Aún con la sensación de haber sido
testigos pocas horas antes de una portentosa lección de prosa poética a cargo
de Camilo Cela Conde y Jorge Trulock, arrancó la segunda sesión del Curso de
Verano dedicado a Camilo José Cela, que en esta ocasión se extendería a lo
largo de una maratoniana jornada en la que se descubrieron las facetas menos
conocidas del Nobel y se abordaría de una manera más profunda el origen y
desarrollo de Viaje a la Alcarria. A ese empeño se ocuparían durante la sesión
matutina dos estudiosos y biógrafos de Cela: Francisco García Marquina y Tomás
García Yebra.
![]() |
El curso ha despertado el interés del público. |
Entrañable fue la intervención de
Marquina, ante todo amigo, después estudioso y biógrafo de Camilo José Cela, un
hombre, del que dijo, unió su nombre al de Guadalajara el día mismo en el que
decidió emprender su particular viaje a la Alcarria tal día como el 6 de
junio de 1946. Una tierra en la que, aún sin saberlo, pero que confesaría más
tarde, pasaría los años más felices de su vida, porque fue precisamente aquí
donde se sucedieron algunos de los hitos más importantes de su experiencia
vital: la concesión del Nobel, la boda con la que sería la mujer de su vida,
Marina Castaño, el otorgamiento del título de marqués de Iria Flavia o la
celebración de su 80º cumpleaños.
Fue su necesidad de huir de lo
cotidiano y de su ilusión por conocer cosas nuevas las que empujaron al
escritor a iniciar este viaje; un viaje con el que salvaría su dificultad por
encontrar temas sobre los que escribir, el camino ya le ofrecería los
argumentos necesarios; y satisfacer su necesidad de protagonismo. La elección
del lugar fue más bien cosa del azar, o quizá se avenga a razones más propias
de la necesidad de alimentación y la economía de gastos. Sea como fuere, Cela emprende
un viaje que le llevaría a escribir, posiblemente, su mejor libro y permitiría su
consagración como escritor del siglo XX.
La literatura de viajes, dijo
García Marquina, permitió a Cela crear obras en las que el lector podía conocer
los valores antropológicos y etnográficos de una España desparecida. A
diferencia de la generación del 98, Cela si recorrería los terrenos y caminos
por los que discurrió, extrayendo de ellos lo verdaderamente importante;
escribiendo sobre ellos y sus gentes de una manera romántica; creando descripciones
sensoriales al tiempo que practica la economía expresiva; haciendo, en
definitiva, un difícil ejercicio de escribir con sencillez.
Adulaciones y reproches
Tras García Marquina, fue momento
para profundizar en una de las facetas menos conocidas de Cela, aunque no por
ello dignas de estudio y espacio en este Curso de Verano: la literatura
epistolar. De desgranar la riqueza literaria adherida a la correspondencia del
autor se encargaría el periodista y biógrafo Tomás García Yebra, quien realizó
una brillante exposición sobre los rasgos que la definen: espontaneidad, ritmo,
sencillez, ironía, elegancia… y que ejemplificó con una serie de lecturas que
no hicieron más que escenificar la genialidad de Cela como remitente. A este
género se le atribuyen, como poco, más de 90.000 cartas que se encuentran
celosamente custodiadas en el archivo de su Fundación.
![]() |
García Yebra durante su ponencia en torno a la literatura espistolar. |
Tras los pasos de Camilo José Cela
Como antesala a la mesa redonda
que se desarrollaría durante la sesión vespertina en el castillo de Torija en
torno a su libro estrella, los asistentes revivieron con la lectura de algunos
extractos de Viaje a la Alcarria, en la voz de Enrique G. Jordá, el recorrido
que Cela realizaría desde Guadalajara hasta Torija, pueblo que se vanagloria de
ser el único que acoge un museo dedicado a un libro.
Situado en la Torre del Homenaje de la fortificación, éste alberga a lo largo de tres plantas una colección de recuerdos personales que el escritor utilizó en su recorrido, entre los que destaca el facsímil de sus cuadernos de notas, así como otros tantos objetos cedidos por los lugareños y fotografías que ilustran el paso de Cela por la comarca.
![]() |
Lectura de Enrique G. Jordá en el lavadero de Torija. Foto: Raquel Triguero |
![]() |
Leyenda que recuerda el paso de Cela por Torija. Foto: Raquel Triguero |
Situado en la Torre del Homenaje de la fortificación, éste alberga a lo largo de tres plantas una colección de recuerdos personales que el escritor utilizó en su recorrido, entre los que destaca el facsímil de sus cuadernos de notas, así como otros tantos objetos cedidos por los lugareños y fotografías que ilustran el paso de Cela por la comarca.
![]() |
Los participantes en el curso tuvieron oportunidad de conocer el Museo de Viaje a la Alcarria. Foto: Raquel Triguero |
![]() |
Fotografía del Nobel durante su visita a la Alcarria. Foto: Raquel Triguero |
![]() |
Pasaje del libro Viaje a la Alcarria que ambienta el recorrido del visitante. Foto: Raquel Triguero |
El cronista provincial Antonio Herrera Casado abordaría su intervención desde un punto de vista novedoso como es el patrimonio artístico e histórico. Según Herrera Casado, a lo largo de los 18 lugares que visita, Cela se topará con 136 edificios o espacios urbanos, aunque solo mencionará en el libro 27; cifra que da cuenta del escaso interés del escritor por describir el patrimonio con el que se encuentra, y con el que lo hace, lo hará de manera superficial y, en ocasiones, con inexactitud. Su interés se centraría más en ahondar en el paisaje y paisanaje con los que se toparía en su camino.
![]() |
La mesa redonda despertó el interés de los vecinos deTorija. Foto: Raquel Triguero |
![]() |
Imagen de los ponentes que participaron en la mesa redonda. Foto: Raquel Triguero |
No hay comentarios:
Publicar un comentario