La última jornada del Curso de Verano retomaba el debate
que ayer quedó abierto con el que se volvían a examinar las
causas, las consecuencias, las responsabilidades y la posibles respuestas a la
crisis de Ucrania así como a analizar los “liderazgos” de la Unión Europea y
Rusia en el nuevo panorama mundial.
El profesor e investigador, Nicolás de Pedro, ha abierto esta
última jornada con la ponencia: ‘La UE como actor global en el siglo XXI’. La
pregunta que se planteaba era: ¿Qué papel juega la Unión Europea en el actual orden
mundial?. De Pedro ha respondido a la misma partiendo de percepciones más que
de teorías: “Yo siempre defiendo el análisis en base a las percepciones, el
trabajo de campo y las opiniones sobre el terreno”. En este sentido, De Pedro
desvelaba las grandes diferencias que existen entre la positiva percepción que
de sí misma tiene la Unión Europea y la
negativa de Rusia.
Por su parte, la
indiferencia de terceros países sigue eludiendo a la UE en sus agendas y
cálculos estratégicos. El profesor ilustraba esta última cuestión con la
realidad de países como India, donde aún se sigue entendiendo Europa como
Francia, Alemania, Gran Bretaña, etc. Según De Pedro, la idea global de una
unión en Europa sólo se entiende en estos territorios en términos comerciales e
incluso humanitarios: “para muchos países la Unión Europea es solo un ONG
gigantesca”. Y es la propia Unión Europea la responsable de esta
percepción. Según el ponente, "Europa es un proceso hacia dentro" que se ha ido
diseñando dentro de sus fronteras pero cuya política exterior es muy limitada.
La dicotomía entre los países miembros que apoyan una mayor integración y los
que mantienen una idea más soberanista ha frenado gran parte de las propuestas en política exterior: “En la UE no hay una política exterior bien
definida, hay 28 políticas exteriores”. No obstante, De Pedro ha adelantado que
cada vez tienen más peso las instituciones dedicadas a seguridad y política
exterior. Además, en los últimos años la Unión Europea ha ido adoptando medidas
comunes como la Política Europea de la Vecindad a
la que subyace la idea de armonizar los ideales europeos en los países vecinos.
“Sin embargo, ya no solo se habla de países de vecinos, también de habla de los
vecinos de los vecinos entre los que destacan los países de Asia Central”,
explicaba Nicolás de Pedro. El problema llega cuando Rusia entiende los intereses de Europa en estos
países como una amenaza de la UE que trata de
extrapolar este poder blando, es decir, su capacidad de atracción con el
señuelo del deseado Estado de Bienestar.
El desequilibrio como orden
La última ponencia del Curso de Verano llegaba con las
explicaciones del doctor en Historia Francisco Veiga que aportó a las jornadas un
nuevo punto de vista temporal. De esta manera, el profesor y experto en Europa Oriental, ubicó en el
tiempo y en el espacio los acontecimientos que han favorecido el actual Orden
Mundial basado en el “desequilibrio como orden”. Para entender lo que está
ocurriendo en la actualidad, Veiga ha querido remontarse a 1990 apoyándose en
una atenta selección de fotografías que ilustraban los momentos más destacados
de la historia actual.
Los primeros años de
la década, comenzaba el ponente, fueron los de la Post Guerra Fría en la que
Bush padre intentó imponer lo que llamaban el New World Order (NWO). Un Nuevo
Orden Mundial que, según Veiga, se jugaba en Europa del Este, en la zona
post-soviética. Continuando la estructura cronológica de su intervención,
llegaba al periodo comprendido entre 1996 y el año 2000 en el que se expandía
la idea de globalización: el capital, las comunicaciones y los transportes
cruzaban fronteras en un clima de cierta felicidad en la que, sin embargo, no todos
eran felices. Rusia, que durante los años noventa se adolecía de una situación
complicada, estalló con Kosovo. En su paseo por la historia más actual, Veiga
llegaba hasta el 11 de septiembre de 2001, fecha en la que todas las potencias
se unían para combatir al terrorismo islámico: “durante esta época se invirtió
mucho dinero en defensa y hubo mucha especulación en torno al petróleo, lo que
acabó recalentando la economía”. Así se llegó a 2008, el año de la Subprime, de
la quiebra de Lehman Brothers y, por ende, del inicio de la crisis mundial. El
NWO de los noventa fracasaba y el equilibrio se desordenaba hasta hoy.
“¿En qué punto estamos ahora?”, se preguntaba Veiga. “No hemos dado un salto al nuevo paradigma…quizá lo estemos dando ahora”. Sus argumentos sobre el nuevo “desequilibrio del orden” pasaban por la preponderancia del ideal cultural de Occidente que, según el ponente, seguía fundamentando el sistema económico imperante al que ni China ni Rusia presentarían alternativa. “Es difícil suponer grandes cambios, pero si se firma el TTIP (entre la UE y Estados Unidos) podría caer el modelo de las clases medias”, y se acusaría la importancia de una frontera que salvaguardaría a Occidente de un entorno hostil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario