jueves, 28 de junio de 2018

La influencia italiana en el arte de ida y vuelta


Comenzaba la segunda jornada del curso con una excelente conferencia en la que el historiador de arte Ángel Rodríguez Rebollo despertó la atención del auditorio con la puesta en escena de un viaje de ida y vuelta de la mano del artista Rómulo Cincinnato mediante la transposición de buena parte de las obras pictóricas alojadas en la corte real española y en las estancias de altas esferas eclesiásticas al palacio del Infantado de Guadalajara, donde dejó constancia de su trabajo a las órdenes del V Duque del Infantado.

Aunque la ponencia incluía en principio una visita al edificio más emblemático de Guadalajara que completase la explicación, finalmente fue imposible obtener los permisos para acceder al inmueble que lleva dos meses cerrado tras detectarse que parte de su estructura está afectada por la aluminosis. Sin embargo, Rodríguez consiguió que los asistentes al curso comprendieran perfectamente su exposición sustentada en una presentación con numerosas muestras documentales, algunas de ellas incluso inéditas, otorgando un valor añadido a su intervención.
Sobre el contenido, este especialista en coleccionismo regio puso sobre la mesa un recorrido que se inicia en Italia desde donde Cincinnato incorpora a su formación las influencias adquiridas durante su trabajo al servicio del cardenal Alessandro Farnese y que trasladó a España cuando acudió llamado por Gaspar Becerra para trabajar como pintor de la corte de Felipe II, llevando a cabo la decoración de los palacios reales. A través de numerosas muestras y evidencias, Rodríguez establece una relación concluyente de cómo el artista italiano trasladó a la decoración del palacio del Infantado los programas pictóricos de la realeza palaciega más restringidos, privados y menos accesibles, poniendo de manifiesto, además, mediante estas obras la gran influencia que tuvo el V Duque del Infantado sobre la corona. Así, por ejemplo, la decoración que tenía la Sala de Día del palacio del Infantado realizada por Cincinnato mantenía una extraordinaria similitud con la de la Sala de la Aurora del palacio de Caprarola realizada por Tadeo Zuccaro.
Y finalmente, Rodríguez establecido el camino de vuelta de Cincinnato a través de su hijo, Francesco de Romulo, y una vez fallecido ya su padre. Alcarreño de nacimiento, Francesco trabajó para el III duque de Alcalá, al que Felipe IV envió a la Santa Sede, incluyéndole en su séquito.

El influjo del linaje de los Mendoza
La mañana continuó con otra gran ponencia con esencia italiana impartida por la profesora de Historia del Arte, Esther Alegre, que acercó al curso otra figura clave para entender la historia de la introducción de la arquitectura renacentista en Guadalajara, el Gran Cardenal Mendoza, y la influencia que tuvieron sus dos hijos herederos, el marqués de Cenete y el Conde de Mélito. La historiadora relató cómo la familia de los Mendoza mantuvo su dominio político y territorial a través de una compleja estructura de linajes que le permitió extender sus posesiones hasta Valencia y tomar contacto con el comercio procedente de Roma. Y constató cómo buena parte de esa influencia ha podido manifestarse a través del uso que hicieron de la arquitectura palaciega como “un símbolo claro de los nuevos poderes nobiliarios que estaban controlando los resortes de poder de un territorio”.



La historiadora también abordó la descendencia del cardenal y cómo sus hijos fueron legitimados para heredar. También entró de lleno en la trayectoria que tuvieron sus dos vástagos hasta conseguir llegar a influir en los estados italianos, un hecho determinante para la introducción de las influencias italianas en España. Para ello, realizó un recorrido por los principales palacios que fueron construidos en la época, muchos de ellos como fruto de los intereses dinásticos contraídos en cada momento hasta alcanzar el linaje real a través de su unión con el Ducado de Medinaceli.
En definitiva, un grato recorrido sobre importancia de los Mendoza a través de la construcción de sus palacios y el influjo que adquirieron en la mirada de sus arquitectos hasta convertirse en los introductores del renacimiento en Castilla.

Embajadores de arte en la Santa Sede 
Por la tarde, la última conferencia del día supuso un viaje hasta la mismísima Santa Sede y las influencias tanto de ida como de vuelta que transmitieron los embajadores que durante el reinado de Felipe IV estuvieron presentes en Roma. Impartida por David García Cueto, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Granada, la ponencia deleitó a los alumnos al trazar un hilo conductor muy claro y concreto tanto en contenido como en tiempo.
El profesor García Cueto inició su exposición con una breve introducción sobre la importancia de Roma y su influencia entre las distintas realezas europeas, lo que determinó que muchas de ellas estableciesen embajadores en la capital italiana para reforzar los lazos tanto comerciales como de conveniencia. Seguidamente, profundizó en las características que solían reunir los embajadores, así como sobre las condiciones en las que accedían al cargo y cómo en España esa figura tuvo una mayor trascendencia durante el reinado de Felipe IV, ante los acontecimientos internos que se estaban sucediendo en el país, tal como la independencia de Portugal.


A partir de aquí, García Cueto abordó la importancia que tuvieron los embajadores en la Santa Sede como agentes artísticos del monarca durante el proceso de renovación de los reales sitios como muestra ostentación y suntuosidad; y cómo actuaban de mecenas y promotores de arte durante su estancia, que después seguirían desarrollando a su vuelta.
Para finalizar, destacó la importancia de algunos de estos embajadores con especial detenimiento en el Conde de Monterrey, don Manuel de Fonseca y Zúñiga y en el VII Duque del Infantado, éste último por su vinculación con Guadalajara sobre los que contó algunas interesantes anécdotas y detalles históricos.

Visita al Salón Chino y la Capilla
La jornada culminó con una completa visita guiada al Salón Chino del Palacio de la Cotilla donde, a pesar de calor, los más de treinta asistentes quedaron impresionados ante la belleza de los pliegos en papel de arroz que sobre la paredes de la sala representan diversas escenas de costumbres de la cultura oriental, y plantearon algunas cuestiones los misterios que aún hoy están por resolver sobre estas pinturas. No obstante, algunas de ellas pudieron ser aclaradas por una de las alumnas del curso, Susana Herrera, que ejerce como guía oficial de turismo
a través de la empresa Guiados en Guadalajara y cuyos conocimientos en este ámbito son extensos.
La segunda parte de la excursión fue a la Capilla Luis de Lucena donde disfrutaron de los frescos que sobre las bovedillas interiores de la sala aún se conservan. Fue el momento para que uno de los ponentes del curso, Ángel Rodríguez, aprovechara la ocasión y ofrecer su punto de vista sobre las teorías que apuntan que podrían ser obra de Cincinnato, cuya influencia en Guadalajara ya había sido tema de ponencia en la jornada matutina.

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