La segunda jornada del Curso de Verano ‘La Unión Europea y
Rusia tras Ucrania’ ha congregado a una decena de expertos que, en sus
respectivas ponencias, han argumentado sus opiniones respecto a la relación
actual entre la Rusia de Putin y la Unión Europea. ¿Estamos ante una nueva
Guerra Fría? ¿Cuáles han sido las consecuencias del conflicto de Ucrania? ¿Se
está diseñando un nuevo Orden Mundial? A estas y a otras tantas cuestiones han
respondido los invitados a esta intensa jornada en la que la variedad
interpretativa ha abierto un amplio debate dentro y fuera del aula.
El encargado de inaugurar la segunda jornada ha sido el
profesor Carlos Taibo. Su genial oratoria y su clara exposición han sentado las
bases de uno de los temas del día: Occidente y Rusia en la era de Putin.
El profesor, autor de algunos de los libros más destacados sobre la materia, ha
comenzado con un breve repaso de las relaciones entre la Rusia
post-soviética y Occidente. Unas relaciones que pasaron por un acercamiento
tras el 11-S pero que volvieron a complicarse por “la prepotencia de los
dirigentes norteamericanos”. Se sucedieron entonces una serie de “conflictos sucios”
como el de Georgia en 2008 o el de Ucrania más recientemente. Respecto a este último,
Taibo ha aducido un origen apoyado en la dependencia comercial entre Rusia y
Occidente evadiendo la relevancia geoestratégica a la que se ha venido haciendo
mención desde hace un año y medio. En cuanto a la
pregunta estrella del día, ¿Vamos camino de una nueva Guerra Fría?, Carlos
Taibo ha respondido con cautela: “mi pronto inicial me hace decir que no”. En
su respuesta ha argumentado que, hoy en día, Rusia y Occidente no se enfrentan
por la división de un sistema económico ya que ambas sostienen el capitalismo
aunque con evidentes diferencias. Asimismo, la disparidad y heterogeneidad de
los agentes impiden la división del mundo en bloques. No obstante, el profesor
ha justificado su cautela alegando que en la Guerra Fría operaban dos lógicas
imperiales que, a su juicio, “hoy en día
siguen vivas”.
Seguridad, defensa y
ciberguerra
La segunda sesión de la mañana ha versado sobre defensa y
seguridad. En la mesa redonda han participado algunos de los expertos más
reconocidos en la materia. Francisco José Ruiz, profesor del CESEDEN del Ministerio de Defensa, ha guiado su intervención de acuerdo a la siguiente afirmación: “Las relaciones entre
Occidente y Rusia han sido malas de 1991 hasta el conflicto de Ucrania, pero
ahora están rotas”. Durante los noventa, Occidente trató a Rusia como a "un
enemigo derrotado" otorgando cierta calma al panorama internacional. Sin
embargo, todo cambió con la llegada de Putin al Gobierno que pasó del silencio ante Irak a la respuesta por las incorporaciones de los países bálticos a la OTAN. La Guerra del Gas y la Conferencia de Seguridad de Munich
dejaron sobre la mesa la Caja de Pandora que definitivamente se abriría con Kosovo. Después, una serie de “conflictos congelados” hundieron
toda posibilidad de acuerdo. La crisis del escudo antimisiles y la
vuelta efectiva de Putin al Kremlin derivaron en un
enfrentamiento que, según Ruiz, “tiende a que no se perpetúen
las relaciones entre Occidente y Rusia”.
Esta pugna determinó el conflicto de
Ucrania en cuya resolución juega un importante papel la OSCE, a la que se refirió el segundo ponente, Borja Lasheras, del EFCR. El papel de esta organización es precisamente el de monitorear el territorio y
verificar los hechos en pro del desarme y los acuerdos de paz. No obstante, y
siguiendo a Lasheras, “los observadores se encuentran con grandes complicaciones en
el territorio” En este sentido se ha referido a las dificultades de acceso
y a la reputación de la OSCE en Ucrania que ha pasado de verse como un
mensajero de la OTAN a ganarse la simpatía de los combatientes. Sin embargo, el ponente ha manifestado que “la OSCE tiene que ser parte del diálogo, pero no
el único foro”. Asimismo ha evidenciado que la falta de voluntad real por parte
de los agentes implicados complica la tarea de la misma que de nada sirve si no
se desarrollan medidas políticas por parte de los protagonistas del conflicto.
