jueves, 4 de julio de 2019

Las grandes potencias ante el nuevo orden internacional: EEUU, la UE, Rusia y China – Curso homenaje a la profesora Paloma García Picazo – Jornada II



De las zonas grises a la guerra total: la competición entre las grandes potencias – Guillem Colom
Así estamos todos en familia. Guillem Colom se pasea como esos magníficos profesores que saben lo que hacen y que lo hacen con ese paseíllo por el estrado de orador grecolatino. Colom es doctor por la UNED, docente de Ciencia Política en la Universidad Pablo Olavide, codirector del think tank THIBER, y un crucial investigador y asesor de asuntos estratégicos, militares y de ciberdefensa con importantes propuestas para la transformación de las fuerzas armadas.



Concepto e ideas básicas – zonas grises e híbridas
Entre la paz y la guerra total hay una serie de cenagales y sombras difíciles de delimitar. De acuerdo a Colom hay numerosas actividades ambiguas, multidimensionales que se encuentran fuera del umbral del conflicto sin poderse considerar paz. El nombre de estas actividades es el de zonas grises, que son una modalidad de escalada distinta a las del pasado.
En la guerra fría se aplicaban una serie de principios claros con escaladas en cierto modo más sencillas, en cierto modo porque la amenaza de destrucción mutua estaba ahí. Al hacer una atribución a un estado de una actividad de ciberataque sobre infraestructuras estratégicas (Países Bálticos 2007) el otro país lo puede negar, como lo hace Rusia. Con lo cual muchas veces no se sabe cómo responder. Lo mismo sucede con las injerencias rusas en distintas elecciones occidentales. Aunque sepas que lo hace el otro no puedes responder con un misil.
Muchos ataques están bajo el umbral de conflicto y dejan bajo el control del ofensor la escalada, pero permiten usar tácticas como las de salami para lograr los objetivos. Las zonas grises, así, son el principal modelo de control de las escaladas armadas de las actividades hostiles entre estados en la actualidad.
Cada vez nos movemos más en zonas grises de naturaleza ambigua. “Hago un poco ¿Tú respondes? No, pues hago un poco más hasta que consiga lo que quiero”, explica Colom. Al final tienes que poner un punto de corte. El problema es que cada país define de distinta forma ese punto y los sectores que pueden tocarte o no antes de que tu des el salto a escalada convencional.
Las zonas grises se distinguen, aunque solo en ocasiones, de las guerras híbridas o de la aplicación de medios híbridos, pero esas escaladas progresivas todo en actividades fuera de conflicto pueden ser mucho más útiles, y siempre se basan en la ambigüedad y en la dificultad de atribución.
Las amenazas híbridas comenzaron a definirse sobre 2006. Pero cuando llegan las actividades rusas en Crimea acaba por fijarse el concepto. Sin embargo, la definición de híbrido también puede ser simplemente medidas activas de guerra fría como desinformación, propaganda, etc. Esto se complementa con el uso de armas políticas, diplomáticas, económicas, legales, psicológicas, legales, informativas.
La importancia de esos ataques informativos es enorme en los últimos años, pero hemos de tener en cuenta que no es solo el empleo de información digital. Rusia, al igual que otras muchas potencias, incluye en este tipo de ataques el empleo de las ONG para hacer labores de subversión y desestabilización, apoyando a grupos críticos con el sistema para lograr los fines propios.
Asimismo, todas esas operaciones informativas, económicas, políticas, etc., pueden ser las principales herramientas de zonas grises o una perfecta preparación para una intervención.
El problema del uso de las zonas grises es su cierta ilegitimidad. Un estado democrático está sujeto al menos en teoría a muchos cortapisas, y en el mundo se compite tanto con estados que se rigen por el estado de derecho como con aquellos que no.
La competición entre potencias
“¿Cómo hemos de reaccionar ante la modernización de China y Rusia?” se pregunta Colom. Estas potencias buscan el dominio sobre zonas concretas, exigen proyección, el empleo de estrategias multidimensionalidades, y de ahí se deriva el creciente uso de las zonas grises y las desestabilizaciones por influencia político, económico, informativo, etc.
El problema de la poca competitividad de la democracia en esta competición provoca que la democracia esté en retroceso. Los cambios tecnológicos potencialmente disruptivos y que cambian la forma de competir parecen chocar contra ese principio ilustrado de progreso debido a la tecnología hacia el crecimiento imparable de las libertades civiles. ¿Cuál será la influencia de los nuevos ecosistemas de innovación? ¿Qué impacto tienen los sistemas de innovación y los modelos de innovación chino frente al norteamericano?
En primer lugar, EEUU es una nación preocupada por perder su hegemonía. Ha sido el primero en plantear que hemos entrado en otra estrategia mundial de competición. Se plantean la competición con China y Rusia, pero se ha de plantear que Rusia no tiene los resortes de poder para representar una amenaza a tan grande como China.
