de timidez típico del final de una ponencia. El acuerdo parece llegar en torno a dos conclusiones: sería ideal contar una formación horizontal en grupos de narradores que se apoyan unos a otros. Sin embargo, el acuerdo no es completo cuando se proponen posibilidades como el ejercicio casi gremial de la narración en Escocia.
Pep Bruno cierra el día con un mensaje  alto y claro: “Quiero decirlo para que se oiga, me parece sorprendente que los Institutos Cervantes no incluyan narradores en sus equipos con lo que podrían aportar y lo que podría suponer”.

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