martes, 25 de junio de 2024

Cómo las bibliotecas han llegado a ser un foro para la palabra

La segunda jornada del curso, ha dado comienzo con la ponencia ‘La narración oral se instala en las bibliotecas’ a cargo de Marina Navarro Álvarez, bibliotecaria jubilada que, entre otros cargos, fue responsable de la organización, planificación y gestión de las actividades culturales de la Red de Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid, entre 1985 y 2012.  

Marina nos ha guiado en un exhaustivo paseo por la historia y la evolución de las bibliotecas en España y de cómo la narración oral y los cuentacuentos se fueron colando primero, ocupando un espacio más tarde, hasta lograr su implantación definitiva.



Todo comenzó con la creación de las bibliotecas populares de Madrid cuando entre 1915 hasta los años 30 se fueron abriendo progresivamente hasta siete. Los medios de comunicación de la época incluso se hacían eco de que “había colas delante de las bibliotecas” afirmaba la veterana bibliotecaria.

En los años 50, en la postguerra, los locales y espacios fueron cambiando, y también todas las condiciones de la propia estructura, Se van incorporando publicaciones así como cambios sustanciales en el uso de las bibliotecas porque “siempre estuvieron adaptadas a las condiciones sociales y políticas de la sociedad” señaló Marina Navarro que se refiere a las bibliotecas como “lugares adaptados para cambiar el mundo”.

En los 70, las nuevas técnicas enunciadas por el pedagogo francés Célestin Freinet ayuda en la transformación de las nuevas perspectivas de la lectura hacia la educación, dejando a un lado la instrucción.

En 1980 se produce un cambio generacional, de Elena Amat a Alicia Girón, y las bibliotecas se adaptan a los demandas culturales sociales y políticas del momento, adaptados a las demandas de los usuarios, y en colaboración con nuevas sociedades emergentes, se interactúa con las entidades de los barrios, asociaciones de vecinos, centros educativos. Las bibliotecas dejan de ser un espacio donde se almacenan libros y se multiplican las actividades con la participación dinámica de todos los públicos. “Las y los bibliotecarios tomamos cursos de creatividad para propiciar y cambiar los usos de los espacios, para fomentar la lectura y la interacción con el público”.

Mención especial ha dedicado la ponente a tres pioneros como fueron Ana Pelegrín, Federico Martín y Felicidad Orquín, impulsores de esta nueva corriente que a través de la entidad Acción Educativa generó espacios de reflexión, de intercambio, de investigación didáctica, y organizó cursos de verano para formación continua; y, por supuesto, para realizar narraciones orales en bibliotecas.

A partir de los 90, las bibliotecas evolucionaron, respondiendo a las necesidades diversas, con actividades para todos los públicos. Se impulsaron los espacios para pequeños lectores, de 0 a 6 años, con la campaña ‘Los pequeños en la biblioteca’ y las bibliotecas se llenaron de mesas y sillas de pequeño tamaño, juguetes, cuentos, libros de acceso directo, se rompe el silencio.

En este momento, llegado de Cuba, donde como en otros países sudamericanos cuentan con una gran tradicional en la narración, Francisco Garzón Céspedes impulsa la narración oral escénica para adultos y la traslada desde otros espacios escénicos a las bibliotecas.



Y así, “hablando y hablando nació el Festival Internacional de Narración Oral ‘Un Madrid de cuento’” apuntaba Marina Navarro, que repasó desde ese momento, en profundidad, distintos aspectos de este espacio de narración oral referente en España, que se celebró con 17 ediciones entre 1994 hasta 2013.

Navarro recordó “con tremenda emoción” el momento en el que se empezó a elegir un lema anual, “a partir del año 2000 las historias se agruparon en torno a lemas como ‘Culturas del mundo’, ‘Barbazul’ ‘Lugares de lo imposible’ o ‘ Que viene el lobo’ -en 2004 a propósito de los atentados de Atocha-)”.

La programación del Festival fue creciendo, llegando a más espacios, como cafés y pubs, primero, hasta llevar la palabra a hospitales, residencias para mayores, centros de enseñanza, librerías, centros culturales o teatros, entre otros muchos espacios que se transformaron para escuchar cuentos.

Y se fueron ampliando también las formas de contar historias con artistas de otras disciplinas que narraban con otras herramientas. Y se realizaron actividades paraleas, talleres para aprender a contar cuentos, experiencias entre narradores noveles y veteranos,  exposiciones diversas, gráficas y bibliográficas, entre otras muchas actividades.

“La riqueza del festival residía fundamentalmente en la colaboración entre narradores y bibliotecas” ha subrayado con cierta nostalgia Marina Navarro que ha recordado también la participación y cooperación de otras entidades y grupos como las bibliotecas, editoriales, entidades culturales o asociaciones y comentó divertida que “siempre veníamos a Guadalajara a explorar”.

A preguntas de los asistentes, la insigne bibliotecaria señalaba que el fin del Festival llegó “por recortes presupuestarios y porque se agotó su tiempo”.

Mesa redonda: Bibliotecas de palabra dicha: de la Hora del cuento a la actualidad 

Moderada por Pep Bruno ha contado con la visión y las experiencias de cuatro profesionales procedentes de tres bibliotecas, quienes comenzaron dando una pincelada sobre su experiencia con la narración oral en sus centros.