EEUU asume que la pausa estratégica de la década de los 1990 han concluido. El problema de Afganistán e Irak le suponen un lastre de gigantescas dimensiones por su coste de oportunidad más que por sus consecuencias directas. Sus esfuerzos se enfocaron la contrainsurgencia con demasiado hincapié dejando vía libre a China y a su creciente sombra en el este.
El camino planteado es la innovación para dejar al otro “con el culo al aire”. Apostar por un gasto en innovación tan grande que deje al otro atrás es más difícil con China que con la URSS en su momento. Está claro que Huawei es un vector estatal con el músculo del gobierno chino detrás. Pero por ejemplo la IA de Alilbaba es más poderosa que la de Amazon.
Mientras que en China el músculo tecnológico está dominado en última instancia por el estado en EEUU está dominado por la empresa. La mayoría de innovación potencialmente disruptiva está en el sector civil. El dinero no está en el ecosistema militar, y esto puede acabar con la estrategia de innovación de EEUU. No solo son temas políticos, es una geopolítica de la tecnología.
RUSIA
Desde su perspectiva de gran actor desprovisto de músculo económico Rusia es una gran potencia “de aquella manera porque no puede pagar lo que quiere”, afirma Guillem Colom. Es una potencia que ve el mundo de forma clásica, el matrimonio chino ruso es de conveniencia y Rusia lo que ve es que necesita material tecnológico.
Lo que se ha hecho es explotar a conciencia los medios que tenían en base a su experiencia soviética logrando altos rendimientos de elementos de bajo coste al no poder competir en igualdad con sus rivales. Su estrategia en subversión y desestabilización se aplica y se aplica bien. Garantiza a bajo coste sus áreas de influencia directa, maneja bien las zonas grises y consigue lograr suficiente inestabilidad para que las cosas no cambien en su contra.
Además de desempeñar un papel activo en intervenciones como la de Siria, Rusia trabaja para lograr ciertas capacidades balísticas en un campo en el que EEUU renunció parcialmente a la competición y en el que Rusia se encuentra fuertemente armada a pesar de carecer de un músculo financiero fuerte.
Todo esto lo combina con el empleo de zonas grises, y Rusia busca conseguir sus propias zonas de exclusión e influencia para proyectar su poder y asegurar su defensa. Emplea su ejército y contratistas, pero no es para el occidente democrático liberal una amenaza como la que constituye China.
“La geografía y la historia son muy jodidas” igual la perspectiva rusa había que entenderla “Los tengo en la frontera y conmigo no han negociado, además, con Ucrania, Europa entró sin llamar a la puerta. Es fundamental entender que hay zonas de influencia, aunque no nos guste. Que Rusia intente “dar por saco” es de acuerdo a Colom, algo bastante normal, algo perfectamente lógico.


CHINA
La República Popular China Es el gran competidor y principal problema estratégico de EEUU. En sus mares cercanos y en sus collares de perlas se encuentra asegurando cadenas de islas para la defensa. Probablemente para después ir más allá y lograr extender su poder con mayor proyección y control total de las rutas marítimas pacíficas.
Su modelo de proyección se basa en la colonización económica que parte de inversión y construcción de redes de transporte gestionadas por ella con garantías de penetración global a largo plazo mediante vínculos de dependencia.
Su obtención de tecnología vía espionaje, plagio o financiación de estudios en el extranjero entre toros se mezcla con la entrada de ejecutivos chinos en consejos ejecutivos de grandes tecnológicas del resto del mundo para el robo de tecnología.
¿Puede competir EEUU con China? A nivel estratégico las líneas terrestres y marítimas con algo que va mucho más allá del collar de perlas. La geografía es la que es. La primera cadena de islas ya está dominada y poco a poco se avanza hasta la segunda línea. Tarde o temprano China dominará también la segunda cadena y entrará en competencia más y más fuerte con EEUU.
China penetra en el Pacífico mediante el aumento de la zona económica exclusiva. EEUU finalmente no podrá mantener su uso del mar libre en las zonas de dominio chino. Cuando China quiera negar el tráfico lo hará y para 2049 tendrá plena capacidad militar para ganar guerras locales en condiciones de alta tecnología contra potencias como EEUU. Poco a poco se pasa del smiling panda al sharp power y muchos países ya se plantean abandonar a EEUU
Su estrategia básica busca que les garanticen el acceso a los materiales básicos. Busca evitar carencias de materias primas y garantizar el crecimiento. El gigante asiático considera que históricamente ha sido el centro del mundo y que los siglos XIX, XX y principios del XXI fueron simplemente un paréntesis.
En clave interna la lucha contra la corrupción y otros elementos y válvulas de escape junto al crecimiento económico han apuntalado y legitimado el dominio del partido comunista y han impulsado a Xi Jin Ping. Sin embargo ¿El día que la población pierda calidad de vida se romperá la baraja? ¿Comenzará problemas internos y tendrán que desatar una represión a gran escala dejándose de poder blando?
¿Y EUROPA?