El último participante, Guillen Colom, experto en ciberseguridad, se ha referido a este nuevo elemento
imprescindible en la defensa y seguridad. “En
materia nuclear el riesgo está más contenido porque hay un número reducido de
países con armas nucleares, no ocurre lo mismo con el ciberespacio donde
pequeños países pueden ser auténticas potencias”, explicaba el co-fundador de
THIBER. Esta nueva forma de poder es estratégicamente importante en cualquier dominio. Su amenaza viene acuciada
por el anonimato, por su externalización y por la falta de respuesta ante un ciberataque. Pero, ¿Cómo plantea Rusia el ciberespacio? Según
Colom, Rusia concibe este nuevo campo como cualquier país, pero es
característico por haber creado un “ecosistema cibernético propio”, su empleo
como herramienta de control interno y la colaboración público-privada del
mismo, que le ha llevado a crear auténticas redes de espionaje.
¿De vuelta a la Guerra Fría?
La tarde del jueves ha continuado con la pregunta que desde
la mañana eclipsaba el desarrollo del curso. ¿Se va camino de una Guerra
Fría tras Ucrania? El director del curso y profesor de Ciencia Política de la
UNED, José Ignacio Torreblanca, ha respondido a esta pregunta como ya hicieron
algunos de los ponentes anteriores y como lo harían los siguientes. Su
respuesta ha sido “no”: “No, porque aunque nos prestemos a jugar con fechas
pasadas, estamos en 2015 y tenemos que fijar nuestro propios parámetros”. Sin
embargo, y participando del juego, Torreblanca ha preferido relacionar la
dinámica actual con el contexto de 1938 o 1947. Según el director del curso, hay que entender el panorama actual partiendo de la idea del "sueño
europeo" que superó las tensiones históricas entre Francia y Alemania y que
ahora propone extrapolarse a nivel muncial para evitar cualquier conflicto”.
Esta idea se apoyaría en una Teoría de la Modernización Política y una idea
postmoderna y posnacional que hoy en día
se ha encontrado con una realidad bien distinta pues hay que tener en cuenta las “dinámicas
de poder” de las cuatro grandes potencias: Estados Unidos, Europa,
Rusia y China. Dinámicas de poder que discrepan pero que, según José Ignacio
Torreblanca, “en realidad no quieren enfrentarse”.
Se abre el debate
Los invitados a la última mesa redonda también han
respondido a esta pregunta argumentando diferentes puntos de vista desde las
Relaciones Internacionales, la Ciencia Política y la observación. La respuesta
generalizada ha sido un “no” aunque con diferentes connotaciones. Natividad
Fernández, profesora de Derecho Internacional de la Universidad de Zaragoza ha
sido contundentes con su negativa a la posibilidad de una resurrección de la Guerra
Fría. Su “no” se apoyaba en la incursión de Europa en un enfrentamiento que en la
segunda mitad del siglo XX solo tenía en cuenta a Estados Unidad y la Unión
Soviética y que ahora, además, no se sustenta en ningún marco teórico.
El segundo ponente ha sido Javier Morales, profesor de la Universidad
Europea de Madrid, que ha expuesto una reflexión más teórica vista
desde las Relaciones Internacionales. Su respuesta ante una posible Guerra Fría
también ha sido negativa: “No es factible porque estamos en un mundo
globalizado en el que todos somos interdependientes”. Tras dar un repaso a las
principales visiones que han analizado el conflicto de Ucrania –la realista, la
liberal y la marxista-, Morales ha optado por un enfoque constructivista basado
en las identidades y el peso de la historia. De esta manera ha concluido que
la causa del conflicto es el enfrentamiento entre una idea de estado
pluralista, que resuelve la convivencia de la población, y un nacionalismo
basado en la identificación de una única identidad.
En esta línea se ha desarrollado también la intervención de
la Profesora de Ciencia Política de la Complutense de Madrid, Ruth Ferrero, quien
ha desgranado la realidad de las minorías rusas en la frontera oriental. En la
actualidad, hay más de 25 millones de rusos en esta frontera que, en base al
excepcionalismo ruso sobre estos territorios, ha despertado la idea de la
Novorrossia y los conflictos congelados no sólo en Ucrania y Georgia,
sino también latentes en Bielorrusia, Moldavia, Armenia, Azerbaiyán, los Países
Bálticos o Finlandia. Respecto a estos últimos, “los conflictos serían bastante
calientes”, dada su anexión a la UE y a la OTAN.
La última ponente ha sido Cristina Manzano, directora de
Esglobal quien también se ha atrevido a decir que no estamos en una nueva
Guerra Fría "porque el contexto es diferente”. “Solo estamos ante una situación
de desconocimiento e incertidumbre”, añadía.
A esta justificación sumaba otras como las grandes interdependencias actuales y la aparición de un nuevo agente: China. “Si
estuviésemos en una Guerra Fría, ¿qué papel jugaría la hegemonía económica de
China?”, se preguntaba.
Tras esta última mesa redonda, y después de escuchar las interpretaciones
de todos los ponentes y de algunos alumnos, se ha abierto un intenso debate en el que unas y otras versiones eran
analizadas convirtiendo la sala de medios del centro de la UNED de Guadalajara
en un auténtico foro de expertos.
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