¿Cómo quedan las relaciones entre la Unión Europea y Rusia
tras el conflicto de Ucrania? Esta es la cuestión que articula el último de
los cinco de Cursos de Verano que el Centro Asociado de la UNED de Guadalajara
ha organizado en su vigésimo sexta edición. La respuesta llega de la mano de un
interesante elenco de profesionales que desde el miércoles 8 de julio y hasta
el viernes 10 de julio analizarán la situación de ‘La Unión Europea y Rusia tras
Ucrania’ desde diferentes puntos de vista.
El director del Centro Asociado de la UNED, Jesús de Andrés,
ha presentado este curso en el que se analiza uno de “los temas estrella de
las Relaciones Internacionales de la actualidad” que desde hace un año y medio ha
venido encabezando las portadas de medios de todo el mundo. Este curso cuenta
además con una particularidad ya que, además de presencial, se retransmite en
el Centro Asociado de Tudela y puede seguirse desde cualquier lugar por los
alumnos que escogieron la opción online.
El encargado de inaugurar la primera jornada ha sido su
co-director, Rubén Ruiz Ramas -investigador del Departamento de Ciencia
Política de la UNED y coordinador de Eurasianet.es- que ha expuesto durante una intensa sesión las bases del conflicto de Ucrania. Durante la presentación, Ruiz Ramas ha destacado el “valor específico” de este enfrentamiento tan mediático como polémico en el que los medios
de comunicación y las redes sociales se han convertido en auténticos foros que han dado soporte a múltiples interpretaciones. “Con este conflicto, los mass media y los social media se transforman en foros donde chocan interpretaciones binarias típicas de la Guerra
Fría”, puntualizaba. Plantillas dicotómicas que pretenden volver a dividir al mundo
en dos bloques con una Europa al amparo de Estados Unidos y una Rusia
nostálgica del pasado. Ruiz Ramas ha expuesto los diferentes ejes
ideológicos en los que se mueve este debate y que van mucho más allá de un
simple retorno al Orden Mundial establecido durante la segunda mitad del siglo
XX. De esta manera, se ha referido en primer lugar a una interpretación neoliberal,
caracterizada por "el doble rasero de la democracia"; a una segunda
interpretación del conflicto como una lucha antifascista de corte
prosoviético y marxista; y una última interpretación geopolítica, de ideas
estatistas e incluso, podría decirse, neoimperialistas.
En su opinión, hay que entender el conflicto de Ucrania “como
un conflicto multidimensional, multicausal y de responsabilidades compartidas”
favorecido por la vulnerabilidad del país postsoviético ante las potencias
internacionales y el resultado de las decisiones de los actores tanto
ucranianos como internacionales. A lo largo de su exposición, el investigador y
co-direcor del curso ha hecho un resumen de los acontecimientos
clave de este enfrentamiento que se iniciaba con el aplazamiento del acuerdo de
asociación entre la Unión Europea y Ucrania y que se definió con el estallido
del Euromaidán. A partir de ese momento, la crisis ucraniana se extendió por
todo el territorio llamando la atención de las grandes potencias que, por
primera vez después de la caída de Unión Soviética, retaban al derecho internacional
dirimiendo un conflicto de intereses en, una vez más, el Este de
Europa. Además, el conflicto alcanzaba fronteras hasta ahora inexorables convirtiéndose,
según Ruiz Ramas, “en una guerra de la información, espectacular y arrolladora”.
“Algo ha cambiado con Ucrania”, sellaba el investigador. "Algo" que descubriremos a lo largo del curso.
Los medios de
comunicación y el conflicto
Una vez expuestas las líneas de investigación
interpretativas, se daba
paso a una mesa redonda en la que los medios de comunicación se convertían en algo
más que meros transmisores. Aunque estaba prevista
la participación de los periodistas Pilar Requena y Alberto Sicilia, las responsabilidades
laborales les han impedido venir a Guadalajara. No obstante, se mantenía la
intervención del periodista Pablo González –que ha cubierto el conflicto para varios
medios de comunicación- y se presentaba a la nueva ponente que, sin duda, daría
la visión más íntima y social del conflicto. Se trata de Kateryna Palanska, experta en
Ciencias Políticas, miembro de la Asociación ConUcrania y portavoz de
conucrania.com.
Comenzaba esta segunda sesión con “la experiencia vital” de Pablo
González como reportero en Ucrania. El periodista enmarcó su intervención en el movimiento de protesta Maidán: “Fue muy bonito y quedé impresionado por la
energía y la organización de la protestas”. Sin embargo, y según el mismo, “esta
preciosa impresión inicial ha cambiado con el tiempo porque no era tan real
como parecía”. El reportero señaló la participación en esta protesta de grupos
de extrema derecha, en concreto hinchas de los clubes de fútbol ucranianos, sin
embargo “nadie podía controlar el Maidán”. En cuanto al enfrentamiento en
Crimea, tras la ocupación y anexión de Rusia, ha dicho que “aquello era una
fiesta” en la que todo fue bastante distinto de cómo lo han contado: “Durante
el bloqueo de las bases militares, los rusos llevaban tabaco a los ucranianos
que no podían abandonar sus posiciones”. No obstante, y según González “el
enfrentamiento en Donbass fue diferente. Los bares estaban abiertos pero el sentimiento
de agravio era muy fuerte ”.
Una visión más social
Kateryna Palanska, procedente de Kiev, dejó bien clara su
intención desde el principio de su intervención: “Soy ucraniana, apoyo a mi
pueblo pero no a esta guerra que está siendo utilizada y que ha respondido con un Gobierno que no está llevando a cabo ninguno de los cambios que el
pueblo pidió”. De esta manera, Palanska hizo un breve recorrido por el
movimiento de protesta que se gestó en la Revolución Naranja y que estalló con
el Maidán. Su visión del conflicto es pesimista: Ucrania estaba y seguirá estancada
a este ritmo. “Las ciudades han quedado derruidas, la gente emigra, las
potencias siguen enfrentándose en este territorio por sus propios intereses y beneficiándose de la vulnerabilidad de regiones como esta". En palabras de
Palanska, lo que necesita Ucrania es un cambio de sistema, la caída de las
oligarquías y una reforma social e institucional.
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