Según Colom, los europeos “tendríamos que haber empezado una guerra económica con China para retrasar su crecimiento” en vez de meterla en la OCDE. “Ahora ajo y agua”. Los regímenes no democráticos pueden plantearse objetivos a largo plazo, los democráticos no. Solo los chinos pueden tomarse en serio cosas como los planes para el 2050. No hay pensamiento estratégico en el viejo continente desde 1945. Europa no ha hecho nada sobre el problema chino y ahora ya es tarde para evitar el problema, hay que gestionarlo.
Guillem entabla un diálogo con un miembro del público que podría servir como perfecto colofón. “Acabaremos en brazos de China, después asumamos las cosas”, -afirma Colom- “Si ni siquiera Cataluña ha encontrado su sitio en España cómo va a encontrarlo Europa en el mundo”, exclaman desde el público. “Exacto,” responde Colom, “en Europa, mucho papeleo, mucho seminario y luego al final estamos al mismo nivel del día uno.” “Pero usted ha sido premiado varias veces, a usted le escucharán en Defensa ¿no?” -preguntan angustiados- “Paso palabra”, responde Colom riendo.
CARMEN RODRÍGUEZ LÓPEZ - Turquía, geopolítica e identidades UAM – especialista en Turquía
Las telenovelas tucas en Rumanía y las tropas de Erdogán en el norte de Siria son dos caras de la misma moneda. El papel del soft power y el hard power turco crece a la par que el autoritarismo y el comportamiento ambiguo de Erdogán. ¿Qué camino recorrió Turquía entre 1919 y 2019?


Rodríguez López reduce el determinismo geográfico, pero lo tiene en cuenta. Pone el acento en el estudio de los discursos geopolíticos. No ya en la geografía sino en las relaciones de poder subyacentes. Todo ello combinado con la visión de las élites turcas sobre su propio estado en un discurso que ha ido cambiando.
A grandes trazos podemos decir que la élite política turca hasta los años 1980 se consideraban parte de la élite política occidental. Poco a poco han ido viéndose como un alter ego de Europa, han ido reasumiendo la diferencia cultural hasta que en los años 90 se ha defendido la identidad híbrida europea y asiática que a partir de los 2000 ha sumado el factor musulmán suní con el papel de centro regional y eje de poder suní.
Paso del imperio otomano a república turca.
Desde finales del XVII hasta la Primera Guerra Mundial la decadencia y reducción territorial fue continua. Las tropas otomanas no reconocieron el tratado de Sèvres y se organizaron en torno a Ankara bajo el fuerte liderazgo de Mustafá Kemal. Esa parte del ejército otomano que no reconocía el tratado de Sèvres lanzará la guerra de ‘independencia’ entre 1919 y 1922 con un reconocimiento en el tratado de Lausana que define aproximadamente las fronteras actuales de Turquía con ciertos cambios menores.
La élite que dominó desde sus inicios Turquía eran mandos y funcionarios de segundo rango que lo que quisieron fue occidentalizar Turquía, algo que ya se había producido hasta cierto punto durante el siglo XIX. Se produjo una ruptura sobre todo al acabar con el debate sobre los límites de la occidentalización, abrazada por la élite kemalista, que veía en ello la garantía de supervivencia de Turquía.
La élite, en su relación con el ejército estipulaba que desde 1923 los cuadros de mando habían de estar separados del estamento político, lo que obliga a que si quieren entrar en política han de dejar el ejército. Aun así, el ejército tendrá un importante papel modernizador y reformador, además de ser el eje de una nueva identidad colectiva. Las fronteras demarcaban una nueva nacionalidad, heredera del Imperio Otomano pero distinta del mismo.
La élite kemalista occidentalizante gobernó de manera autoritaria durante las primeras décadas de la república. Ya en el Imperio Otomano había constitución, elecciones, partidos; esa pluralidad fue heredada pero la élite decidió limarla debido sobre todo a las revueltas kurdas en el este hasta quedar el partido kemalista, en el poder hasta la década de 1950, cuando llegó el multipartidismo.
El partido kemalista (CHP) tenía seis flechas u objetivos:
-        Republicanismo
-        Nacionalismo,
-        Soberanía popular de corte organicista y antimarxista
-        Estatalismo en busca de una burguesía nacional
-        Reforma y adaptación permanente
-        Separación Islam-aparato estatal y sometimiento del mismo a la política.
Las mujeres turcas fueron uno de los símbolos de la reforma. Se va a promover que las mujeres ocupen el espacio público en lo educativo como en lo laboral y en lo privado. Sin embargo, la relación es patriarcal y la autoridad en el mundo privado es primero del padre y luego del marido, pero no a nivel legal ni público. Consiguen derechos al voto y elección desde 1934. Una revolución implantada por élites kemalistas, por lo tanto, fue una revolución desde arriba.
Turquía será neutral durante la guerra, y lo fue por la idea de la élite turca de garantizar la integridad del estado a nivel territorial y poblacional. Después de la guerra Stalin intentó quedarse con pasos marítimos y territorios turcos, lo cual lanzó a Turquía a los brazos de EEUU. Así, pasaron a formar parte del muro de contención anticomunista, aunque para insertarse en el bloque occidental se reconoce la necesidad de cambios.


