martes, 28 de junio de 2022

La desinformación y los retos de la UE: cuestionamiento del principio democrático.

Democracia, redes sociales y desinformación

Las informaciones falsas, como medio de injerencia en los sistemas de legitimidad democrática,  han centrado las reflexiones de la tercera sesión en la segunda jornada del primer curso de verano la UNED de Guadalajara. “Democracia, redes sociales y desinformación”, ha sido el título de la ponencia a cargo de Ignacio Torreblanca Payá –Profesor de Ciencia Política en la UNED–.

Las campañas de desinformación van orientadas a que la población, “sea incapaz de creer en algo”, según el profesor Torreblanca. Los problemas de regulación dentro de las redes sociales –que no fueron creadas para informar– en su adopción por la ciudadanía, como medios de comunicación al uso, han constituido una “vulnerabilidad para la democracia y una destrucción de la confianza y del espacio público”.

“La desinformación se define como información verificablemente falsa o engañosa que se crea, presenta y divulga con fines lucrativos o para engañar deliberadamente a la población, y que puede causar un perjuicio público”, explicaba el profesor en su intervención. Se trata de un intento deliberado de causar daño con fines lucrativos o políticos, con el consecuente “daño público contra los procesos democráticos”.

“Hemos perdido la alfabetización básica de los consumidores de información.”

Esta crisis en la credibilidad de la información lleva a la asunción de los “cinco grandes males” que afectan a la población: “confusión, cinismo, fragmentación, irresponsabilidad y apatía”. Son numerosos los mecanismos que afectan a la estabilidad democrática en conexión con las campañas de desinformación, desde las empresas dedicadas a la minería y el análisis de datos o los pequeños medios falsos con cierto impacto local que arrojan informaciones impactantes y sin contrastar. En todos los casos se busca influir de manera directa en la actitud de los votantes, sembrando la desconfianza y con una evidente manipulación de sus conductas democráticas.


“Es muy difícil hacer periodismo con poco dinero”, ha afirmado Payá. En ese sentido la falta de costumbre de la ciudadanía a la hora de pagar por el consumo de información ha afectado a la salud del periodismo. “El periodista es un verificador”, mencionaba el profesor. “Hemos perdido la alfabetización básica de los consumidores de información”, apostillaba Ignacio Torreblanca.

La redefinición de la UE ante el nuevo (des)orden político global

Una mesa redonda ha cerrado el orden de intervenciones sobre el curso que analiza la crisis de las democracias occidentales. “La redefinición de la UE ante el nuevo (des)orden político global” ha sido el título de este debate a cargo de Ruth Ferrero, –Profesora de Ciencia Política Universidad Complutense de Madrid–, Gisela Hernández, –Investigadora en el Centro Superior de Investigaciones Científicas, CSIC–, y Belén Becerril –Profesora de Derecho de la UE en la Universidad CEU-San Pablo–.

“La Unión Europea no tiene naturaleza, tiene historia”, ha afirmado Becerril, parafraseando a Ortega. En su opinión Europa ha perdido peso relativo en la parcela económica frente al panorama global. Según la profesora, la institución de la UE es un marco más para controlar la interdependencia. Además, el organismo se basa en unos valores compartidos. “Existe una brecha entre expectativas y capacidades”, ha continuado la docente. “Necesitamos fortalecer la dimensión supranacional de la Unión”, apuntaba. Continuando con su explicación, el Brexit ha cuestionado las actitudes secesionistas de otros países “reticentes” a permanecer en la Unión. "El consenso europeísta ha comenzado a quebrarse", proseguía. Bajo su prisma España sigue necesitando la ayuda de la Unión. La existencia de mayorías cualificadas y la flexibilidad son también elementos diferenciales en los valores de integración la Unión.

Para Hernández las expectativas del Reino Unido, “no se han cumplido y es el gran perjudicado de su proceso de escisión de la UE”. Según la investigadora “estamos viviendo una crisis de la democracia liberal”, orientada al nacimiento de sistemas autoritarios, que tiene sus versiones europeas en Polonia y Hungría. Además la guerra en Ucrania ha puesto en valor la quiebra entre el “eje” Varsovia-Budapest, debido a las discrepancias de estos dos países en su posición con respecto a Rusia.

En palabras de Ruth Ferrero, “hay que considerar qué naturaleza queremos que tenga la Unión Europea”.  Para ello es importante considerar cuáles son los procesos de integración en la construcción de los países que dan forma al proyecto. Por lo que ha hecho hincapié en cómo algunos partidos legitimados de algunas democracias europeas –aparte de los que constituyen el espacio político en Hungría y Polonia– cuestionan las conquistas adquiridas en la evolución del desarrollo de la Unión Europea. Para Ferrero la relevancia geopolítica mundial se ha visto afectada durante las últimas décadas.

En conclusión, son múltiples los desafíos de la Unión Europea en el progreso de la construcción de unidad y no son pocos los factores de desestabilización que ponen en tela de juicio los estados democráticos de derecho de sus países integrantes y, por ende, la naturaleza de esta forma de alianza internacional establecida en el Viejo Continente.

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