Manifestaciones de violencia escolar y digital: una mirada desde la prevención al delito
Las dos agentes de Participación Ciudadana de la Policía Nacional ofrecieron la última conferencia centrada en la labor de prevención real que llevan a cabo con la ciudadanía. El ciberacoso escolar es un daño intencional y repetido de un menor o un grupo de menores hacia otro menor. La asertividad y la empatía son fundamentales para prevenir el acoso. Destacaron que “tener confianza en la policía es importante para atajar los casos de ciberacoso”.
“La omisión es parte del ciberacoso
escolar”, dijeron, y es necesario fomentar la empatía y que los casos salgan a
la luz. Para ello, hay que “enseñarles a poner nombre a las cosas y los
sentimientos”, por lo que deben saber qué es la empatía y la asertividad para entender
y expresar lo que le sucede a la víctima. Otros conceptos relacionados son la
autoestima y la dignidad, explicaron, “todo lo que existe es digno y merece
respeto”.
Hablaron también de la importancia
de los testigos, “para la víctima lo más devastador es la indiferencia del grupo
en el que creían que podía apoyarse”.
Es necesario trabajar los
conflictos entre todos los implicados para que se produzca una respuesta
eficaz.
El club de los secretos
Es un libro enfocado a la
prevención de la violencia contra la infancia y el fomento de la cultura del
buen trato. Elaborado en colaboración con Unicef, explica a los niños de forma
didáctica los principios del respeto hacia los demás. Está recomendado para
menores entre 6 y 8 años y es un material de trabajo para la policía en las
aulas.
El objetivo es prevenir cualquier
tipo de violencia. Explica a los menores que existen secretos buenos que no se
cuentan (regalos, fiestas sorpresa…) y “secretos malos que sí deben contarse
como los abusos tanto de otros menores como de los adultos”. Explica que se deben
contar a personas de confianza como el personal docente, padres, policía o
personal sanitario.
La obra está narrada por una
mascota para llegar más fácilmente a los niños.
Respuesta socioeducativa a los problemas de convivencia y de salud mental en los adolescentes
El curso terminó con una mesa
redonda que analizó la respuesta socioeducativa a los problemas de convivencia
y salud mental de los adolescentes.
Carlos Monge, profesor del
departamento de Didáctica, Organización Escolar y Didácticas Especiales de la
UNED, habló sobre los programas de mediación y los alumnos ayudantes. La
convivencia es la ausencia de violencia, la construcción de un ideario común y
ha de ser pacífica. “No tenemos que abordar las estrategias de convivencia de
forma aislada, hay que integrarlas en todos los campos y personajes que intervienen.
Explicó la diferencia entre los
programas de mediación y de alumnos ayudantes.
La mediación tiene varios
protagonistas, las dos personas que tienen el conflicto y un tercero neutral
que media para resolverlo regulando los procesos comunicativos, pero no es ni
juez ni árbitro. En general, el mediador suele ser un alumno. La mediación es una
estrategia innovadora y creativa, ya que lo más habitual es el modelo punitivo
por parte del profesor.
Los beneficios de la mediación son
tan amplios que van desde la reducción de conflictos hasta el crecimiento socioemocional
de las partes implicadas, afirmó el profesor, que explicó seguidamente el proceso
de mediación, que incluye un seguimiento al acabar el proceso.
En cuanto al programa de alumnos
ayudantes, dijo que son entrenados para la detección de problemas que posteriormente
derivan a quien corresponda. Todo el proceso tiene que estar supervisado por el
coordinador. Los estudiantes elegidos como ayudantes gozan de la confianza de
sus compañeros, gestionan bien la convivencia, apoyan a quienes tienen
problemas y están pendientes del rendimiento académico del resto. En general, están
capacitados para prevenir los conflictos.
Diego Galán Casado, profesor
de UNED del departamento de Teoría de le Educación y Pedagogía Social, intervino
online para hablar de un proyecto deportivo para trabajar la recuperación de personas
con trastornos mentales graves. Trabajó como educador con estas personas que, en
general, tienen problemas relacionales y de desplazamiento.
Realizan el proyecto en las instalaciones del Canal de Isabel II en Madrid donde tienen una liga de fútbol y otra de baloncesto, así como actividades puntuales como senderismo, boxeo, tenis de mesa, tenis o balonmano. El objetivo es que los integrantes sean participativos en todos los ámbitos.
Uno de los problemas de estas
personas es la estigmatización por parte de la sociedad y su repercusión en la
autoestima. En este sentido, también realizan actividades encaminadas a la
interrelación entre las personas con trastorno y el resto.
El proyecto favorece las relaciones
y la vida personal saludable. Estructura la vida diaria y genera
responsabilidad. También mejora la sintomatología y es un entorno que favorece
las relaciones interpersonales en estructuras menos rígidas que la sanitaria.
De cara al futuro, ampliarán el
número de deportes e implantarán este proyecto en otros ámbitos como el
penitenciario. Para finalizar mencionó el proyecto Inclúyete de la Universidad
de Almería, que ha creado un videojuego para que los alumnos puedan conocer la
realidad de una persona con una enfermedad mental.
Eva Jiménez Muñoz, profesora colaboradora de la UNED y coordinadora del curso, aportó una perspectiva que engloba todos los campos analizados. Habló del objetivo de crear sociedades más justas, pacíficas y objetivas.
Dentro del entorno académico, uno
de cada tres alumnos puede ser víctima de acoso escolar, según Unicef. La adolescencia
es un concepto sociocultural que se centra en el aprendizaje, la madurez cognitiva
y el desarrollo de las relaciones sociales. Enumeró algunas prácticas
beneficiosas para este desarrollo y puso como ejemplo el deporte, la alimentación
adecuada o respetar las horas de sueño.
En cuanto a la violencia, dijo que
la ley ya recoge la obligación de proteger a los menores de esta en cualquiera de
sus variantes. En la violencia escolar, la más común es el bullying donde se
establecen diferentes roles tanto entre los acosadores como entre los acosados.
Respecto a estos últimos, el
colectivo LGTBI o los discapacitados son los más vulnerables ante el acoso. No
piden ayuda por sensación de impotencia y se sienten aislados socialmente.
Tras enumerar los diferentes tipos
de acoso escolar, se centró en el cibernético. El uso de las nuevas tecnologías
está generalizado entre los adolescentes quienes hacen un uso excesivo y sin
control de los mismos. Sobre los factores de riesgo, dijo que son múltiples y
que abarcan todas las facetas de la vida de los adolescentes.
La violencia durante el noviazgo en
parejas adolescentes afecta a una de cada 10 parejas. Algunos de los abusos son
el control emocional, físico o sexual, que en ocasiones se han normalizado. Además,
existe una correlación entre la violencia escolar y de pareja.
Para finalizar habló de los
factores de prevención de la violencia desde la familia, el entorno educativo y
el resto de ámbitos de la vida de los adolescentes.
Cristina Sánchez Romero,
directora del curso, habló junto con las agentes de la Policía Nacional para cerrar
las jornadas de trabajo. Realizó un resumen de las aportaciones del resto de ponentes
y puso de manifiesto los problemas detectados en los adolescentes, que se han
visto agravados con el covid.
Hay que dar una respuesta a las
necesidades de esta parte de la sociedad, tanto desde el punto de vista institucional
como educativas.
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