La plena inserción se logrará en 1952 formando parte de la OTAN y del Consejo de Europa, todo ello tras abandonar el unipartidismo mediante la apertura democrática, algo animado por el desgaste del CHP. Cambió el sistema político, llegó por diez años al poder el Partido Demócrata, más liberal, y liderado por Adnan Menderes. El partido de Menderes acabará gobernando de manera autoritaria también usando sus mayorías absolutas y su poder acabará con la caída del régimen en 1960 y la ejecución de Menderes.
Tras el golpe de estado de se entra en una nueva época. La constitución liberal de 1961 sustituye a la de 1924 con la idea de evitar que una mayoría absoluta permita controlar todos los resortes de poder. Se busca establecer una pluralidad de centros de poder con cámaras separada, autonomía universitaria, tribunales independientes, etc. Gracias a esa época de liberalismo surgen partidos novedosos en el espectro político y la occidentalización, en proceso desde la caída del Imperio Otomano, se culmina.
La firma del Acuerdo de Asociación Turquía – CEE en 1963 ya consideraba al país como un socio más europeo y por parte de la élite política turca se intentó seguir el proceso de integración. El sistema electoral permitió la aparición de partidos minoritarios y nuevas ideologías como islamistas, marxistas, etc. El CHP quedó dominado por Bülent Ecevit, nacionalista y socialdemócrata; mientras que su gran opositor fue el A.P. heredero del Partido Demócrata de Adnan Menderes, y dominado por Suleyman Demirel.
Ambos partidos necesitaron apoyarse en pequeños partidos como los utranacionalistas y filofascistas de MHP dominado por Alparslan Turkesh, o en el islamismo del MSP de Erbakan, que estará en contra de la integración en la CEE y buscará apostar por un mercado económico islámico. Ambos partidos del extremo fueron minoritarios, pero de importancia clave para lograr gobernabilidad, con lo que consiguieron gran influencia.
En los años 1970 la polarización política aumentó hasta que en 1980 se da un golpe de estado al estilo chileno y protagonizado por Kenan Evren. La economía proteccionista derribó sus diques hacia una orientación neoliberal acompañado por un altísimo número de detenidos y ejecutados o muertos en prisiones. Evren presidió Turquía hasta que en 1982 se aprueba por referéndum bajo el amparo de su junta militar una constitución que sigue vigente pese a sus grandes reformas.
Esa constitución tiene mecanismos sumamente autoritarios, y fue aprobado ante la ausencia de campaña por el no, que revalidó al nuevo presidente autoritario: Evren, que se mantuvo hasta 1983. Los partidos se volvieron a legalizar poco a poco abriéndose en 1983 a tres partidos, dos auspiciados por los militares y un tercero, el de Özal, que se mostraba autónomo frente a los militares y se convirtió en presidente hasta 1989.
Ozal se acercó a la CEE, dominó un régimen liberal en lo económico, pero con imprentas muy conservadoras. Ozal fue el primer ministro que solicitó la adhesión del país a la CEE en 1987. Definió a Turquía como el alter ego de occidente. Aquí se reconoce que Turquía debe tener una relación preferente con la Europa cristiana, pero afirmando que no son lo mismo.
Durante el gobierno militar occidente castigó duramente a Turquía por autoritarismo, y por ello comienza una búsqueda de apoyo de naciones no occidentales en repúblicas del Cáucaso, países de oriente medio, Rusia, China, y una dinámica que en cierto modo se mantiene hasta hoy.
En la década de 1990 aparecen gobiernos de coalición. Ganarán por primera vez los islamistas en 1997, derribados un año después por los militares y a finales de los años 1990 el discurso de la élite política se centrará en la identidad turca híbrida, entre el occidente cristiano y Asia.
Esta etapa implicó reformas democratizadoras para favorecer la adhesión a la CEE/UE, aunque en 2002 aparecerán con fuerza tres partidos de los que dos serán ilegalizados. El restante fue el partido AK, procedente del islamismo moderado. Este partido se presenta en 2001 como demócrata conservador, que busca romper con el islamismo previo.
Durante la época del AKP, con mayoría absoluta hasta la actualidad, tiene una visión geopolítica propia. Turquía se concibe como centro de una región clave entre oriente medio y los Balcanes. Buscaba estrechar lazos con los antiguos miembros orientales del Imperio Otomano.
En política interior se producen dos etapas: entre 2002 y 2007 desaparecieron los problemas con los vecinos y Turquía se convirtió en mediadora neutral. Se desarrollaron reformas democratizadoras y el prestigio del país aumentó.
Entre 2007 y 2011 el AKP estuvo a punto de ser ilegalizado y se produjeron estancamiento en el crecimiento económico, reformas democratizadoras, ruptura de la búsqueda de integración con la UE y la búsqueda del desempeño de un papel de poder regional más que de mediador.
