Bibliotecas rurales y humanas
Las
‘Voces para otras bibliotecas en la España rural’ es el tema
elegido para la ponencia con que da comienzo la última jornada del curso, que
imparte Elena Bárcena Madera, catedrática de Filología Inglesa (UNED) que
ha impulsado numerosos proyectos de investigación y entre sus últimos trabajos
ha comisariado la exposición ‘Instruir Deleitando: Cien años de
lectura infantil y juvenil en España’.
En
una exhaustiva, detallada y amena presentación, con abundante información y referencias,
Elena Bárcena ha ido desgranando todo el sistema de bibliotecas. Comenzando con
el concepto general de biblioteca, sus tipologías, los programas sociales que
se desarrollan en estos espacios, cómo se promueve específicamente la lectura y
cuáles son las funciones de los narradores orales en las bibliotecas alrededor
del mundo. Buscando como indica la investigadora “esa intersección que hay
entre las bibliotecas y la narración oral desde el punto de vista investigador”.
Bárcena
ha abundado después en el mundo rural, en la situación de las bibliotecas
implantadas en estas zonas y en “la extraordinaria variedad de actividades que
en ellas se desarrollan con bajos presupuestos y con una extraordinaria
dedicación de sus responsables”.
Para
llegar al análisis de las bibliotecas rurales en España, momento en el que la
ponente ha llegado a plantear la necesidad de “redefinir el término biblioteca
o al menos repensar el concepto y del personal vinculado a ella, por ejemplo,
los bibliotecarios, los narradores orales o los técnicos informáticos” porque estos
espacios y personas acaban siendo, en el entorno rural, responsables de la vida
informativa, cultural y social, que son derechos humanos fundamentales.
Al
hilo de la actualidad de la España ‘vaciada’ o ‘vacía’, Elena ha remarcado que
“en el imaginario existente, insertado en el vocabulario, en nuestras mentes,
se relaciona lo rural con atraso, incultura; y aunque no es imposible cambiar
esta concepción, y que es muy distinta a la percepción de países como el Reino
Unido. Es una cuestión de mentalidad, porque hay ocasiones en los que las
propias personas tienen que creer que es posible ese cambio”.
Se
refirió después sobre el importante rol del narrador oral en las bibliotecas
rurales “en muchas ocasiones voluntarios” debido a la falta de profesionales
especializados y de presupuesto. Desde la promoción de la alfabetización y de
la lectura al apoyo educativo, pasando por la conservación cultural y el
desarrollo comunitario y económico.
Siguiendo con su investigación, Elena Bárcena exponía también distintas
iniciativas de andamiaje llevadas a cabo en España y Europa, así como ejemplos
significativos como los llevados a cabo en los municipios de Libros, Urueña, Villar
de Olalla, Galápagos, Alcáñiz, Quintanalara, Eurovillas, Truébano y Villamartín
del Sil.
Para
concluir su intervención, y antes de pasar a una interesante intercambio de
opiniones y preguntas de los asistentes, Bárcena advirtió que “el mundo rural,
la naturaleza, la comunidad, próxima y a medida, su rico patrimonio y tradición
y el tiempo pueden alcanzar un
potencial enorme de dinamización social y económica con afecto y compromiso”, y
subrayó “la participación
en la cultura como derecho fundamental”
independientemente del lugar de residencia o situación socioeconómica.
Bibliotecas humanas: biografías de viva voz
Para cerrar esta séptima
edición del curso de narración, se ha disfrutado del proyecto ‘Bibliotecas Humanas’ desarrollado por Estrella Escriña Martí en Carabanchel.
Estrella es narradora oral desde 1997,
especialista en Literatura Infantil y Juvenil, y en promoción lectora que trabaja
para todos los públicos desde 1997 en la Comunidad de Madrid pero especialmente
para público infantil, actualmente colabora también con profesionales
socio-sanitarios con FUNDADESP (Fundación de Educación para la salud) junto con
otra compañera.
La ponente ha
desentrañado su proyecto con pasión y dinamismo, detallando todo el proceso de
creación que a ella le llegó “por petición de los responsables del Centro de
Rehabilitación Psicosocial (CRPS) y de la biblioteca Pedro Salinas”.
La actividad ‘Bibliotecas Humanas’ surgió para que las personas se conozcan mejor, a raíz de un crimen xenófobo que ocurrió en Copenhague, y que se determinó que habría podido suceder por falta de conocimiento de unas personas con otras. De ahí que el marco general del proyecto sea el conocimiento pero “en vez de sacar un libro, sacas a una persona de la biblioteca, le dejas que cuente su historia y luego le puedes, respetando unas normas que se establecen para el libro y el lector” detalla la artífice de la iniciativa en Carabanchel, donde ya se han celebrado tres ediciones.
La persona que va a ser
libro humano no se suele preparar, pero en este proyecto en Carabanchel “sí
hacemos un taller, ‘Personas que cuentan’ y se hace una preparación previa con
las personas para darles confianza en sus capacidades”. En este proceso, se detectan
sus necesidades concretas y se les dan soluciones, y luego “contamos y contamos
y volvemos a contar” apunta la narradora.
Las bases son que cualquiera
puede ser un libro humano, todas las personas pueden contar, y todas las
historias son interesantes. “Si bien -señala Estrella- no todas las personas
que participan en el taller serán después un libro humano”. Durante el proceso,
se va descubriendo, así como también se reconocen las capacidades que todos
tenemos y aprender a utilizarlas.
El proceso continúa dando
respuesta a la pregunta ¿Qué contar? y tiene que tratarse de una historia que a
la persona que es el libro humano le apetezca compartir, además hay que hacerlo
en primera persona. “El primer año salieron historias muy trágicas, pero los
contadores sabemos que hay que estar dentro de la historia y te tiene que apetecer
mucho estar en esa historia”, explica la impulsora del proyecto.
Después hay que trabajar
en ¿cómo contar? Porque hay que estructurar la historia (principio, nudo y
desenlace), hacerlo desde la oralidad no escribirlo, desde la sinceridad, contando
con el público porque la narración es una conversación y hay que mirar al
público y, por último, hay que llenarla de contenidos (imágenes, emociones,
sensaciones). Estrella ha compartido algunos de sus recuerdos en este aspecto: “en
una ocasión, una persona a la que preguntándole qué iba a contar me habló de
una experiencia cercana a la muerte, y se quedó callada y yo, impaciente, le
decía, una y otra vez, “¿y luego qué?” y ella me decía “espera” y me di cuenta
de que aquel era un buen recurso suyo”.
Antes de iniciar el
proyecto, es necesario analizar y enumerar las necesidades, que son muchas
desde personal, para asistir a los libros humanos, hasta mobiliario (paneles,
sillas…) o un equipo de sonido. Y es importante definir e identificar a los
aliados con que se cuenta como entidades locales o proyectos similares.
Y para acabar, hay que
realizar una evaluación desde el punto de vista de los distintos actores
participantes. Desde su experiencia personal,
Estrella Escriña afirma satisfecha que “quienes han sido libros humanos,
siempre quieren repetir, y muchos de los que vienen a escuchar te preguntan qué
tienen que hacer para participar”.
Para cerrar la charla, Estrella
nos ha brindado la ocasión de escuchar la emocionante historia de un ‘libro
humano’, Delia, y de preguntarle después y vivir en primera persona el proyecto
‘Bibliotecas Humanas’.
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