miércoles, 28 de junio de 2023

¿Economías de plataforma? Alternativas desde el cooperativismo.

Jornada final, sobre la formación acerca de las economías sociales y solidarias, con la ponencia "Retos actuales de la Economía Social y Solidaria y el cooperativismo. Reflexionando sobre sus límites y potencialidades". Han intervenidoRaquel Alquézar Crusellas –Profesora de Antropología. Departamento de Historia e Historia del Arte en la Universitat de Girona–, y Raúl Rodríguez Díaz, junto a David Idestop, –Som Ecologística, iniciativa de cooperativismo de plataforma–.


Alquézar, ha partido del planteamiento de una dualidad y es que, “según algunos autores la crisis del 2008 forma parte de un nuevo ciclo del capitalismo, pero otros consideraban que era un punto de inflexión para nuevas crear estructuras”. Frente a esta coyuntura económica, “los gobiernos actuaron desde el lugar de la austeridad”. En esta época surge una nueva conciencia de las implicaciones en el consumo que tendría el futuro de Internet. Para ello “el capital se reorientó a las grandes inversiones tecnológicas”. Entre las consecuencias de esta deriva encontramos, entre otras, la deslocalización de las entidades bancarias o las plataformas para compras masivas, sin la necesidad de un establecimiento físico.

“La pandemia logró potenciar este tipo de economía”, continuaba Alquézar. “La financiación pública y privada jugó su potencial en torno a esta clase de proyectos empresariales”. La nueva forma de economía, se denominó de plataforma, algo que atrajo una renovada lógica de maximización, –presente de forma tradicional en el capitalismo–, de los beneficios gracias al salto de escala. Generar “una buena herramienta tecnológica supone lograr el monopolio en todo el globo”.

El reto de la economía social y solidaria es “generar una alternativa ante ese gigante”. El estado de bienestar se pone en tela de juicio con la llamada economía digital o de plataforma, porque se pasa de un sistema de asalariados al de autónomos, lo que permite grandes ahorros en la contratación del personal. Ese ahorro, “va destinado hacia elaborar mejores herramientas tecnológicas que se traducen en más beneficios”. Hay que entender que estas dinámicas, “transforman no sólo el tejido productivo, sino también la esfera del trabajo, del consumo y del sector público”.

Esta reciente dimensión “cambia los gestores, por algoritmos”. Algo que impone una emergente racionalidad en el trabajo que se termina por convertir en “una nueva explotación”. Estas economías, además, han traído consigo la figura de los “falsos autónomos”, pero también conllevaron una incipiente lucha con respecto a las condiciones de trabajo.

En el caso de Cataluña, se llegó a crear un sindicato específico de riders. Riders X Derechos, logra ir expandiendo su acción por el territorio nacional, lo que derivó en la Ley Rider, de 12 de mayo de 2021. A pesar de los esfuerzos por seguir legislando en este ámbito, según Alquézar “llegamos tarde”.

Este cúmulo de acontecimientos ha devenido en la creación de cooperativas de plataforma, en pro de un trabajo más digno. Pero dentro de esta nueva organización del trabajo, ha sido necesaria la inversión en herramientas tecnológicas para poder pelear con las grandes corporaciones. Esto ha conllevado la generación de software de código abierto, la gobernanza compartida y la intercooperación.

Uno de los retos a los que se enfrentan las cooperativas es la pelea frente a la economía maximizadora de las grandes plataformas. En el caso particular de Mensakas –cooperativa de riders ubicada en Cataluña–, se creó una alianza con CoopCycle, una organización especializada en el desarrollo de tecnología para asociaciones de riders. La labor de CoopCycle ha logrado un gran impacto internacional.

Som Ecologística es una red cooperativa de ciclologística, que trabaja para favorecer un sistema de distribución de mercancías, socialmente justo y respetuoso con el medioambiente.

La intersección entre la logística y las bicicletas destinadas a la carga de mercancías, pretende ser una alternativa sostenible a la existencia de una flota de vehículos de combustible en el reparto de trayectos cortos. Todo ello persigue una “democratización del espacio público”.


Para finalizar, ha tenido lugar la mesa redonda, “Experiencias desde el cooperativismo y la economía social y solidaria”. Ha moderado Jesús Sanz Abad, –Profesor del Departamento de Antropología Social y Psicología Social. Universidad Complutense de Madrid–, con la participación de Salvador Bolance Dugo, –Socio fundador de la cooperativa de Metalurgia Mol-Matric (Badalona, Barcelona)–, José María García Bresó, –Coordinador de Traperos de Emaús (Navarra)–, y Manuel Romera Rodríguez, –Socio fundador de la cooperativa de artes gráficas Gramagraf Coop (Badalona, Barcelona)–.

Tres testimonios, han dado cuenta de organizaciones alternativas en las que la cooperación y la solidaridad entre sus integrantes han logrado poner en marcha proyectos o iniciativas viables.

Jesús Sanz Abad, ha comenzado destacando “la fuerza de los trabajadores en el comienzo de la Transición”. En su caso, los problemas con el empresario al frente de la factoría metalúrgica en la que trabajaba de forma asalariada, a comienzos de los años 80, derivaron en la creación de una cooperativa, en el año 1982 –Mol-Matric–, por parte de los empleados. En este proyecto la adopción decidida de una horizontalidad entre sus integrantes, permitió mantener la fortaleza de los trabajadores.

Por su parte Traperos de Emaús se ha destacado como “un espacio humano”, en el que se “comparten algunas convicciones” entre todos sus componentes. Es una iniciativa “socialmente útil y solidaria como actitud política”. Entre sus miembros se encuentran diversidad de actores, que han atravesado distintos tipos de problemas. Una de sus principales tareas es “dignificar la vida”, desvinculados en buena parte de las subvenciones públicas, con un gran volumen de contratos indefinidos.

García Bresó, ha destacado que Traperos de Emaús toma consciencia de que el ser humano es, simplemente, “parte de la naturaleza”. No se han considerado “un proyecto, sino un proceso”. Comenzó como una movilización colectiva en la Pamplona de los años 70, que tuvo como finalidad apoyar la construcción de viviendas para minorías étnicas. En la década de los 80, en Pamplona, se dieron los primeros proyectos de recogida selectiva en España, fue ahí cuando se pasó "de la recogida como un simple sustento económico, a una concepción ecológica del asunto". Como forma de organización se adscribe a la participación directa entre las personas que la componen.

Otro ejemplo cooperativista, es el caso de Gramagraf, similar al de Mol-Matric. Tras una mala gestión empresarial originada en 1983. Para defender los empleos, tras diversas luchas, surgió la creación de la cooperativa. Con lo que se adeudaba a los trabajadores, se decidió embargar la maquinaria. Estos medios de producción, fueron posteriormente adjudicados en subasta pública.

Todos estos proyectos, no han estado exentos de diversos problemas en torno a sus formas de organización y estructura social. Pero se han sostenido en el tiempo como ejemplo de iniciativas sostenibles que buscan unas prácticas más justas y éticas.

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