Entre 2011 y 2015 encontramos el inicio de un giro autoritario y un papel activo en la entrada en conflictos regionales adoptando y cubriendo a sus aliados, presencia militar en oriente medio bajo el paraguas de su islamismo suní y desde 2015 comienza a aumentar el nivel de incertidumbre, de bandazos, de empleo activo del hard y del soft power.
A partir de 2015 el régimen turco se establece como un autoritarismo electoralista competitivo. Sin prohibirla del todo se dificulta a la oposición compartir esferas de poder y se impiden las coaliciones y la alternancia.
En Turquía Erdogán ha buscado acabar con el semiprencialismo y ha realizado un cambio constitucional en abril de 2017 basado en un referéndum que permitió establecer un régimen presidencialista bajo sospechas de fraude electoral. En las elecciones de 2018 Erdogán ya acapara el poder ejecutivo en sus manos y así hasta hoy. Todo ello sin contar el impacto y las purgas posteriores al intento de golpe de estado de 2016 y su control de los funcionarios y docentes.
Sin embargo, pese a mantener su popularidad el poder de Erdogán amenaza con erosionarse y los resultados de las últimas elecciones locales y nacionales parecen amenazar a la hegemonía interna de Erdogán en el poder decisorio. El centro de las decisiones políticas exteriores está en un presidente asesorado por un comité de seguridad y defensa, el ministro de exteriores, asesores formales o informales, la inteligencia nacional, etc. Pero es el presidente quien controla la política exterior e interior.
El papel de Turquía en el ámbito global ha crecido. La agencia turca de cooperación regional TIKA, implica que quiere un papel con una visión global de su comportamiento exterior. No busca ser una potencia global, pero sí extender su poder más allá de su propio ámbito. Las ayudas oficiales de Turquía se dan de manera bilateral a los estados y las zonas receptoras son fundamentalmente Siria, Somalia, Palestina y los Balcanes además de américa latina.
Hoy en día vemos un parón en las relaciones Turquía UE y un debate de futuro. Las opciones pasan desde el mantenimiento hasta la cancelación de las negociaciones de entrada pasando por el congelamiento de las mismas. Se baraja también renovar una unión aduanera que actualice la de 1996 para mejorar las relaciones con Turquía.
Para muchos esto implicaría en reformas que desembocarán en el imperio de la democracia, pero si se le da sin giro democrático sería un premio para un Erdogán que se comporta cada vez con más independencia de Europa. Las relaciones turco-estadounidenses entre Erdogán y Trump son excelentes a nivel personal, pero a nivel de la administración hay fricciones. Principalmente por Fetullah Gülen, predicador turco afincado e Pensilvania acusado de fomentar el golpe de estado de 2016 y considerado el enemigo interno que favorece la retórica antioccidental y antiamericana hasta niveles esquizofrénicos.
Turquía baila el agua con los enemigos de la OTAN y EEUU amenaza con sanciones económicas y con expulsar a Turquía del consorcio constructor y formador de los F35 tras la compra de sistemas de misiles a Rusia. Crece y ha crecido en los últimos años la participación turca en las guerras de oriente medio y se emplea cada vez más el hard power.
LAS RELACIONES USA-RUSIA EN LA ERA TRUMP Y SUS CONSECUENCIAS PARA LA UE – NATIVIDAD FERNÁNDEZ SOLA
De acuerdo con Fernández Sola, catedrática de Derecho Internacional Público de la Universidad de Zaragoza y titular de la cátedra Príncipe de Asturias en la Universidad de Georgetown, para entender qué es lo que está ocurriendo y qué puede ocurrir en el futuro hay que hacer una referencia importante al pasado. El periodo de la Guerra Fría, tan añorado, predecible, ha generado unas estructuras mentales que pese al final de las condiciones existentes, continua con un mismo tipo de respuestas y planteamientos.


De acuerdo con Brzezinski la confrontación este-oeste era positiva para EEUU. Podemos pensar que creó un hegemón, sin embargo, de acuerdo a Kissinger, la aproximación a Rusia o a China era de hecho mucho más positiva que un enfrentamiento ya que el objetivo sería confrontar las amenazas del sur. Es decir, del mundo árabe y de Oriente Medio. Kissinger propone un cambio de paradigma que se focalice en la alianza contra el mundo árabe en vez de al mundo ortodoxo o al chino.
Con el final de la Guerra Fría, Rusia queda rota económica y moralmente tras las declaraciones de independencia de las antiguas repúblicas de la URSS. Entre la década de 1990 hay una serie de acontecimientos negativos que resetearon las relaciones bilaterales en 2009. Entre ellos el ataque a Kosovo pese a la oposición rusa, la Guerra de Georgia en 2008, el crecimiento de la OTAN hacia fronteras rusas…
Los occidentales vemos en el intervencionismo ruso de Abjasia y Osetia o en Crimea y el Este de Ucrania como una especie de expansionismo paneslavista a lo Hitler. Sin embargo, desde Rusia se ven las proclamaciones de independencia de zonas rusoparlantes como se vio en occidente la ayuda a la independencia de Kosovo frente a Serbia etc. Una versión que no nos suele llegar.
