Rusia: de las esperanzas de democratización al autoritarismo
Tercera jornada del curso que
evalúa la situación de las democracias occidentales. Para abrir la sesión,
parada en el caso ruso. “Rusia: de las esperanzas de democratización al
autoritarismo”, ha sido el título de la ponencia guiada por Jesús de Andrés
Sanz, –Profesor de Ciencia Política y Vicerrector de Centros Asociados de la
Uned–. Para el profesor, “en sentido
estricto la URSS desapareció por una crisis de gobernabilidad”. La falta de legitimidad
y la eficacia fueron dos factores que contribuyeron a la caída del bloque
soviético, bajo su percepción.
En cuanto a la ineficacia,
identifica cuatro categorías:
- Económica. La más evidente, para él, ya que se trataba de un sistema de planificación económica. Basada en el hecho de ser absolutamente racional. “Una racionalidad excesiva puede conducir a la irracionalidad”, sostenía.
- Social. “Ciertas élites tenían una serie de prebendas con respecto al resto de la población”, afirmó Sanz.
- Política. Sistema de partido único. Estructura dual: las instituciones del estado y las del propio partido.
- Militar. Enorme gasto público para el ejército, “inversión propia de un estado en guerra”, apostilló.
“El sistema se mantuvo en pie por
sus propias circunstancias históricas”, suscribía Jesús de Andrés Sanz. En
continuidad con su análisis, ya en los años 80, surgen dos bloques en la
concepción del poder, el conservador y el bloque reformista –aunque esta
facción buscó perpetuar sus intereses–. Con Gorbachov comenzaron dos
impulsos de transformación: la perestroika y el glásnost. En este momento la
élite empieza a fracturarse entre conservadores y radicales, ubicado en estos
últimos se encontraba Boris Yeltsin.
La aceleración de la perestroika trajo una modificación constitucional que se tradujo en la presentación de varios candidatos al Congreso de Diputados del Pueblo de la Unión Soviética en las elecciones de 1989. En 1990 Yeltsin es elegido Presidente del Sóviet Supremo. Con la reforma constitucional de 1990 el Partido Comunista pierde el monopolio del poder. En julio de 1990 Yeltsin abandona el Partido Comunista. En marzo de 1991 se celebra un referéndum para el mantenimiento de la URSS que pese a obtener un resultado favorable con respecto a su continuidad en lo efectivo marca la disolución de la unión tras el Tratado de Belavezha.
Con posterioridad, Yeltsin, gana
las elecciones de junio de 1991, lo que le dio una posición de ventaja respecto
a Gorbachov. Yeltsin, tras el golpe de Estado que tuvo lugar ese año, aparece
como el líder solvente que lo enfrenta. Ya en diciembre se forma la CEI y
Gorbachov se ve obligado a dimitir. En enero de 1992, con la URSS ya disuelta, surge
la necesidad de poner en marcha una reforma económica que generase la
existencia de un mercado. Aunque se van acometiendo algunas reformas, se
plantean problemas como la falta de una constitución estable y el modelo de
país, lo que deriva en la Crisis constitucional rusa de 1993. Yeltsin se impone,
bajo la intervención militar, y se aprueba una constitución con un fuerte
presidencialismo.
A finales de los 90, Rusia experimenta la crisis del rublo y Yeltsin persigue la búsqueda de un sustituto. Corrupción y guerras marcaron el periodo del primer presidente de la Rusia posterior a la URSS. Putin comienza a afianzarse en el año 2000 siendo percibido como un líder fuerte a colación, entre otras cosas, del conflicto con Chechenia. Empezó una reconstrucción económica y se impuso en la lucha con los oligarcas. Al principio de la década diversos atentados terroristas confirman a Putin como un líder duro que consigue recuperar Rusia. No obstante, de forma progresiva, acrecentó de manera ostensible su carácter autoritario. Mediante la iglesia ortodoxa ha revestido su liderazgo y se ha reprimido la libertad de opinión, amén de una reducción en la garantía de los derechos humanos. Bajo el sistema de Putin la democracia liberal queda percibida como una creación occidental.
Estas han sido algunas de las
pinceladas establecidas por el profesor Jesús de Andrés Sanz para analizar el
colapso de la URSS y la posterior deriva democrática en Rusia.
¿La caja de Pandora? Ucrania, conflicto político, polarización y guerra en Europa
Si la apertura de la jornada se
ha dedicado a estudiar el lado ruso, no podía dejarse de lado el análisis de la
situación en Ucrania. “¿La caja de Pandora? Ucrania, conflicto político,
polarización y guerra en Europa” ha sido el título de la conferencia a cargo
del profesor Rubén Ruiz Ramas –Profesor
de Ciencia Política en la UNED–, conocedor en profundidad del sistema político
ucraniano.
“La transición a la democracia
liberal fracasó en Ucrania”, ha afirmado Ruiz Ramas. En el análisis del
profesor el sistema del país es un régimen híbrido, caracterizado por un
neopatriomonialismo oligárquico y afectado por la inestabilidad política. También
ha estado servido el conflicto político y una polarización en torno a la
identidad nacional ucraniana. Además, Ucrania, se ha visto afectada por las
distintas intervenciones de Rusia.
En los estados neopatrimoniales
la institución del partido político se sustituye por la presencia de camarillas
de grupos financieros sectores industriales de relevancia. Si el rendimiento de
cuentas en las democracias liberales se defiende frente a la ciudadanía, en este
tipo de regímenes se hace frente a la élite político-económica y el electorado.
En casos como el de Ucrania, la constitución de partidos políticos está
capitaneada por oligarcas y los recursos para su financiación suelen ser de
carácter privado.
A través de diferentes estudios el profesor ha trasladado que el territorio ucraniano vinculado a la adscripción prorrusa, no era necesariamente secesionista, incluso por parte de algunos representantes del Partido de las Regiones. La estrategia de la opción regionalista ha sido buscar la soberanía en los espacios donde mantenían su hegemonía para, con posterioridad, reclamar el centro del tablero político.
Entre las conclusiones obtenidas
por Rubén Ruiz Ramas, el régimen híbrido al que está sometido Ucrania, "ha normalizado
la incertidumbre institucional, pero no el fracaso en alcanzar la certidumbre
en los resultados políticos". Además, "ha favorecido el fraude electoral o la
acusación de fraude". Tampoco ha estado entre los principios democráticos del
país, "la legitimidad del adversario", y, "se
ha procedido al uso de la fuerza o la amenaza de su uso". Todo ello conlleva
unos elevados costes de las crisis de inestabilidad.
Con esta ponencia concluye el curso, “¿El fin de una era? Crisis de la democracia, autoritarismo y guerra en Europa”, que ha traído desde diferentes disciplinas, afincadas en las ciencias sociales, el análisis de los rasgos que desestabilizan la solvencia de las democracias liberales y los nuevos retos geopolíticos que enfrenta el mundo, y más en concreto, la UE. Todo ello para vislumbrar aquellos desafíos –y las formas de abordarlos– que tendrán por delante los regímenes democráticos occidentales en los próximos años.
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