Con la ponencia "A hombros de gigantes: recepción, pervivencia o tradición clásica en el arte occidental", de la Profesora de Historia del Arte de la UNED Pilar Diez del Corral Corredoira, comienza el segundo Curso de Verano de esta 36ª edición titulado "La segunda vida del arte clásico: pervivencias, cambios y renacimientos", que pretende abordar la pervivencia o transformación de los modelos clásicos en el arte occidental. El curso está dirigido por la propia Pilar Diez del Corral y coordinado por David Ojeda Nogales, a propuesta del Departamento de Historia del Arte.
"Hablar de la tradición clásica en el arte es hablar del arte occidental, porque son sus raíces, el germen de nuestras manifestaciones artísticas y culturales, dentro del Humanismo. Por eso es esencial conocerlo", comenzó la ponente. Esta idea de hilo conductor no es lineal ni una herencia homogénea. Va del amor al odio, la reinterpretación política, la reinvención, etc.
Comienza explicando lo que se entiende por la tradición clásica, que implica un principio de continuidad de formas, motivos, o ideas que se mantienen consciente e inconsciente. Un ejemplo claro es el Renacimiento. Pero la tradición no es una simple copia sino que el artista debe decidir después de estudiar. Por su parte, la pervivencia es un retorno discontinuo donde aparecen y desaparecen cosas, en una supervivencia parcial y fragmentada, esquemas compositivos, símbolos, retazos transformados. Por ejemplo el brazo levantado es una pervivencia formal que sobrevive del Imperio Romano a la época medieval, aunque no significa lo mismo. Por último, la recepción pone el foco en quién lo recibe, los humanistas convierten lo clásico en un signo abierto, un palimpsesto que se va cubriendo de capas.
En el siglo XVIII, el descubrimiento de Pompeya pone de moda el estudio de lo clásico. Filólogos y arqueólogos del siglo XIX surgen después con ramas que, por un lado, defienden la esencia de la tradición clásica y, por otro, el replanteamiento del Renacimiento. Díez repasa los historiadores e investigadores que realizan a lo largo de siglo XX estudios sobre el renacimiento del mundo clásico.
Por periodos, la Edad Media supone la caída abrupta del Imperio Romano y del arte clásico, como una edad oscuro. Sin embargo, numerosos estudios reconocen que también existe una transmisión y resignificación de los modelos clásicos. Los dioses paganos, por ejemplo, mutaron y se reinterpretaron en símbolos en el mundo cristiano como en la astronomía, caballeros y princesas, etc. La idea de la "renovación" del Imperio Romano supone la idea de unidad, como en el imperio Carolingio de Carlomagno, en el siglo IX, que trata de vincularse con la figura de emperadores como Justiniano. La capilla palatina de Aquisgran es un reflejo arquitectónico con respecto a la de Justiniano, trayendo de Roma, columnas y mármoles. Otro ejemplo es la "Renovatio" del Siglo XII, cuando se traducen libros del latín y comienzan a fundar las universidades. La expoliación o reconstrucción utilizando elementos romanos en basílicas cristianas es otro ejemplo; son símbolos de respeto por el pasado y de conservación del patrimonio. Se destruyeron muchas cosas pero no todas. Un ejemplo es la capilla palatina de Palermo, del siglo XII.
El Renacimiento es considerado el gran punto de inflexión en la historia del arte, el redescubrimiento, apropiación y reinvención de la antigüedad clásica. Su núcleo es la Florencia del Siglo XV. Poetas que recuperan textos antiguos y que se reeditan como modelo ético y estilístico superiores a los medievales. Ovidio, Virgilio y Platón se leen como recursos para entender el presente. En el ámbito visual, se intenta recrear la arquitectura romana o en la vuelta del desnudo heroico en la escultura, recreando modelos perdidos. En la pintura, reaparece el arte lineal, la perspectiva y la representación de la naturaleza. Además, la tradición clásica supone una apropiación política, símbolos renacentistas que rememoran héroes y emperadores romanos. "El Renacimiento reinterpreta lo clásico como un modelo muy flexible", finaliza.
"La tradición clásica es un proceso vivo y cambiante, tenemos que aprender a admirarla y reconocerla", finaliza la profesora Díez del Corral.
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