Rusia considera que la UE y EEUU son un todo, además, actuamos de manera conjunta y por ello cuando mejoran las relaciones entre Rusia y Norteamérica mejoran también las de la UE y Rusia. En 2002 se llegaron incluso a firmar protocolos de colaboración entre Rusia y la OTAN, pero los recelos históricos, la expansión de la OTAN y la ausencia de fronteras naturales provoca una gran sensación de amenaza, cosa que genera todavía perplejidad en Occidente.
El famoso reset de la administración de Obama en 2008 imprimió gran confianza a las relaciones USA-Rusia. La decisión fue muy criticada por la oposición republicana que lo vio como unas concesiones unilaterales. Pero tuvo consecuencias positivas como permitir una gran reducción de armas nucleares en un nuevo tratado START III, colaboración en la gestión de asuntos como Afganistán y Corea del Norte y colaboración en el uso de energía nuclear.
En septiembre de 2013 esta etapa se cerró, de reset a stop. El equilibrio duró cinco años y la militarización volvió. Su final respondió a una serie de elementos: la poca sintonía personal entre Obama y Putin, el malestar en EEUU por una campaña antiamericana en Rusia, la ley que obligaba a declarar a las ONG en Rusia de dónde venía su financiación y para qué era, las manifestaciones opositoras financiadas por EEUU, la represión en manifestaciones antiamericanas financiadas por el Kremlin, el papel de Snowden… Todo ello derivó en cancelar la reunión Obama – Putin durante el G20.
En síntesis, los intentos occidentales de relanzar las relaciones con rusa son vistos como indecisos, parciales y superficiales. En las relaciones y geopolítica estadounidense y europea el balance de tres décadas postsoviéticas es pobre. Nadie contó con Rusia para defender intereses compartidos. Desde 2008 se apreciaba en EEUU una voluntad de ganar terreno, pero no aceptar que Rusia recuperara su prestigio, su poder duro y poder económico, etc. Ante esto se genera un sentimiento en Rusia de traición de occidente que incluye a la UE.
En el último mandato cambió la percepción. Se veía que Rusia no se arrastraba y no era la de los años 90 con lo que la actitud norteamericana cambió. Todo ello sin contar con la intervención en Crimea y en el este de Ucrania, la mejor excusa para romper una tímida apertura que había desde que entre 2013 y 2015 las relaciones mejoraran por la colaboración en Siria por la destrucción de armas químicas.
La crisis de Ucrania tuvo dos lecturas, para unos era la defensa de los que protestaban por la libertad y para otros era una injerencia para llevar la OTAN hasta su misma puerta en una maniobra similar a la que hubo entre 2003 y 2005 en las revoluciones de colores.
La injerencia americana y europea en Kiev era similar a la rusa. Se desató la violencia, Yanukovich huyó, la CIA entró, los rebeldes de extrema derecha nacionalista se desataron y comenzó la intervención rusa híbrida para que se independizaran Crimea e incorporarla. Rusia entra en los acuerdos de Minsk (2015) para frenar la guerra en su ventaja, sin embargo, EEUU y la UE entraron en las sanciones contra Rusia con todo su peso.
¿Qué implicó la aparición en escena de Trump en 2016-17?
La campaña de Trump con la intención de mejorar las relaciones con Rusia y negociar con su homólogo ruso desató las alarmas hasta de los demócratas, incluso Clinton proponía endurecimiento de sanciones y espacios de exclusión aérea. Los mails de Clinton se filtraron dañando su credibilidad con las consiguientes acusaciones de Hilary Clinton de injerencia rusa, probablemente verdaderas.


Comenzó el informe Müller, que una vez presentado no podía dar pruebas de que Trump estuviera sometido a Rusia. Las expectativas en Rusia sobre Trump era la llegada de alguien realista que permitiera poner fin a la crisis y comenzar una colaboración. Pero las expectativas se desvanecieron porque Trump, que se ve susceptible de un impeachment, ha visto que el tema ruso contamina todo y Trump decidió sacar rédito al enfrentamiento con Rusia.
Rusia percibió algo evidente, la relación del ejecutivo ruso y el norteamericano pasaba al congreso y a la opinión pública. “EEUU es una locura. No hay más que hipocondríacos hablando de la injerencia rusa. Los informativos no paran de demonizar a Rusia”, afirma Fernández Sola, “la situación actual es la de bloqueo total y cualquier progreso pasa por las sospechas contra Rusia y quien negocie con ella”.
Las divergencias permanentes entre ambos países han generado una disfuncionalidad permanente en las relaciones de ambos, pese a las relaciones de colaboración que ha habido en Siria. Rusia expande su influencia y no renuncia a hablar de tú a EEUU que no renuncia a su unipolarismo. En palabras de Fernández Sola, Rusia se dijo a sí misma: “si aquí no me quieren me voy” y de ahí la relación de conveniencia entre Rusia, que tan solo logra una pequeña dote, y China, que es la que más y la que maneja los tiempos y los intereses.
