Cómo las bibliotecas han llegado a ser un foro para la palabra
La
segunda jornada del curso, ha dado comienzo con la ponencia ‘La narración oral
se instala en las bibliotecas’ a cargo de Marina Navarro Álvarez, bibliotecaria
jubilada que, entre otros cargos, fue responsable de la organización,
planificación y gestión de las actividades culturales de la Red de Bibliotecas
Públicas de la Comunidad de Madrid, entre 1985 y 2012.
Marina
nos ha guiado en un exhaustivo paseo por la historia y la evolución de las
bibliotecas en España y de cómo la narración oral y los cuentacuentos se fueron
colando primero, ocupando un espacio más tarde, hasta lograr su implantación
definitiva.
Todo comenzó con la creación
de las bibliotecas populares de Madrid cuando entre 1915 hasta los años 30 se
fueron abriendo progresivamente hasta siete. Los medios de comunicación de la
época incluso se hacían eco de que “había colas delante de las bibliotecas”
afirmaba la veterana bibliotecaria.
En los años 50, en la
postguerra, los locales y espacios fueron cambiando, y también todas las condiciones
de la propia estructura, Se van incorporando publicaciones así como cambios
sustanciales en el uso de las bibliotecas porque “siempre estuvieron adaptadas
a las condiciones sociales y políticas de la sociedad” señaló Marina Navarro
que se refiere a las bibliotecas como “lugares adaptados para cambiar el
mundo”.
En los 70, las nuevas
técnicas enunciadas por el pedagogo francés Célestin Freinet ayuda en la transformación
de las nuevas perspectivas de la lectura hacia la educación, dejando a un lado la
instrucción.
En 1980 se produce un
cambio generacional, de Elena Amat a Alicia Girón, y las bibliotecas se adaptan
a los demandas culturales sociales y políticas del momento, adaptados a las
demandas de los usuarios, y en colaboración con nuevas sociedades emergentes,
se interactúa con las entidades de los barrios, asociaciones de vecinos,
centros educativos. Las bibliotecas dejan de ser un espacio donde se almacenan
libros y se multiplican las actividades con la participación dinámica de todos
los públicos. “Las y los bibliotecarios tomamos cursos de creatividad para
propiciar y cambiar los usos de los espacios, para fomentar la lectura y la
interacción con el público”.
Mención especial ha
dedicado la ponente a tres pioneros como fueron Ana Pelegrín, Federico Martín y
Felicidad Orquín, impulsores de esta nueva corriente que a través de la entidad
Acción Educativa generó espacios de reflexión, de intercambio, de investigación
didáctica, y organizó cursos de verano para formación continua; y, por
supuesto, para realizar narraciones orales en bibliotecas.
A partir de los 90, las
bibliotecas evolucionaron, respondiendo a las necesidades diversas, con
actividades para todos los públicos. Se impulsaron los espacios para pequeños
lectores, de 0 a 6 años, con la campaña ‘Los pequeños en la biblioteca’ y las
bibliotecas se llenaron de mesas y sillas de pequeño tamaño, juguetes, cuentos,
libros de acceso directo, se rompe el silencio.
En este momento, llegado
de Cuba, donde como en otros países sudamericanos cuentan con una gran
tradicional en la narración, Francisco Garzón Céspedes impulsa la narración
oral escénica para adultos y la traslada desde otros espacios escénicos a las
bibliotecas.
Y así, “hablando y
hablando nació el Festival Internacional de Narración Oral ‘Un Madrid de
cuento’” apuntaba Marina Navarro, que repasó desde ese momento, en profundidad,
distintos aspectos de este espacio de narración oral referente en España, que
se celebró con 17 ediciones entre 1994 hasta 2013.
Navarro recordó “con
tremenda emoción” el momento en el que se empezó a elegir un lema anual, “a
partir del año 2000 las historias se agruparon en torno a lemas como ‘Culturas
del mundo’, ‘Barbazul’ ‘Lugares de lo imposible’ o ‘ Que viene el lobo’ -en
2004 a propósito de los atentados de Atocha-)”.
La programación del
Festival fue creciendo, llegando a más espacios, como cafés y pubs, primero,
hasta llevar la palabra a hospitales, residencias para mayores, centros de
enseñanza, librerías, centros culturales o teatros, entre otros muchos espacios
que se transformaron para escuchar cuentos.
Y se fueron ampliando
también las formas de contar historias con artistas de otras disciplinas que
narraban con otras herramientas. Y se realizaron actividades paraleas, talleres
para aprender a contar cuentos, experiencias entre narradores noveles y veteranos, exposiciones diversas, gráficas y bibliográficas,
entre otras muchas actividades.
“La riqueza del festival
residía fundamentalmente en la colaboración entre narradores y bibliotecas” ha
subrayado con cierta nostalgia Marina Navarro que ha recordado también la
participación y cooperación de otras entidades y grupos como las bibliotecas,
editoriales, entidades culturales o asociaciones y comentó divertida que “siempre
veníamos a Guadalajara a explorar”.
A preguntas de los asistentes,
la insigne bibliotecaria señalaba que el fin del Festival llegó “por recortes
presupuestarios y porque se agotó su tiempo”.
Mesa redonda:
Bibliotecas de palabra dicha: de la Hora del cuento a la actualidad
Moderada por Pep Bruno ha
contado con la visión y las experiencias de cuatro profesionales procedentes de
tres bibliotecas, quienes comenzaron dando una pincelada sobre su experiencia
con la narración oral en sus centros.
