lunes, 9 de julio de 2018

Curso de verano "Mindfulness y Psicoterapia"


Aplicación del Mindfulness a la Psicoterapia 

Por tercer año consecutivo y tras el éxito de ediciones anteriores, el Centro Asociado de la UNED de Guadalajara inauguraba hoy el curso “Mindfulness y Psicoterapia”. Entre un centenar de participantes, llegados de diversos puntos de España, cabe destacar la presencia de un gran número de psicólogos y estudiantes de Psicología. Este año, el curso pretende ahondar en la búsqueda de la evidencia científica del Mindfulness y sus aplicaciones en Psicoterapia, recogiendo sólo aquellos procedimientos que tienen un respaldo empírico. 

El Profesor Titular de Psicopatología, Miguel Ángel Santed, inauguraba el curso abordando el tema del “Mindfulness y la salud; su evidencia científica y las relaciones terapéuticas”. Al principio de su charla, Santed exponía el origen del Mindfulness, con base en la meditación budista. La meditación, como medio para aliviar el sufrimiento, puede jugar un papel importante ayudando a desarrollar una visión correcta de la realidad, tomando conciencia de ella, sin intentar cambiarla, aceptándola, y consiguiendo, finalmente, un distanciamiento que se transforma en un mecanismo regulador de las emociones.

Primera jornada del curso, con el aforo completo. 
   
En relación al Mindfulness y su aplicación en las llamadas Terapias de Tercera Generación, el profesor Santed nombraba a Jon Kabat-Zinn, precursor de la aplicación del Mindfulness a las terapias psicológicas.

Actualmente, existen cuatro Terapias de Tercera Generación que se complementan con la práctica del Mindfulness para mejorar la tolerancia al malestar, la regulación emocional y la eficacia interpersonal. Estas terapias son: el MBSR (Una práctica psicoeducativa grupal que se aplica para la reducción del estrés); el MBCT (Terapia cognitiva para prevenir las recaídas en los casos de depresión); el ACT (Terapia de aceptación y compromiso) y el DBT (Terapia comportamental-dialéctica basada en la teoría de Linehan para el tratamiento del trastorno límite de la personalidad).

Según algunos estudios y meta-análisis, la práctica de Mindfulness puede mejorar el dolor crónico en casos de fibromialgia, el dolor crónico de espalda, el dolor reumático, prevenir las recaídas en casos de depresión mayor -a partir del tercer episodio-, mejorar el estado de depresión en caso de esclerosis múltiple, disminuir la ansiedad social y, sobre todo, se ha demostrado su efectividad para el control de estrés.  

Aunque, según Santed, aún hay mucho que mejorar en los estudios y conclusiones científicas relacionados con la práctica del Mindfulness. De hecho, en la actualidad, existen pocos estudios, las muestras son pequeñas, con riesgo de sesgo, sin homogeneidad en las intervenciones y sin estudios de seguimiento.

Félix Hernández, coordinador del curso, a la izquierda, y el profesor Miguel Ángel Santed, durante su ponencia.

La "moda" del Mindfulness

Para terminar su ponencia, Santed, hacía referencia al Mindfulness como una “moda”, que hoy en día ha superado el boom conseguido por otras prácticas como la Inteligencia emocional y el Coaching, años atrás. El Mindfulness, se ha extendido de manera sorprendente en la sociedad abarcando el campo de la docencia, el clínico/sanitario, el de autores de libros, a nivel de usuario y a nivel comercial.  En este sentido, el profesor advertía de que hay que ser cuidadosos en cómo se orienta al usuario y concluía que “frente a los prejuiciosos, por un lado, que desechan el Mindfulness como práctica terapéutica, y frente a los vendedores de humo, por otro, que lo muestran como una panacea para todos los males, lo que debe prevalecer es la investigación, el rigor y la honestidad”.

Eduardo J. Pedrero, segundo ponente de la primera jornada. 

Mindfulness y las conductas adictivas


La primera jornada de esta tarde de verano continuaba con la ponencia sobre el “Mindfulness en el tratamiento de las conductas adictivas”, a cargo de Eduardo J. Pedrero, Doctor en Psicología y miembro de la Unidad Técnica de Formación e Investigación del Departamento de Evaluación y Calidad de Madrid Salud.  

Pedrero exponía los dos paradigmas existentes en Psicología en relación a la adicción. Por una parte, hacía alusión al modelo dominante, que es el biomédico, en base al cual la adicción se considera una enfermedad cerebral crónica y recidivante, con sólida base genética, que puede controlarse con fármacos pero no curarse, que acompaña a otros trastornos mentales y que se caracteriza por cambios estructurales y funcionales irreversibles provocados por los efectos de las sustancias consumidas.

Frente al modelo biomédico, existe otro anterior y opuesto en sus conclusiones, que es el modelo biopsicosocial. Según este último, la adicción no es una enfermedad sino un conjunto de conductas que se caracterizan por ser hábitos aprendidos que, una vez establecidos, se hacen difíciles de extinguir, incluso cuando se acompañan de numerosas y dramáticas consecuencias. Según el modelo biopsicosocial, las adicciones se mantienen por reforzamiento: inicialmente por un refuerzo positivo y, posteriormente, por un refuerzo negativo. La carencia de fuentes de reforzamiento alternativas otorga un valor adicional a las expectativas de consumo. Se trata, en definitiva, de una construcción contextual y social.

Según diversos estudios, se ha comprobado que el esparcimiento ambiental  y los estímulos sociales disminuyen las adicciones. Partiendo de la teoría de que el estrés está en la base de todos los problemas adictivos, es por  lo que en muchos casos, la clínica se ocupa de conocer cuáles son los desencadenantes. El estrés agudo está relacionado con la depresión, la psicosis, la ansiedad y los trastornos de la personalidad. La adicción se relaciona con una búsqueda de placer. En el caso de la droga, se usa para quitarse el malestar.

Otro momento de la segunda ponencia del día 9 de julio.

El Mindfulness dentro del modelo Biopsicosocial

La terapia cognitivo-conductual basada en el Mindfulness ha demostrado ser efectiva para tratar la rumiación y la preocupación que conllevan algunas de estas problemáticas. La evidencia apoya el uso de las intervenciones del Mindfulness para aliviar los síntomas de ansiedad, para apoyar cambios de estilo de vida y aliviar el estrés.

Por lo tanto, una terapia basada en el Mindfulness para la recuperación de la adicción tiene cabida dentro del modelo Biopsicosocial para complementar a otras intervenciones de probada eficacia. La reducción del estrés parece ser el beneficio principal. Pero lo más interesante, a juicio del ponente, es que la práctica de la meditación Mindfulness, atendiendo a la Neurociencia, también puede proporcionar al individuo un conocimiento mejor de sí mismo. Al final, no hay un tiempo de meditación, sino que la vida cotidiana se vuelve meditativa y hay un cambio en la conducta. Se produce así un cambio cualitativo en la percepción del yo que puede producir cambios en la personalidad.

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