Consecuencias de esta mala relación son las suspensiones unilaterales de tratados como el INF ante la afirmación de que Rusia violaba los tratados de misiles de alcance medio (y probablemente lo hacía con argucias). El problema de ese tratado no es el incumplimiento ruso, es que China, Pakistán, India y Corea del Norte no están en el tratado y están desarrollando una cantidad ingente de este tipo de misiles pillando a EEUU con las manos atadas.
Así, cualquier excusa ha servido al gobierno norteamericano. La necesidad de renovar en dos años el START se ve sumamente amenazada, pero si finalmente EEUU se va del INF Rusia ha dicho que responderá con el desarrollo de armas prohibidas. Mantener el escudo antimisiles y que Rusia se desarme no son cosas que puedan suceder simultáneamente, pero por otro lado Rusia tampoco tiene la fuerza económica como para hablar de tú a tú a EEUU en una carrera armamentística como la de la Guerra Fría.
La energía es un caballo de batalla más porque el precio es más barato que el americano, aunque nos lo vendan caro el gas. Pero hay un intento por parte de EEUU de colocar su energía en la UE, pero ha entrado por ejemplo a través de Ucrania suministrándole un colchón para que no dependa de Rusia. EEUU ataca a los productores de energía como Rusia, Irán, Venezuela, y el resultado sobre el precio no ha existido por el incremento de producción de gas de esquisto de EEUU.
La cooperación podría pivotar en intereses comunes como la multipolaridad, la cooperación en oriente medio en defensa, pero los actuales líderes, las pretendidas relaciones simétricas de Rusia con EEUU y la triangulación de las relaciones con China que no hacen prever un cambio de rumbo. China, por otro lado, no quiere entrar a atarse las manos teniéndolas libres y en un contexto que le beneficia con EEUU además atado de manos y dominado económicamente por China ¿Es posible una relación ruso-americana decente?
Hay que justificar todo ante la opinión pública. Ceder ante China es más fácil para Trump que ceder ante otro macho alfa como Putin. De acuerdo con Fernández Sola, la era post Trump va a ser más de lo mismo, mejorar las relaciones con Rusia se ha convertido en tabú, el que entre tendrá que ser más duro que Trump para demostrar que no es como él. Es casi imposible volver a unas relaciones ni siquiera buenas, tan solo normales. Y eso sin tener en cuenta la afirmación de Sola, según la cual hay enormes posibilidades de un nuevo mandato de Trump.
MESA REDONDA – VECINDAD E INESTABILIDAD EN LA UE E INFLUENCIA DE LAS GRANDES POTENCIAS


Ruth Ferrero-Turrión – Profesora de Ciencias Políticas de la UCM
De acuerdo con Ferrero-Turrión en Europa se produce una colisión de dos imaginarios, el concepto de geurasia y de extranjero cercano de Rusia y el concepto de Europa Amplia y Vecindad Europea de la UE. Este choque, además de la frontera oriental, se produce también con los países árabes.
Tenemos una serie de actores cuyos intereses colisionan y tenemos que ver como logramos limarlos. Hay dos salidas posibles, la cooperación regional, la aproximación securitaria y el trato con actores como Rusia, China, EEUU o Turquía.
La UE tiene una serie de objetivos contradictorios y problemáticos, la cooperación selectiva y discriminativa con los países involucrados, las distintas agendas de los estados miembros cambian en cada región. No son los mismos los intereses de los países bálticos que los de la frontera sur.
La UE se apoya indefectiblemente en pilares como la seguridad, la democracia, la estabilidad y la condicionalidad. La exportación de valores y modelos se queda en un marco reducido y en el ámbito de lo discursivo. Esto provoca que lo que pretendemos vender a la vecindad es solo seguridad y estabilidad, y no el valor añadido que le diferenciaba de Rusia o China que era la implantación de democracias liberales.
De acuerdo con Ferrero-Turrión, ante esta tesitura Europa tiene las de perder porque no sabe trabajar como poder duro y las opiniones públicas. Tenemos dos opciones, manteneros fieles a los valores de la UE o modificarlos y acercarnos a una idea potente que tenga más peso específico en elementos como la seguridad dura y la fuerza militar.
Guillem Colom – doctor por la UNED, docente de Ciencia Política en la Universidad Pablo Olavide, codirector del think tank THIBER
La UE nació obviando la geografía y la historia. Se obviaron los elementos estratégicos en elementos políticos de integración que ha habido desde Maastricht. Se reconoce que la sobreburocratizacion y la excesiva regulación ha sido un freno en el desarrollo de las TIC y otros elementos de altísimo valor añadido.
Tenemos un cambio del orden internacional, una serie de actores que están ya metidos en la UE como la influencia china en Italia y Grecia. Pero la UE no piensa estratégicamente. El mundo ha cambiado mucho, la UE está como siempre con su visión posthistórica
De hecho, Colom se pregunta, “¿Tenemos visiones comunes de las cosas? ¿Tenemos unos intereses comunes? ¿Tenemos concepciones políticas de la sociedad, economía y seguridad comunes? Entonces como podemos lograr un mínimo común denominador. Los próximos años pasaran muchas cosas y Europa seguirá viéndolas venir”, concluye.
