lunes, 4 de julio de 2022

La influencia del apego y el trauma en la salud mental y la psicoterapia

 Apego y pareja: la huella de las figuras parentales

 

José Luis Martorell, profesor de terapia de familia, supervisor del Servicio de Psicología Aplicada de la UNED y director del curso, inició el ciclo de conferencias destinado a conocer la relación que existe entre el apego y el trauma en sus diferentes versiones.


 

El terapeuta comenzó explicando la teoría del apego de John Bowlby que afirmó que se trata del “impulso que muestran los seres humanos a establecer vínculos afectivos sólidos”. Mencionó que la conducta de apego incluye toda clase de comportamiento que alcanza o mantiene la proximidad a otra persona diferenciada y que es considerada como más fuerte y sabia”. En general, esta proximidad comienza con la madre.

 

La tesis de Bowlby es que un buen número de trastornos de la vida adulta están relacionados con desviaciones del desarrollo de la conducta de apego o con el fracaso de este desarrollo

 

Martorell habló de los patrones parentales patógenes que pueden crear un trauma y citó algunos ejemplos como no responder a la demanda de cuidados o rechazar al niño activamente; una discontinuidad en la asistencia parental; utilizar las amenazas como forma de control; el cuidado condicionado -amenazas de abandono-; el cuidado diferencial en el sistema del niño; inducir al menor a la culpa; o transmitir la propia inseguridad.

 

El psicoterapeuta se refirió seguidamente al concepto hybris que, según los griegos, es el impulso humano por transgredir los propios límites, aunque sea enfrentándose a las leyes que rigen el cosmos, ya sea divinas, humanas o de la naturaleza. Ahora mismo, se utiliza como una desmesura, un orgullo o confianza en uno mismo que es exagerado.

 

Respecto a las relaciones de pareja, Martorell explicó que el hybris impulsa al sujeto a desear “más de lo que el destino nos asigna” y que puede estar producido por una carencia básica en la relación con el progenitor, con quien ha realizado esfuerzos relacionados que han sido “sistemáticamente frustrados”. El individuo siente que su progenitor actúa como le hubiera gustado con otra persona, ya sea real o irreal. Por ello, “queda enganchado en un hybris, un pulso eterno, que después traslada a otras personas de su entorno como los jefes o las parejas sentimentales”.

 

Abandonar el hybris

 

El individuo que se encuentra envuelto en esta situación debe ser consciente de la carencia -tanto de su existencia como de su importancia, concienciarse de la repetición en la secuencia de su propia vida, asumir la imposibilidad de ganar el pulso y, finalmente realizar el duelo. Solo entonces podrá buscar lo que ha querido en otras personas y así establecer relaciones más sanas, finalizó el psicólogo.



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