“Hice un proyecto a la velocidad del rayo para que a los políticos de turno no se les olvidara y desde entonces y de manera ininterrumpida, y con la llegada de Jorge Romero González y que es el 50% de la actividad, contamos con una programación implantada de narración. Hoy ya han pasado por allí 47 narradores profesionales, y tratamos de contratar a lo mejorcito, también a algunos internacionales y tenemos una programación variada. Ahora, en la última edición, hasta hemos tenido que cerrar la puerta porque alcanzamos las 90 personas en muchas sesiones” ha explicado Margarita Sanz Colmenarejo (Biblioteca de Colmenar Viejo, con una población cercana a los 50 mil habitantes).

María Ángeles Briones Olivares de la Biblioteca de Yunquera de Henares, relataba por su parte: “Dejé un trabajo fijo para irme de auxiliar a una biblioteca con Concha Carlavilla, del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil de Guadalajara. Y me quedé prendada. Ahora, en una localidad con 4.600 habitantes, organizamos el maratón viajero desde hace 26 años, y desde ahí nacieron el ‘Bicicuentos’ -contamos cuentos paseando y haciendo paradas con las bicis-, los ‘Cuentos de Verano’, la ‘Feria de Abril’ y los ‘Cuentos para Todos’, contados por personas con discapacidad”. En cuanto a las dificultades que se afrontan Briones aseguró que “yo no me puedo quejar porque da igual el signo político del alcalde porque siempre contamos con un presupuesto para narración, pero ahora la mayoría en Castilla-La Mancha tenemos que tratar con el alcalde, el secretario o el concejal de turno porque no tenemos a nadie por encima y eso complica la gestión”.

Rebeca Mollá (Biblioteca de Tres Cantos) ha explicado que “mi pueblo que ahora tiene 50.000 habitantes, se independizó de Colmenar Viejo y cuando yo llegué tuvimos que empezar de cero, era la única que sabía algo de bibliotecas. Hubo que desde colocar libros a programar narración oral. Como en el pueblo entonces se organizaban un evento que se llamaba ‘Las noches golfas’ en el vestíbulo de la Casa de la Cultura, donde teníamos la sede en la segunda planta, y decidimos organizar un espacio para narración oral los viernes, primero para adultos, más tarde, en 2003 llegó la programación infantil y esta actividad nos ayudó mucho a posicionarnos a dar a conocer la biblioteca”.



¿Por qué las bibliotecas son un lugar propicio para contar cuentos? Planteó Pep Bruno a las bibliotecarias.

Tomando una impresión del Manifiesto de la UNESCO sobre Bibliotecas Públicas, Margarita Sanz ha afirmado que “aquí se describe muy bien una de las misiones principales de las bibliotecas públicas, a diferencia de otro tipos de bibliotecas” –leyendo el extracto al que se refería- “Brindar oportunidades para el desarrollo personal creativo, y estimular la imaginación, la creatividad, la curiosidad y la empatía”.

“Las bibliotecas son un lugar de encuentro de palabras y personas, y cuando alguien te cuenta una historia te llega más, te sana el alma, y es bueno poder proporcionar ese regalo a nuestros usuarios”, apuntaba entonces Mari Ángeles Briones.

“Para mí es una relación natural que además va más allá, porque tiene que ver con la memoria colectiva, la tradición oral” indicaba Rebeca Mollá.

De manera que programar narración oral es algo necesario resumía Pepe Bruno, pero “¿cuáles son los principales problemas que os habéis encontrado para hacerlo?” cuestionaba a la mesa.

“Nunca hemos tenido ningún tipo de censura, el mayor problema es que nos piden tener toda la programación en diciembre para el año siguiente, lo que nos complica contar con narradores internacionales”, apunta Jorge Romero González, de Colmenar Viejo.

Mari Ángeles Briones explicó que uno de los mayores problemas en las bibliotecas municipales es “el escaso presupuesto, el Ministerio no puede actuar por el tema de las competencias transferidas, la Junta lleva años sin sacar la ayuda para la animación a la lectura”. Pero Briones también señala que “a veces, los cachés de los narradores son muy altos para una biblioteca”.

Para Rebeca Mollá, “en nuestro caso –Biblioteca de Tres Cantos- uno de los problemas es cerrar la biblioteca una hora, dos veces al mes, para la sesión de cuentos infantil, porque nos genera protestas de otros usuarios”. En cuanto al problema presupuestario, explicaba que “una vez superado, es muy difícil retirar una actividad ya implantada”.

Al hilo de estos problemas presupuestarios ¿qué ocurre con las licitaciones, las privatizaciones, realizáis acciones conjuntas entre centros?

“Aquí, en Guadalajara, la biblioteca municipal lo lleva una empresa privada, y no tiene porque mermar el servicio si lo hace alguien que sepa y tenga calidad, pero hay que valorar el servicio, pagarlo y buscar a los profesionales”, explicaba Briones que ha contado también su experiencia en las actividades mancomunadas que “son muy habituales entre nosotros y la biblioteca de Humanes, no solo para abaratar, sino también para crear comunidad”.

Enlazar programaciones de distinta tipología, infantil y adultos, es otra de las acciones que han apuntado como opción para minimizar costes varios de los ponentes.

En cuanto al tema de las licitaciones, Rebeca Mollá ha recordado la mala experiencia sucedida en la biblioteca de Las Rozas que “se cargó la magnífica programación de narración oral que había en esta biblioteca”.

Para terminar sus intervenciones, Pep Bruno les ha solicitado a los ponentes que recordaran alguna anécdota acaecida en sus sesiones de narración que han dado pie a una animada charla entre los ponentes, y se mezcló con las intervenciones de los asistentes donde las licitaciones y la gestión privada, así como la programación para bebés fueron los temas que centraron la atención.

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