Rubén Ruiz Ramas – Profesor de Ciencias Políticas y de la Administración de la UNED y Co-director del curso.
En España el 48% de los residentes chinos son empresarios. El porcentaje de españoles es el 18% el del resto de extranjeros es del 12%. ¿Cómo puede recibir la UE la inversión china? ¿Cuáles son los riesgos relacionados con nuestras reacciones?
Hay un riesgo de securitización excesiva de las relaciones con China y pensar que es una amenaza existencial a la UE. Además, al no tener una estrategia autónoma por indefinición del proyecto político de la UE, carecemos de coherencia exterior, somos muy lentos al reaccionar ante la llegada de inversiones y contactos políticos e infraestructuras chinas.
Hay una tendencia en Europa, muy clara en el caso español, de interpretar el éxito económico chino en base a una invasión, una conquista silenciosa, una serie de conductas mafiosas, actividades de economía ilícita y diferentes estereotipos negativos y amenazantes. La inversión directa por grandes empresas chinas a través de compra de acciones o inversión directa es percibida en España y en general en gran parte de Europa de manera negativa.
Esto puede estar en cierto modo justificado, pues tras muchas de las grandes compras chinas de tipo estratégico o de gran escala se encuentra el gobierno. Y en los últimos años EEUU y la UE han identificado inversiones o compras de empresas de china enfocadas a sectores que afectan a la seguridad europea, sean elementos susceptibles de uso militar o infraestructuras.
Las inversiones desarrollistas de china crean suspicacias en la UE porque fragmentan a Europa creando relaciones individuales o con grupos de países. En la mayor parte de las ocasiones los chinos no han negociado con la UE si no de forma multilateral con distintos países miembros de manera individual o en grupo.
De acuerdo a Ruiz Ramas, la novedad principal producto de la identificación como una amenaza a Huawei, que han solicitado la lealtad de la UE marca un punto de no retorno que comienza a forzar posicionamientos. El dilema es mantener la lealtad a EEUU genera escepticismo por los bandazos de Trump. Europa deja de ser un polo de capacidad de implementación tecnológica de las grandes herramientas de valor añadido que generan cambios.
Según Ruiz Ramas, el gran problema actualmente es la indefinición europea. No saber hacia dónde vamos ni dentro ni fuera. La incapacidad de generar infraestructuras tecnológicas se repetirá en el tiempo si no conseguimos solucionarlo


Natividad Fernández Sola - catedrática de Derecho Internacional Público de la Universidad de Zaragoza y titular de la cátedra Príncipe de Asturias en la Universidad de Georgetown
Ante la pregunta ¿Dónde está Europa?, Fernández Sola responde que “aturdida en tierra de nadie, en medio de un campo de tiro disputado” todo ello, por estar entregada estratégicamente a EEUU, con una inercia de seguir las consignas norteamericanas, con una posición enfrentada a Rusia y descubierto ante los bandazos inesperados de Trump, un aliado que deja tirado a la UE.
En este sentido hay un juego de alianzas móviles, un cierto cambio de las alianzas tradicionales estableciendo otras en caso de necesidades concretas. De acuerdo con Fernández Sola, probablemente lo que le falte a la UE y lo que podría sacarla de la atonía es “creernos que somos potencia y defender los intereses europeos, para lo cual que habría que ponerse de acuerdo en cuáles son”, remata.
En opinión de Fernández, la UE ofrece una serie de elementos de peso como ser un actor de seguridad para sí misma, para eventuales aliados y hasta cierto punto en África; frece un gran mercado con un alto nivel de vida; ofrece un desierto demográfico para aquellos con excedente poblacional, y estos tres puntos pueden ser tomados en consideración para hacer atractiva a Europa, pero solo si nos creemos Europa y dejamos de sentirnos como 27 países.
Esta división espiritual, la falta de un relato identitario y de un sentimiento de unidad superior al nacional provoca división interna y la sensación de que los problemas de los demás no son problemas propios. Todo ello se ha unido a los distintos ritmos, a la crisis de la democracia liberal y social, a la incapacidad de gestionar la crisis migratoria por la diferencia de cargas y derechos.
A ello se suma la pérdida de competitividad científica y técnica, la dependencia energética (que a la vez es una oportunidad para fomentar los objetivos contra el cambio climático y las renovables); e incluso, como apunta Fernández Sola, puede tenerse en cuenta la posibilidad de un agotamiento del modelo productivo. En la actualidad toda consideración de progreso se centra en el crecimiento económico ¿Tiene que ir siempre ligado el bienestar social al crecimiento?
Fernández Sola cierra el día con una frase que podría resumir el día a la perfección “Hemos vuelto a la geopolítica, de eso es de lo que no se ha enterado la UE”.

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