“Hice
un proyecto a la velocidad del rayo para que a los políticos de turno no se les
olvidara y desde entonces y de manera ininterrumpida, y con la llegada de Jorge Romero González y que es el 50% de la actividad, contamos
con una programación implantada de narración. Hoy ya han pasado por allí 47
narradores profesionales, y tratamos de contratar a lo mejorcito, también a
algunos internacionales y tenemos una programación variada. Ahora, en la última
edición, hasta hemos tenido que cerrar la puerta porque alcanzamos las 90
personas en muchas sesiones” ha explicado Margarita
Sanz Colmenarejo (Biblioteca de Colmenar
Viejo, con una población cercana a los 50 mil habitantes).
María Ángeles Briones Olivares de la Biblioteca
de Yunquera de Henares, relataba por
su parte: “Dejé un trabajo fijo para irme de auxiliar a una biblioteca con
Concha Carlavilla, del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil de
Guadalajara. Y me quedé prendada. Ahora, en una localidad con 4.600 habitantes,
organizamos el maratón viajero desde hace 26 años, y desde ahí nacieron el
‘Bicicuentos’ -contamos cuentos paseando y haciendo paradas con las bicis-, los
‘Cuentos de Verano’, la ‘Feria de Abril’ y los ‘Cuentos para Todos’, contados
por personas con discapacidad”. En cuanto a las dificultades que se afrontan
Briones aseguró que “yo no me puedo quejar porque da igual el signo político
del alcalde porque siempre contamos con un presupuesto para narración, pero ahora
la mayoría en Castilla-La Mancha tenemos que tratar con el alcalde, el secretario
o el concejal de turno porque no tenemos a nadie por encima y eso complica la
gestión”.
Rebeca Mollá (Biblioteca de Tres Cantos) ha explicado que “mi
pueblo que ahora tiene 50.000 habitantes, se independizó de Colmenar Viejo y
cuando yo llegué tuvimos que empezar de cero, era la única que sabía algo de
bibliotecas. Hubo que desde colocar libros a programar narración oral. Como en
el pueblo entonces se organizaban un evento que se llamaba ‘Las noches golfas’
en el vestíbulo de la Casa de la Cultura, donde teníamos la sede en la segunda
planta, y decidimos organizar un espacio para narración oral los viernes,
primero para adultos, más tarde, en 2003 llegó la programación infantil y esta
actividad nos ayudó mucho a posicionarnos a dar a conocer la biblioteca”.
¿Por qué las
bibliotecas son un lugar propicio para contar cuentos? Planteó Pep Bruno a las
bibliotecarias.
Tomando una impresión del
Manifiesto de la UNESCO sobre Bibliotecas Públicas, Margarita Sanz ha afirmado que
“aquí se describe muy bien una de las misiones principales de las bibliotecas públicas,
a diferencia de otro tipos de bibliotecas” –leyendo el extracto al que se
refería- “Brindar oportunidades para el desarrollo personal creativo, y
estimular la imaginación, la creatividad, la curiosidad y la empatía”.
“Las bibliotecas son un
lugar de encuentro de palabras y personas, y cuando alguien te cuenta una
historia te llega más, te sana el alma, y es bueno poder proporcionar ese regalo
a nuestros usuarios”, apuntaba entonces Mari Ángeles Briones.
“Para mí es una relación
natural que además va más allá, porque tiene que ver con la memoria colectiva,
la tradición oral” indicaba Rebeca Mollá.
De manera que programar
narración oral es algo necesario resumía Pepe Bruno, pero “¿cuáles son los
principales problemas que os habéis encontrado para hacerlo?” cuestionaba a
la mesa.
“Nunca hemos tenido
ningún tipo de censura, el mayor problema es que nos piden tener toda la
programación en diciembre para el año siguiente, lo que nos complica contar con
narradores internacionales”, apunta Jorge Romero González, de Colmenar Viejo.
Mari Ángeles Briones
explicó que uno de los mayores problemas en las bibliotecas municipales es “el
escaso presupuesto, el Ministerio no puede actuar por el tema de las
competencias transferidas, la Junta lleva años sin sacar la ayuda para la
animación a la lectura”. Pero Briones también señala que “a veces, los cachés
de los narradores son muy altos para una biblioteca”.
Para Rebeca Mollá, “en
nuestro caso –Biblioteca de Tres Cantos- uno de los problemas es cerrar la
biblioteca una hora, dos veces al mes, para la sesión de cuentos infantil,
porque nos genera protestas de otros usuarios”. En cuanto al problema
presupuestario, explicaba que “una vez superado, es muy difícil retirar una
actividad ya implantada”.
Al hilo de estos
problemas presupuestarios ¿qué ocurre con las licitaciones, las
privatizaciones, realizáis acciones conjuntas entre centros?
“Aquí, en Guadalajara, la
biblioteca municipal lo lleva una empresa privada, y no tiene porque mermar el
servicio si lo hace alguien que sepa y tenga calidad, pero hay que valorar el
servicio, pagarlo y buscar a los profesionales”, explicaba Briones que ha
contado también su experiencia en las actividades mancomunadas que “son muy
habituales entre nosotros y la biblioteca de Humanes, no solo para abaratar,
sino también para crear comunidad”.
Enlazar programaciones de
distinta tipología, infantil y adultos, es otra de las acciones que han apuntado
como opción para minimizar costes varios de los ponentes.
En cuanto al tema de las licitaciones,
Rebeca Mollá ha recordado la mala experiencia sucedida en la biblioteca de Las
Rozas que “se cargó la magnífica programación de narración oral que había en esta
biblioteca”.
Para terminar sus
intervenciones, Pep Bruno les ha solicitado a los ponentes que recordaran
alguna anécdota acaecida en sus sesiones de narración que han dado pie a una
animada charla entre los ponentes, y se mezcló con las intervenciones de los
asistentes donde las licitaciones y la gestión privada, así como la
programación para bebés fueron los temas que centraron la atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario